Amenazas existenciales
No hay nada tan peligroso como un gobernante que confunde su destino personal con el colectivo, y es capaz de convertir las amenazas existenciales que pesan sobre su cabeza en amenazas a la naci¨®n

En un mundo crecientemente peligroso, no basta cualquier amenaza para suscitar el miedo y la reacci¨®n defensiva. La amenaza debe ser existencial, es decir, dirigirse a la existencia del amenazado hasta constituir un peligro cierto de destrucci¨®n.
Para Benjamin Netanyahu, el pol¨ªtico m¨¢s longevo como primer ministro en la historia de Israel, la mayor amenaza para la existencia de su pa¨ªs es la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n y, especialmente su proyecto nuclear, con el que podr¨ªa llegar a desafiar la actual ventaja del Estado sionista en el equilibrio regional del terror. No es la ¨²nica, tal como ha intentado demostrar en la campa?a para las elecciones repetidas de este pasado martes, al a?adir a la exterior otra amenaza interior, cifrada en el peso electoral del 20% de la poblaci¨®n ¨¢rabe israel¨ª y en su capacidad para condicionar la futura mayor¨ªa de Gobierno.
A diferencia de anteriores elecciones, los partidos ¨¢rabes israel¨ªes han ido unidos a las urnas y bajo una sola candidatura. Ajenos al razonamiento habitual de los dirigentes palestinos, que suelen igualar y despreciar a todos los l¨ªderes sionistas, sean de derechas o de izquierda, partidarios de la anexi¨®n de los territorios o todav¨ªa favorables al Estado palestino, los ciudadanos ¨¢rabes israel¨ªes han acudido a votar fuertemente motivados por el objetivo de echar a Netanyahu.
En buena correspondencia, Netanyahu ha inflamado su fervor anti¨¢rabe en la campa?a electoral, tirando de las alarmas sobre su alta participaci¨®n, y lo que es m¨¢s significativo, siguiendo a partir de ahora con su alarmismo anti¨¢rabe para boicotear la formaci¨®n del Gobierno de unidad nacional que pudiera descabalgarle, dado que ya hay propuestas de incluir a su partido pero excluirle a ¨¦l. Su hilo argumental, muy similar al de su amigo Trump, deslegitima el voto de sus adversarios despu¨¦s de intentar desmovilizarlo en la campa?a y pone en duda los resultados electorales que le son desfavorables, sobre los que deja caer la sospecha de una manipulaci¨®n.
Si los votantes de Netanyahu se movilizan ante la amenaza existencial sobre Israel, la amenaza que ha movilizado a Netanyahu es su existencia como pol¨ªtico en ejercicio e incluso como ciudadano libre. Sabe que cuando deje de encabezar el gobierno, a falta de la imprescindible mayor¨ªa de 61 diputados, caer¨¢ sobre su cabeza el fiscal general con tres causas por corrupci¨®n que le amenazan existencialmente con el juicio y la c¨¢rcel.
Netanyahu ha perdido muchas bazas para seguir como primer ministro. Su partido se ha visto mermado en tres diputados y se ha recortado todav¨ªa m¨¢s su antigua mayor¨ªa parlamentaria. Le queda ahora el recurso de sembrar el caos entre sus rivales para evitar una mayor¨ªa alternativa de gobierno, fi¨¢ndolo todo al lanzamiento otra vez de la moneda al aire de unas terceras elecciones. No hay nada tan peligroso como un gobernante que confunde su destino personal con el colectivo, y es capaz de convertir las amenazas existenciales que pesan sobre su cabeza en amenazas a la naci¨®n.
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