Fin de la anomal¨ªa
El Supremo abre el camino para exhumar los restos de Franco del Valle de los Ca¨ªdos
Con el fallo por unanimidad del Tribunal Supremo, que permite al Gobierno exhumar los restos de Francisco Franco de la bas¨ªlica de Cuelgamuros para enterrarlos en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, se abre paso la posibilidad de terminar por fin con una anomal¨ªa incomprensible en una democracia: haber permitido durante m¨¢s de 40 a?os que un dictador permaneciera en el monumento que ¨¦l mismo concibi¨® para glorificar su r¨¦gimen. La propia historia de la construcci¨®n del Valle de los Ca¨ªdos est¨¢ marcada por una larga relaci¨®n de terribles episodios de abuso y humillaci¨®n a los presos que fueron obligados a trabajar en su edificaci¨®n, lo que convert¨ªa en una ignominia a¨²n mayor que siguiera sepultado all¨ª el responsable del golpe de Estado que procur¨® terminar en 1936 con una democracia y que solo lo consigui¨® tras tres a?os de Guerra Civil en los que cont¨® con un masivo apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista.
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Tras la II Guerra Mundial, estos dos pa¨ªses evitaron que existiera cualquier monumento que pudiera servir para celebrar las figuras de los l¨ªderes que encarnaron sus programas totalitarios, Hitler y Mussolini. No ocurri¨® lo mismo en Espa?a. Franco muri¨® en la cama y, llegada la democracia, los partidos no supieron c¨®mo resolver el desprop¨®sito, aplazando el problema de manera ins¨®lita. Las fuerzas de derecha fueron las que m¨¢s desaprovecharon la oportunidad de ser las que lideraran una iniciativa que las hubiera distanciado por completo de un r¨¦gimen totalitario y que persigui¨® a sus enemigos con la mayor violencia. El Gobierno de Pedro S¨¢nchez, ahora en funciones, es el que podr¨ªa ahora culminar, tras un recorrido cargado de situaciones un tanto esperp¨¦nticas, un proceso en el que deber¨ªan haber estado implicadas todas las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas.
La unanimidad con que los magistrados del Supremo han rechazado la totalidad del recurso de la familia Franco ¡ªno solo se opon¨ªa a la exhumaci¨®n de los restos del dictador, sino tambi¨¦n a que fueran enterrados en Mingorrubio¡ª revela hasta qu¨¦ punto la pol¨¦mica sobre el traslado era artificial. La sentencia rechaza tambi¨¦n la petici¨®n de llevar a Franco a la Almudena, reforzando la idea de que prima el ¡°inter¨¦s general¡± frente al derecho particular de la familia de enterrar al dictador en el centro de Madrid. Todav¨ªa hay un resquicio, el de un recurso al Tribunal Constitucional, y la suspensi¨®n de la licencia para trabajar en la bas¨ªlica que dict¨® un juzgado de Madrid, pero la grave anomal¨ªa est¨¢ en v¨ªas de pasar a la historia. Quedar¨¢ el monumento, y en la tarea de su resignificaci¨®n les toca trabajar a todas las fuerzas democr¨¢ticas y a las organizaciones de la sociedad civil implicadas en temas de la memoria y la historia.
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