Romper la izquierda de nuevo
La convulsi¨®n en el espacio que ocupan el PSOE y Unidas Podemos puede alimentar la insatisfacci¨®n y el enojo de los votantes, abriendo una ventana de oportunidad para la entrada de nuevas formaciones
El escenario pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs sigue convulso y en constante cambio. Durante el ¨²ltimo a?o y medio, la tormenta pol¨ªtica se hab¨ªa situado en el espacio de la derecha con la irrupci¨®n de Vox y el ascenso de Ciudadanos. En esta ocasi¨®n, la izquierda se hab¨ªa mantenido resguardada de las turbulencias, entrando en una fase de asentamiento y estabilidad. No obstante, el reciente deterioro de las relaciones entre el PSOE y Unidas Podemos puede acabar propiciando que la tormenta pol¨ªtica se desplace de nuevo hacia la izquierda.
Tras unos a?os convulsos, el espacio de la izquierda empez¨® a entrar poco a poco en una fase de consolidaci¨®n. El primer paso fue la derrota de la corriente de ??igo Errej¨®n en el congreso de Vistalegre II. Entonces, la militancia desech¨® la opci¨®n errejonista de orientar la estrategia del partido a atraer el voto de ¡°los que faltan¡±, un electorado de centro-izquierda, de la ¨®rbita socialista. Podemos enterr¨® definitivamente su discurso inicial de corte populista y opt¨® por consolidar su apuesta de presentarse como un partido inequ¨ªvocamente de izquierdas. As¨ª, pues, Podemos eligi¨® una estrategia defensiva de afianzar el espacio electoral conseguido hasta ese momento, aunque eso implicara la renuncia a conseguir nuevas adhesiones de otras procedencias ideol¨®gicas.
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El repliegue de Podemos hacia la izquierda coincid¨ªa con un momento en el que el centro de gravedad del PSOE estaba virando hacia la derecha, alej¨¢ndose de lo que hab¨ªa sido, de siempre, su espacio natural. Desde el pol¨¦mico comit¨¦ federal de octubre de 2016, que propici¨® la abstenci¨®n a la investidura de Mariano Rajoy, la imagen del PSOE entre la opini¨®n p¨²blica hab¨ªa tomado una direcci¨®n tan ins¨®lita como preocupante para sus intereses electorales. Las encuestas mostraban c¨®mo el PSOE se alejaba de sus bases tradicionales. Seg¨²n el CIS, el entonces presidente de la gestora socialista, Javier Fern¨¢ndez, ya era mejor valorado entre la derecha que entre la izquierda.
Las encuestas mostraban, pues, claros indicios de la desorientaci¨®n del PSOE tras la instauraci¨®n de la gestora. Sin embargo, el escenario pol¨ªtico cambi¨® radicalmente con el regreso de Pedro S¨¢nchez tras las primarias de 2017. Su victoria permiti¨® al PSOE dejar atr¨¢s los fantasmas del pasado. S¨¢nchez hab¨ªa vuelto a la secretar¨ªa general con el pedigr¨ª del ¡°no es no¡± e imponi¨¦ndose a la pr¨¢ctica totalidad de las ¨¦lites del viejo PSOE. En esas condiciones, Podemos no tuvo m¨¢s remedio que desechar uno de los relatos que hab¨ªa utilizado desde sus inicios: que el PSOE no era, en lo sustancial, distinto del PP.
A partir de ese momento, el espacio de la izquierda entr¨® en una fase de asentamiento, con el dominio incontestable del PSOE. Esa fase de estabilidad permiti¨® el inicio de un periodo de cooperaci¨®n entre Unidas Podemos y el Partido Socialista. Aunque el relato dominante hoy es que Podemos y PSOE est¨¢n condenados a no entenderse, los hechos hasta hace muy pocos meses mostraban m¨¢s bien lo contrario. Durante 2018 y 2019 ambas formaciones fueron capaces de cooperar sin excesivas dificultades para presentar con ¨¦xito una moci¨®n de censura y para redactar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
La estrategia del PSOE de volver nuevamente a las urnas es altamente arriesgada y cortoplacista
Es por esta circunstancia que hab¨ªa motivos para creer que los resultados de las elecciones generales de abril permitir¨ªan una investidura relativamente sencilla. Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta. Inesperadamente, la inestabilidad pol¨ªtica durante estos ¨²ltimos meses no ha provenido de las demandas inasumibles de los nacionalistas catalanes, sino de las relaciones entre los dos partidos de la izquierda, los cuales hab¨ªan sido capaces de cooperar durante el ¨²ltimo a?o.
