Una coalici¨®n renqueante en Oriente Pr¨®ximo
Estados Unidos y Arabia Saud¨ª mantienen una calurosa relaci¨®n y, al mismo tiempo, Donald Trump flirtea con ofrecer a Israel un tratado de defensa mutua y contempla sentarse a negociar con Ir¨¢n
El 2 de octubre se cumple un a?o del brutal asesinato del periodista saud¨ª Jamal Khashoggi en Estambul. Seg¨²n concluy¨® un informe de la ONU, Arabia Saud¨ª es responsable de la ejecuci¨®n y existen ¡°pruebas cre¨ªbles¡± que apuntan a la implicaci¨®n del pr¨ªncipe heredero y l¨ªder de facto del pa¨ªs, Mohamed bin Salm¨¢n. No es de extra?ar, pues, que la imagen internacional de Arabia Saud¨ª se haya resentido durante este a?o. Pero tampoco es de extra?ar que, una vez remitido el temporal, ciertas din¨¢micas hayan retornado a sus cauces habituales.
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Entre los elementos que s¨ª que se han visto alterados, los m¨¢s significativos guardan relaci¨®n con la guerra de Yemen, uno de los principales escenarios del conflicto regional entre Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n. En 2019, el renovado Congreso estadounidense ha aprobado diversas resoluciones ¡ªcon el soporte de congresistas de ambos partidos¡ª orientadas a distanciar a Estados Unidos de la coalici¨®n liderada por Arabia Saud¨ª en Yemen, cuyo impulsor fue el propio Bin Salm¨¢n. Pese a haber sido vetadas por Trump, estas resoluciones demuestran que la tolerancia de la clase pol¨ªtica estadounidense con los desafueros del r¨¦gimen saud¨ª se ha reducido, especialmente tras el asesinato de Khashoggi.
Los Emiratos ?rabes Unidos han tomado nota de los costes reputacionales que conlleva hoy por hoy una estrecha alianza con Arabia Saud¨ª y, con el objetivo a?adido de suavizar las tensiones con Ir¨¢n, han procedido a retirar la mayor¨ªa de sus tropas en Yemen. Se ha dado incluso la circunstancia de que grupos separatistas apoyados por los emirat¨ªs han capturado la capital provisional del Gobierno de Abdrabbo Mansur Hadi, respaldado por los saud¨ªs. Aunque es muy improbable que estos movimientos terminen comportando un realineamiento estrat¨¦gico radical de los Emiratos, es evidente que Arabia Saud¨ª se encuentra m¨¢s aislada y d¨¦bil que antes.
Para mayor escarnio, Arabia Saud¨ª ha sufrido un grav¨ªsimo ataque contra dos refiner¨ªas de la petrolera estatal Aramco. El ataque fue reivindicado por los hut¨ªs yemen¨ªs, aunque sus benefactores iran¨ªes fueron acusados directamente por destacados miembros de la Administraci¨®n de Trump. Aproximadamente la mitad de la producci¨®n petrolera saud¨ª (el 5% a nivel global) se vio afectada, lo que provoc¨® un marcado repunte de los precios del petr¨®leo. Este c¨²mulo de contratiempos deber¨ªa llevar a Arabia Saud¨ª a replantearse su papel en Yemen, que se ha saldado con un rotundo fracaso de tr¨¢gicas consecuencias humanitarias.
El expansionismo y la belicosidad han sido rasgos inherentes a la pol¨ªtica del presidente de EE?UU
Sin embargo, no todo han sido sinsabores para Arabia Saud¨ª en los ¨²ltimos 12 meses. Si bien los planes de sacar a bolsa una parte de Aramco han topado con numerosos obst¨¢culos, el r¨¦gimen saud¨ª ha recibido se?ales inequ¨ªvocas de que sigue contando con la confianza de los inversores. Mientras prepara el terreno para la tan esperada salida a bolsa, Bin Salm¨¢n ha instalado a hombres de su plena confianza al frente de Aramco y del Ministerio de Energ¨ªa, que estar¨¢ liderado por vez primera por un miembro de la familia real saud¨ª (concretamente, por el hermanastro del pr¨ªncipe heredero).
La calurosa relaci¨®n entre Arabia Saud¨ª y la Administraci¨®n de Trump tambi¨¦n se mantiene intacta. Siendo cierto que la alianza entre estadounidenses y saud¨ªs data de hace 75 a?os, no todos los presidentes estadounidenses han tratado a Riad con la misma devoci¨®n. Barack Obama, por ejemplo, ampar¨® la coalici¨®n pro-saud¨ª en Yemen, pero apost¨® por un acuerdo nuclear con Ir¨¢n al que Arabia Saud¨ª se opon¨ªa. Trump, por su parte, no solo ha tratado de dinamitar este acuerdo, sino que ha renunciado por completo a contener los peores impulsos de Bin Salm¨¢n en materia de pol¨ªtica exterior.
