M¨¢s Pa¨ªs¡ Menos Podemos
Errej¨®n adem¨¢s puede ser una cierta esperanza del 'abstencioizquierdista', ese nicho en el que se ve¨ªa muy cuajado el desencanto tras el fiasco 28A
Pocas horas antes de la incorporaci¨®n de M¨¢s Madrid al 10-N, ocurri¨® algo ins¨®lito en C¨®rdoba: Manuela Carmena sal¨ªa al escenario del Teatro G¨®ngora para dialogar sobre la vida despu¨¦s de la pol¨ªtica, y fue recibida con una ovaci¨®n m¨¢s propia de La Scala, al grito abrumador de ?presidenta, presidenta, presidenta! Como si acabara efectivamente de triunfar con una Traviata memorable, pero sin haberlo hecho. La propia Carmena recordaba que no hab¨ªa sido capaz de ganar. En todo caso, no es seguro que la pasi¨®n carmenista sea extrapolable a M¨¢s Pa¨ªs, y se entiende por eso que Errej¨®n tratara de incorporarla al cartel. Aunque Carmena apenas diga una frase con particular sustancia pol¨ªtica (cuesti¨®n distinta es preguntarse si alg¨²n otro l¨ªder s¨ª lo hace), habla un lenguaje que le conecta a un cierto p¨²blico. Desde luego ella nunca dir¨ªa aquello de ¡°la hegemon¨ªa se mueve en la tensi¨®n entre el n¨²cleo irradiador y la seducci¨®n de los sectores aliados laterales¡±. Hay un espacio para M¨¢s Pa¨ªs, pero la capacidad de Errej¨®n para liderarlo es una de las inc¨®gnitas de su movimiento.
Hay otras inc¨®gnitas, como sucede con las apariciones tempestivas ¡ªcaso de Vox un a?o atr¨¢s en Andaluc¨ªa¡ª sin la fiabilidad de una serie demosc¨®pica. Con todo, parece dif¨ªcil salir de la foto fija en la suma final de los bloques izquierda/derecha de modo que vaya a deshacerse la aritm¨¦tica de la gobernabilidad con una ecuaci¨®n inesperada. Pero hay algo l¨®gico: si el impacto castiga sobre todo a Podemos, que ya experimentaba una tendencia a la baja en las encuestas, la aparici¨®n de otro l¨ªder dispuesto a aprobar un acuerdo program¨¢tico har¨ªa m¨¢s dif¨ªcil a Pablo Iglesias condicionar la investidura a tener ministerios. Y, de hecho, Errej¨®n lanza mensajes implacablemente notorios contra la posici¨®n de Podemos, al comprometerse a que cada esca?o suyo sirva al objetivo de un Gobierno progresista. Uno de sus lugartenientes a?ad¨ªa: ¡°Si alguien no tiene el talante necesario para llegar a acuerdos que se eche a un lado¡±. M¨¢s Pa¨ªs¡ Menos Podemos.
S¨ª que parece haber un espacio para Errej¨®n. Y tanto m¨¢s con la reacci¨®n de Podemos acentuando su perfil duro, sobre todo con sus brindis al independentismo en un nuevo ciclo incendiario ¡ªlo de Colau y Asens cruza algunas l¨ªneas rojas¡ª avalando el insomnio de S¨¢nchez; y a la vez el desplazamiento de este hacia el centro con el mensaje de la estabilidad. Por lo dem¨¢s, sea cual sea la proporci¨®n en que M¨¢s Pa¨ªs ara?e votos a Podemos y PSOE, ese espacio existe. Y si solo concurre en las provincias que reparten m¨¢s de siete esca?os, como parece, no tiene por qu¨¦ cumplirse la idea de que la fragmentaci¨®n penaliza. Incluso puede ser al rev¨¦s. Y Errej¨®n adem¨¢s puede ser una cierta esperanza del abstencioizquierdista, ese nicho en el que se ve¨ªa muy cuajado el desencanto tras el fiasco 28-A. Errej¨®n al menos tiene el beneficio de la duda, agotado por los dem¨¢s. El CIS, de hecho, eleva la desafecci¨®n hasta el 45%. En unas elecciones marcadas por el hartazgo, lo m¨¢s interesante estar¨¢ en el flanco por el que se agita el tablero.
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