Juegos er¨®ticos en pareja en los que entra alguien m¨¢s
Esta noche no estamos solos
El 70% de los usuarios de juguetes sexuales los usan en pareja. La panacea sexual que no consuela a nadie y beneficia a ambos.
Cada vez que hablo de juguetes sexuales pienso en ?lex Grijelmo. Al pobre le dar¨¢ much¨ªsimo apuro cuando sepa que empiezo un art¨ªculo sobre juguetes sexuales hablando de ¨¦l, pero pienso en Grijelmo porque el verano pasado le¨ª un art¨ªculo en el que el periodista y escritor propon¨ªa no llamar consolador a los masturbadores para mujeres. Lo amar¨¦ toda la vida por haber metido mano a eso. Si hubi¨¦ramos llamado gozadores a lo que hoy son dildos, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil meterlos en nuestra cama y tener algo m¨¢s claro lo que es la sexualidad femenina. Pocas cosas tan machistas, como se?ala Grijelmo, que tratar de darle al hombre la virtud de consolar por el simple hecho de ser hombres.
Tener gozador a solas no resulta tan complicado. Una vez superadas las reticencias, fruto de una educaci¨®n que cercenaba el placer femenino, cada vez nos atrevemos m¨¢s con los juguetes. Ocho de cada diez compradores de los artilugios er¨®ticos son mujeres, y seis de cada diez ya han sucumbido a ellos. La historia es convencer a nuestra pareja. Si es hombre, puede que la cosa se complique. Solo un 12% de los varones reconoce masturbarse acompa?ado de juguetes sexuales, frente al doble en mujeres que lo hace. Sin embargo, seg¨²n datos facilitados por la empresa LELO, el 70% de los usuarios de sus productos, los usan en pareja. As¨ª que, parece que lo que triunfa es compartir el momento.
Falos extra en nuestras camas, ?c¨®mo se gestiona eso? Me juran y perjuran que es lo m¨¢s habitual del mundo, pero yo siempre me encuentro a candidatos m¨¢s proclives a que seamos dos mujeres las que estemos con ¨¦l, en vez de que se busque un amigo y acudan ambos a mis s¨¢banas. Ser¨¢ mala suerte, no lo s¨¦. Pero, si no conseguimos candidatos... ?qu¨¦ tal si jugamos como si hubiera alguien m¨¢s con nosotros? Bienvenidos al maravilloso mundo de la jugueter¨ªa er¨®tica para dos. "Cuando vamos a elegir un juguete es preciso pararnos a pensar para qu¨¦ lo queremos, pues hay tantos y tan variados en el mercado que podemos encontrar un juguete ideal para cada momento". Mar¨ªa Ramos, psicosex¨®loga y responsable junto a su socia Laura de Toledo de Psicoasexoria, admite que se buscan m¨¢s juguetes vers¨¢tiles, que valgan un poco para todo. "Para sorprender a la pareja no es necesario elegir el ¨²ltimo modelo y m¨¢s caro, pues un simple aceite puede hacernos vivir la mejor de las experiencias sexuales si el entorno es el adecuado y, sobre todo, si hay deseo". Y los juguetes tambi¨¦n hay que desearlos.
Convenzamos a nuestros machos de que con esas manitas (y el aparatito) ser¨¢n los reyes del mambo.
"Llevaba fatal cuando sacaba aquel vibrador y quer¨ªa que le practicara sexo oral al tiempo que la masturbaba. Por la posici¨®n, era imposible que pudiera hac¨¦rselo yo, pero siempre pens¨¦ que con mis dedos era suficiente, ?A qu¨¦ ven¨ªa sacar una polla de pl¨¢stico?". Eduardo se siente intimidado por los artilugios que su mujer quiere usar. "Ataca su masculinidad o a su virilidad", explica Ignasi Puig Rodas, psic¨®logo y sex¨®logo, "el hombre tiene integrado que debe tener grandes competencias sexuales y eso implica que ellos solitos son capaces de hacerlo todo. El placer de sus parejas es su responsabilidad y si hay algo o alguien que pueda satisfacerlas (puede que hasta mejor) lo ven como una amenaza".
Por eso, para conseguir que pasen por el aro, no queda otra que hacer las presentaciones oportunas. "Esos juguetes tendr¨¢n que dejar de ser una amenaza. Si conseguimos que los vean como una herramienta que ellos mismos controlan para dar placer a su pareja, ya no se sienten amenazados. ?Hasta el famoso succionador de cl¨ªtoris puede ser un arma deliciosa para un hombre que quiere a su chica!", remata Puig Rodas. "Que te succionen el cl¨ªtoris mientras te penetran es una de las sensaciones m¨¢s fuertes que he tenido nunca. Ni dos minutos aguanto", corrobora Adela, compradora del aparato y con pareja.? "Comunicarse ya forma parte de ese juego llamado erotismo", remarca Laura de Toledo. "Tenemos la oportunidad de comunicarnos con nuestra pareja "eligiendo" lo que m¨¢s nos apetece probar, lo que fomenta conocerse mutuamente", completa su socia, Mar¨ªa Ramos.
Piensen por un momento en lo que m¨¢s les gusta en la cama. Con detalle, recre¨¢ndose. Pensando en por qu¨¦ les gusta que le hagan eso y c¨®mo hay que hacerlo para que les guste mucho. Ahora piensen que pueden tenerlo por partida doble. Si no con personas, al menos con artilugios.
?Se lo van a perder? ?En serio?
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