Junto con Bin Salm¨¢n, el l¨ªder regional que m¨¢s ha exprimido hasta ahora la complicidad de Trump ha sido el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu. En v¨ªsperas de la reciente repetici¨®n electoral en Israel, Trump flirte¨® con la idea de ofrecer a Netanyahu un tratado de defensa mutua. Adem¨¢s, el primer ministro ha seguido aprovechando la aquiescencia de Trump para perfilar sus promesas de anexionarse partes de Cisjordania, incidiendo en su habitual desprecio por el derecho internacional. Pero Trump ha estado algo m¨¢s comedido en esta ocasi¨®n, y las maniobras de ¨²ltima hora de Netanyahu no le han librado de un nuevo rev¨¦s: su partido ha terminado obteniendo menos esca?os que hace cinco meses y la gobernabilidad de Israel sigue estando en el aire.
Aunque podr¨ªa pensarse que las declaraciones de Netanyahu constitu¨ªan meras bravatas preelectorales dirigidas a desviar la atenci¨®n de sus m¨²ltiples casos de corrupci¨®n, lo cierto es que el expansionismo y la belicosidad han sido rasgos inherentes a su pol¨ªtica regional. Los choques entre Israel e Ir¨¢n han sido constantes en los ¨²ltimos tiempos, ya sea de forma directa o a trav¨¦s de grupos afines a Teher¨¢n. Especialmente volc¨¢nica es la situaci¨®n en L¨ªbano, donde Israel y Hizbul¨¢ han empezado a cruzar todas las l¨ªneas rojas, arriesg¨¢ndose a un nuevo conflicto abierto que podr¨ªa reverberar por toda la regi¨®n.
El pr¨ªncipe Bin Salm¨¢n ha logrado resistir al asesinato, hace un a?o, del periodista Khashoggi en Estambul
Recordemos, asimismo, que Netanyahu ya amenaz¨® hace unos a?os con arrastrar a Estados Unidos a una guerra contra Ir¨¢n. Mientras que Obama se mantuvo firme e insisti¨® en unos esfuerzos diplom¨¢ticos que cristalizaron en el acuerdo nuclear, Trump cometi¨® el error de ceder inmediatamente la batuta a Netanyahu. El primer ministro israel¨ª encontr¨® a un aliado adicional en John Bolton, que inaugur¨® su trayectoria como asesor de Seguridad Nacional precipitando la retirada estadounidense del acuerdo nuclear.
No obstante, Bolton acaba de abandonar la Administraci¨®n de Trump tras una serie de desencuentros con el presidente. La intenci¨®n de este ¨²ltimo, al fin y al cabo, es no verse envuelto en excesivas contiendas en el exterior antes de las elecciones presidenciales de 2020. De hecho, Trump ha contemplado sentarse a negociar con Ir¨¢n y lleg¨® a mostrarse receptivo al plan del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, consistente en aliviar las magulladas finanzas iran¨ªes a cambio de que Teher¨¢n retorne a la senda m¨¢s id¨®nea: la de respetar todas sus obligaciones bajo el acuerdo nuclear.
Para que un acercamiento diplom¨¢tico a Ir¨¢n tuviese visos de ¨¦xito, Trump deber¨ªa descartar las est¨¦riles t¨¢cticas personalistas que ha utilizado con Corea del Norte, adem¨¢s de poner fin a sus constantes contradicciones. Una de las m¨¢s llamativas ha sido sancionar al diplom¨¢tico en jefe de Ir¨¢n, Javad Zarif. Seg¨²n el propio Zarif, estos arrebatos son atribuibles a la influencia de lo que cataloga como el ¡°equipo B¡±: Bin Salm¨¢n, Benjam¨ªn Netanyahu, Bolton y el pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi, Bin Zayed. Aunque el primero ha logrado resistir al caso Khashoggi, el segundo est¨¢ tocado, el tercero hundido y el cuarto m¨¢s de perfil. Ahora, la gran pregunta es si estas oscilaciones ser¨¢n suficientes para abrir un cap¨ªtulo algo m¨¢s fruct¨ªfero en Oriente Pr¨®ximo.
Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE.
Copyright: Project Syndicate, 2019.
www.project-syndicate.org
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