Las mayor¨ªa de las encuestas muestran a un PSOE en tendencia ascendente y a Unidas Podemos en serias dificultades. Los indicios que tenemos en estos momentos indican que unas eventuales nuevas elecciones quiz¨¢s podr¨ªan permitir al PSOE arrinconar a¨²n m¨¢s a su principal rival en la izquierda. As¨ª, parecer¨ªa que un c¨¢lculo estrictamente de tipo electoralista nos llevar¨ªa a concluir que lo m¨¢s conveniente para el Partido Socialista es llevar a los espa?oles a las urnas de nuevo.
Sin embargo, se trata de una estrategia altamente arriesgada y cortoplacista, pues no toma en consideraci¨®n algo fundamental en la pol¨ªtica de nuestros tiempos: la posibilidad de que nuevas formaciones irrumpan en escena. La llegada de nuevos partidos ya ha ocurrido en el pasado y nadie deber¨ªa descartar que vuelva a producirse en el futuro. La convulsi¨®n pol¨ªtica de los ¨²ltimos meses en el espacio de la izquierda puede alimentar la insatisfacci¨®n y el enojo de los votantes, abriendo una ventana de oportunidad para la entrada de nuevas formaciones pol¨ªticas.
Con M¨¢s Madrid, Errej¨®n parti¨® en dos el electorado de Iglesias y atrajo a casi uno de cada diez votantes socialistas
La estrategia de confrontaci¨®n de los ¨²ltimos meses conlleva el riesgo de una nueva ruptura del espacio de la izquierda y la irrupci¨®n de nuevos partidos, algunos de ellos potencialmente da?inos para los intereses electorales del PSOE. Un ejemplo. En las pasadas elecciones auton¨®micas, la plataforma M¨¢s Madrid de Errej¨®n no solo logr¨® partir en dos el electorado de Unidas Podemos, sino que tambi¨¦n atrajo a casi uno de cada diez votantes socialistas. Y en las elecciones locales, el M¨¢s Madrid de Manuela Carmena fue incluso m¨¢s exitoso, arrebatando un tercio del electorado del PSOE en las elecciones generales de abril.
Es aventurado anticipar qu¨¦ suceder¨ªa si proyectos como el de Errej¨®n dieran un salto a la pol¨ªtica nacional, pero una m¨ªnima dosis de aversi¨®n al riesgo aconsejar¨ªa al PSOE a hacer lo posible para evitar comprobarlo. La izquierda se encontraba en una fase de estabilidad con electorados cada vez m¨¢s asentados. La posici¨®n de S¨¢nchez era c¨®moda y de dominaci¨®n, un logro encomiable teniendo en cuenta que pocos a?os atr¨¢s el partido viv¨ªa bajo la sombra del sorpasso de Podemos.
Obviamente, el PSOE no se encuentra en su escenario ideal. En muchos aspectos, Podemos puede resultar un socio inc¨®modo, especialmente dentro del Gobierno, pues podr¨ªa ponerle en aprietos en materias tan relevantes como la crisis catalana. Aun con ello, los costes derivados de una eventual ruptura del espacio de la izquierda deber¨ªan llevar a los socialistas a ser m¨¢s prudentes e intentar bajar el clima de tensi¨®n con Podemos.
En definitiva, resignarse a coexistir pac¨ªficamente con Unidas Podemos quiz¨¢s no sea tan mala idea. Al fin y al cabo, puede que los de Pablo Iglesias no sean unos rivales tan peligrosos como los que podr¨ªan llegar si la izquierda se rompe de nuevo.
Llu¨ªs Orriols Galve es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Carlos III de Madrid.
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