Ya no se llama ¡°fen¨®meno fan¡±, se llama ¡°si no te gusta mi ¨ªdolo te machaco¡±
La adoraci¨®n al ¨ªdolo ha conquistado la cultura popular, de la televisi¨®n a la pol¨ªtica. Pero, ojo, ya no es simplemente la uni¨®n amable de gentes con un amor com¨²n
Durante d¨¦cadas el fen¨®meno fan fue algo amable. Compartir el amor por un grupo, una pel¨ªcula o una serie, como Star trek. Muchos marcan el nacimiento de los superfans con el advenimiento de esa epopeya espacial. Cuando la NBC se plante¨® cancelarla en 1968 por los bajos ¨ªndices de audiencia, fue una protesta organizada por sus seguidores lo que la resucit¨®. Es el primer caso en el que la presi¨®n de los seguidores dobleg¨® a una cadena de televisi¨®n. Se hac¨ªan llamar trekkies.
Hoy no hay estrella que no tenga su propia base de fans con un nombre. Los de Ariana Grande son arianators; Beyonc¨¦ tiene a beyhives; Justin Bieber, beliebers y Lady Gaga, little monsters. M¨¢s, los asistentes al FIB son fibbers, y hace unas horas la publicidad de Spotify me ha llamado spotifyer.
La BTS Army vigila que nadie se atreva a publicar comentarios sobre el grupo coreano que no sea de rendida admiraci¨®n. Esta actitud ha contagiado campos como la pol¨ªtica
No es una herramienta de marketing muy fina, pero, oiga, si cuela, cuela. ¡°Crear comunidad¡±, lo llaman. En alg¨²n momento, esto se empez¨® a ir de las manos. En mayo, los espectadores de Juego de tronos se rebelaron contra los dos ¨²ltimos episodios, en los que Daenerys Targaryen provocaba un genocidio. Unos acusaron a los creadores, hombres, de propagar la idea de que el poder vuelve locas a las mujeres. Otros, de que el cambio de personalidad era inveros¨ªmil.
M¨¢s de 1,7 millones de personas firmaron una petici¨®n en Change.org para ¡°rehacer la temporada con escritores competentes¡±. En una rueda de prensa, HBO rechaz¨® la solicitud, aunque reconoci¨® el ¡°entusiasmo de los fans y su pasi¨®n¡±. Por la derecha llegaron las cr¨ªticas a la diversidad racial y de g¨¦nero en El ¨²ltimo Jedi o la nueva versi¨®n de Cazafantasmas. Y luego est¨¢ el amor ciego.
En julio, tres grupos de fans de Michael Jackson anunciaron una demanda conjunta contra los dos hombres que le acusaron de abuso de menores en el documental Leaving neverland. O el caso de la banda coreana BTS. Su ascenso es impensable sin la existencia de BTS Army, un ej¨¦rcito de cientos de miles de fans que viven por y para ellos. Tanto que cualquiera que se atreva a publicar comentarios sobre el grupo que no sea de absoluta y rendida admiraci¨®n corre el riesgo de ser machacado. Esta actitud ha contagiado campos como la pol¨ªtica. El denominado populismo es el fen¨®meno fan trasladado al liderazgo. Trump tiene trumperos, se llamen as¨ª o no.
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