Reflujo populista

Retrocede all¨ª donde funcionan las instituciones. Y no unas instituciones cualesquiera, sino las instituciones de la democracia, el conjunto de reglas y costumbres surgidos de las urnas y de los consensos parlamentarios con el prop¨®sito de preservar la propia democracia.

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EDITORIAL | ¡®Impeachment¡¯

Mantener viva la rep¨²blica

La institucionalizaci¨®n de la democracia es todo lo contrario de la emisi¨®n de un voto, una sola vez, con capacidad de hacer cambiar el rumbo de la historia, sea el refer¨¦ndum del Brexit, sea el voto de los delegados para la elecci¨®n presidencial que llev¨® a Trump a la Casa Blanca.

Las instituciones cambian, evolucionan, y a veces desaparecen, cuando quedan obsoletas. El Tribunal Supremo del Reino Unido que ha desautorizado a Boris Johnson tiene solo 10 a?os de vida, pero ha rendido un enorme servicio a la democracia al corregir el abuso de poder del primer ministro con el que marginaba al Parlamento en el debate del Brexit.

M¨¢s serio todav¨ªa es el caso de las instituciones de la democracia estadounidense, en la que son tres las que est¨¢n actuando en defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos y de su Estado de derecho. La m¨¢s antigua, el impeachment, es una salvaguarda constitucional para limitar los poderes del presidente. Solo se ha desenfundado tres veces, aunque nunca ha culminado su tarea de destituir a un presidente que haya abusado de su poder, haya traicionado a su pa¨ªs o haya cometido cr¨ªmenes o faltas de gran gravedad. Otra es el fiscal especial, nombrado por el secretario de Justicia con capacidad para investigar si conviene al propio presidente. La tercera, y quiz¨¢s la m¨¢s importante, es la protecci¨®n de los funcionarios que denuncien actos ilegales cometidos dentro de la Administraci¨®n, conocidos como wistleblowers (literalmente, los que utilizan el silbato de alarma).

Por cuarta vez en la historia de EE?UU va a empezar un impeachment, despu¨¦s de que un fiscal especial, Robert Mueller, no consiguiera implicar directamente al presidente en la interferencia rusa en las elecciones. Pero esta vez ha actuado un wistleblower, y, lo que es m¨¢s importante, el propio Donald Trump, que se neg¨® a testificar ante Mueller, ha reconocido abiertamente el acto presuntamente punible, consistente en solicitar a un pa¨ªs extranjero que interfiriera en las elecciones presidenciales.

El populismo avanza all¨ª donde fallan las instituciones democr¨¢ticas. Hay que tomarlo como lo que es, m¨¢s s¨ªntoma que enfermedad, pero cuando se tarda en reaccionar puede convertirse en una peste, que es lo que nos ha sucedido en los ¨²ltimos a?os.