La luci¨¦rnaga patriota
Algo no funciona bien con los posesivos. Cabe la posibilidad de que no tenga derecho a llamar mi pa¨ªs a la tierra que piso
Todo empez¨® con una luci¨¦rnaga y el s¨²bito recuerdo de que antes hab¨ªa m¨¢s bichos.
Quiz¨¢s por eso resuenan m¨¢s fuertes en mis o¨ªdos las palabras de Trump ante la Asamblea General de la ONU: el futuro es de los patriotas, no de los globalistas. Y tambi¨¦n los tambores de Jair Bolsonaro, que niega que la Amazonia sea patrimonio de la humanidad.
Palabras fuertes, que sacuden los mismos cimientos de mi pobre arquitectura. O sea, que lo que me falta, y posiblemente le falte a Espa?a, es patriotismo. Un patriotismo que consiste en negar lo que est¨¢ delante de los ojos. No hay cambio clim¨¢tico, por mucho que las aguas de los mares crezcan y las tormentas estivales se muestren cada vez m¨¢s virulentas.
El Valle de los Ca¨ªdos no puede ser de quienes lo quieren manejar para quitar su tumba fara¨®nica a Franco. Europa y las leyes democr¨¢ticas no pueden inmiscuirse en seg¨²n qu¨¦ cosas.
Es curioso, sin embargo, que ese nacionalismo pueda conducir a la ruina del solar patrio. Hace pocos d¨ªas, hice el ejercicio simple y poco riguroso del asunto del que hablaba antes, en mi campo favorito, en la sierra de Madrid, y ech¨¦ en falta ranas, lagartos, lagartijas, escarabajos peloteros y p¨¢jaros. Hace pocos a?os hab¨ªa muchos m¨¢s. El desencadenante del siniestro conteo hab¨ªa sido la aparici¨®n de esa luci¨¦rnaga, un insecto que no era raro en mi infancia y que llevaba al menos diez a?os sin aparecer por mis sitios.
Y resulta que Trump, que niega a voces el cambio clim¨¢tico, y Bolsonaro, que niega el derecho de los dem¨¢s a hablar sobre la desforestaci¨®n de la selva de su pa¨ªs, que son dos de los patriotas m¨¢s importantes del universo, son quienes se muestran m¨¢s enemigos de que yo pueda ver alguna vez luci¨¦rnagas en mi campo.
Algo no funciona bien con los posesivos. Incluso, cabe la posibilidad de que yo no tenga derecho a llamar mi pa¨ªs a la tierra que piso habitualmente.
Lo mismo la Amazonia no es de Bolsonaro, ni el Valle es de Franco ni el cap de Creus es de Quim Torra. Lo mismo la tierra es de todos.
No se trata de un grito facil¨®n, de ninguna frase demag¨®gica. Se trata de que todo el mundo tiene derecho a ver luci¨¦rnagas alguna vez, y a una tumba sin el cuerpo de un canalla encima.
Es posible que se trate de la misma lucha.
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