Liderazgos cesaristas
La ambici¨®n o el capricho personal del l¨ªder se imponen sobre los intereses objetivos de la organizaci¨®n o incluso del inter¨¦s general
Tras el nuevo fiasco, una y otra vez se suscita la misma pregunta: ?Por qu¨¦ son nuestros partidos capaces de pactar a escala local y auton¨®mica y, sin embargo, fracasan en la dimensi¨®n estatal? Supongo que hay varias respuestas posibles, desde la nueva pol¨ªtica de bloques hasta la competencia interna dentro de ellos. Trataremos de introducir otra explicaci¨®n, complementaria de las anteriores, en la que apenas nos fijamos. Muy escuetamente la formular¨ªa de la manera siguiente: el problema no es tanto de los partidos, que ya hemos visto que s¨ª son capaces de pactar, cuanto de sus l¨ªderes nacionales; o, mejor, de la nueva y peculiar relaci¨®n que se ha establecido entre unos y otros.
En los ¨²ltimos a?os se ha venido produciendo una transformaci¨®n silenciosa de la vida de los partidos derivada del cambio cualitativo que ha supuesto el acceso de sus l¨ªderes al poder a trav¨¦s de las primarias. La legitimaci¨®n de estos no deriva ya, pues, de la organizaci¨®n del partido, sino de su elecci¨®n plebiscitaria entre los militantes. Como hemos observado, esta nueva y poderosa fuente de legitimaci¨®n permite la disoluci¨®n f¨¢ctica de lo que podr¨ªamos calificar como los ¡°poderes intermedios¡± de los partidos ¡ªsu organizaci¨®n rectora, sus corrientes internas, sus barones territoriales¡ª y la entronizaci¨®n de un mando cesarista pr¨¢cticamente incuestionado. Lo vimos con el PSOE de S¨¢nchez, el Podemos de Iglesias y ahora con el PP de Casado. Cs es un caso especial porque naci¨® ya a partir de esta f¨®rmula de ¡°partido del l¨ªder¡±.
El liderazgo de los partidos sigue m¨¢s un modelo populista, el partido se encarna en la persona del l¨ªder, que otro propiamente ¡°liberal¡±, fundado sobre controles internos. El ejercicio del poder se verticaliza, se cimienta m¨¢s sobre el l¨ªder y su clique de asesores y adl¨¢teres, que definen de facto toda la pol¨ªtica del partido, que sobre sus ¨®rganos colectivos. Estos ¨²ltimos, previamente purgados de potenciales disidentes, raramente discrepan de la voluntad que emana de la c¨²spide. El resultado es as¨ª la abolici¨®n casi completa de la disidencia interna. Que yo sepa, nadie de dentro del PSOE ha cuestionado la decisi¨®n de ir a nuevas elecciones ¡ªrecordemos la que se mont¨® cuando se quiso favorecer la investidura de Rajoy¡ª; Iglesias, reafirmado con las preguntas a sus bases, solo ha encontrado alguna t¨ªmida oposici¨®n a su postura en determinadas confluencias; el disenso en Ciudadanos, el m¨¢s ruidoso, ha significado la salida forzosa del partido de los discrepantes; y en el PP, limpio ya de sorayistas, solo ha elevado su voz el ¨²nico que se lo puede permitir, N¨²?ez Feij¨®o, el ¨²ltimo de los barones territoriales que quedan en nuestros partidos del l¨ªder.
El resultado es que la ambici¨®n o el capricho personal del l¨ªder se imponen sobre los intereses objetivos de la organizaci¨®n o incluso del inter¨¦s general. En Espa?a ser¨ªa inimaginable, por ejemplo, el recurso a un presidente independiente para favorecer un Gobierno de coalici¨®n, como ha ocurrido dos veces en Italia con Conte. Libres de dictados o restricciones internas, ?por qu¨¦ iban a someterse a otras externas? Habr¨¢ que darle otra vuelta a esta hip¨®tesis, pero si tuviera sentido, el culpable ¨²ltimo del desaguisado no ser¨ªa ninguno de estos l¨ªderes en particular, sino esta transformaci¨®n silenciosa hacia el hiperliderazgo. Los hiperl¨ªderes siempre son incompatibles entre s¨ª. Solo puede mandar uno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.