As¨ª aprovecha Meghan Markle su viaje a ?frica para mejorar su imagen
Tras las pol¨¦micas que les han salpicado este verano, los duques de Sussex se valen de discursos, de su ropa o de su hijo Archie para mostrarse cercanos, ahorradores y ecologistas
El viaje de los duques de Sussex a ?frica est¨¢ siendo exactamente como ellos mismos en estos ¨²ltimos meses: con todo resultando aparentemente informal pese a estar calculado hasta el ¨²ltimo resquicio. El pr¨ªncipe Enrique y Meghan Markle llegaron a Ciudad del Cabo el pasado lunes 23 y desde entonces todo han sido sonrisas, complicidades, abrazos a los ciudadanos y buenos gestos. La intenci¨®n de esta larga gira no es solo servir de exposici¨®n a las comunidades y de acercar a la real pareja al continente africano, tan querido por Enrique y tambi¨¦n por su difunta madre, Diana de Gales, sino tambi¨¦n ayudar a lavar la imagen de una pareja que no pasa por su mejor momento ante el ojo p¨²blico.?
Por eso ?frica es una opci¨®n perfecta para Meghan y Enrique; sobre todo para ella, que, como reci¨¦n llegada, es quien m¨¢s titulares est¨¢ generando. En el continente africano la duquesa puede demostrar sus siempre valiosas habilidades sociales, esas que hacen que se la compare con su suegra, as¨ª como lucir su eterna sonrisa o dar una visi¨®n m¨¢s personal en sus discursos, menos frecuentes en sus menores actos en el Reino Unido.?
Markle, de 38 a?os, tambi¨¦n lanza mensajes con sus prendas, como ya es habitual entre la realeza, que utiliza la ropa para expresar cuestiones que no siempre se pueden decir en voz alta. Una de sus claves es repetir ropa, un gesto de austeridad econ¨®mica pero tambi¨¦n medioambiental. La duquesa ha lucido en este viaje un vestido verde de rayas verticales de Martin Grant y otro azul de Veronica Beard que ya llev¨® durante su gira por Ocean¨ªa del pasado octubre, cuando estaba embarazada de su hijo Archie, as¨ª como sus habituales tacones de Manolo Blahnik negros o unas alpargatas negras de Casta?er. Con las piezas nuevas tambi¨¦n lanza mensajes: ha usado un vestido verde oliva realizado a partir de n¨¢ilon reciclado y otro negro que costaba menos de 80 euros, toda una ganga trat¨¢ndose de un miembro de la realeza que, para una reciente boda en Roma, llev¨® un dise?o de Valentino valorado en m¨¢s de 10.000 euros.
La llegada, hace a?o y medio, de la exactriz estadounidense a la r¨ªgida corte de los Windsor ha despertado los consiguientes amores y odios: por su forma de comportarse, por sus supuestos derroches o por los cambios que ha introducido en la hi¨¦ratica monarqu¨ªa brit¨¢nica. Una de sus mayores cr¨ªticas ha llegado este verano, cuando los duques, que siempre publicitan su compromiso ecologista, han volado para sus vacaciones en varios aviones privados de alto coste, sobre todo medioambiental. Tal ha sido el esc¨¢ndalo que han tenido que contratar a una empresa estadounidense de relaciones p¨²blicas para lavar su imagen, algo que, de nuevo, no ha gustado entre la corte, que ya cuenta con expertos para esa cuesti¨®n. Pero no hay mejor lavado de imagen que una gira internacional en la que, adem¨¢s, Enrique y Meghan comparten parte del viaje, pero otra es por separado, lo que har¨¢ que se dupliquen sus actos.
La sencillez de Markle en todos ellos se ve reflejada incluso en piezas de alto valor sentimental: sus joyas. En este viaje la esposa del pr¨ªncipe Enrique de Inglaterra ni siquiera est¨¢ luciendo el anillo de compromiso ¡ªrealizado precisamente con diamantes de Botsuana¡ª que ¨¦l le regal¨®, ni tampoco su alianza de casada, realizada en oro gal¨¦s. Lleva las u?as sin pintar, muy cortas, y alg¨²n peque?o anillo. Un gesto que, para los medios brit¨¢nicos, es tambi¨¦n un s¨ªmbolo de austeridad.
Ha habido varios momentos especialmente llamativos de Meghan Markle en ?frica hasta el momento, con los que m¨¢s ha sabido expresar. Por ejemplo, un beso p¨²blico con su esposo, algo poco habitual entre la familia real brit¨¢nica y con la que han tratado de demostrar calidez. O una visita a una mezquita en la que decidi¨® llevar el hiyab como s¨ªmbolo y gesto de acercamiento al pueblo musulm¨¢n. Tambi¨¦n ha destacado su primer discurso, de potente car¨¢cter feminista: "Estoy aqu¨ª como miembro de la familia real, pero tambi¨¦n como madre, esposa, mujer, mujer de color y como vuestra hermana".??
Pero el momento que m¨¢s ha marcado la visita de los duques ha sido en el que ellos menos protagonismo han tenido: el primer acto oficial de su hijo, Archie Harrison, nacido el pasado 6 de mayo. A sus cuatro meses y medio, sus padres decidieron present¨¢rselo al arzobispo sudafricano Desmond Tutu. Por supuesto, los segundos que posaron ante los medios estaban tan calculados como informales parec¨ªan: la pareja lleg¨® con el ni?o en brazos de su madre (mientras su padre la sujetaba a ella por la cintura) y mostr¨¢ndolo a los medios, lo que hac¨ªa apreciar el parecido del peque?o con Enrique. El ni?o lleg¨® sin zapatos, solo con patucos, y su ropa tambi¨¦n fue toda una declaraci¨®n de intenciones: llevaba un peto de algod¨®n org¨¢nico de la firma sueca H&M que, al estar de rebajas, costaba solo nueve euros. Archie ya sabe c¨®mo lanzar mensajes desde la cuna.
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