Joker contra la familia Manson
Tanta precauci¨®n moralista lo ¨²nico que consigue es que se eche de menos despu¨¦s de cada escena un tutorial sobre c¨®mo deber¨ªamos entenderla

El domingo pas¨¦ la ma?ana en el Valle de los Ca¨ªdos y por la tarde fui a ver Joker. De esta forma, pude ver familias deliciosas y perfumadas haciendo cola para fotografiarse delante de la tumba de un dictador y, horas despu¨¦s, vi a un hombre de buena voluntad aquejado de un trastorno psiqui¨¢trico al que el sistema y el mundo hostiga, provoc¨¢ndole un resentimiento propio de supervillano. Eso s¨ª: solo Warner Bros, y no Patrimonio, le ha dicho a sus espectadores que la pel¨ªcula ¡°no apoya¡± la violencia, y que ¡°no es intenci¨®n¡± convertir al Joker en un h¨¦roe. Que nos pongamos en guardia ante una ficci¨®n, en definitiva. No solo que no nos creamos lo que vemos, sino que, si nuestra percepci¨®n es equivocada, que sepamos que no era su intenci¨®n.
Y si es su intenci¨®n, qu¨¦ importa. Es ficci¨®n. Como si el Joker, a base de bombazos, gobierna el mundo y con ¨¦l la econom¨ªa crece, logra reducir las emisiones de CO2 y divide una partida millonaria entre Notre Dame, el Amazonas y la iglesia de Sotosalbos. Tanta precauci¨®n moralista lo ¨²nico que consigue es que se eche de menos despu¨¦s de cada escena un tutorial sobre c¨®mo deber¨ªamos entenderla, entre otras razones porque pareciera que como espectadores de una ficci¨®n no tenemos derecho a entenderla por nosotros mismos, sin apadrinamientos intelectuales y sin manos de catequistas sobre los hombros.
En el cine, cuando un personaje se encuentra, tras 90 minutos de agravios y obst¨¢culos, con el asesino de su familia, ?no les pasa que desean ver morir a ese desgraciado, lentamente si tenemos un mal d¨ªa? ?No aprietan los pu?itos cuando un disparo le vuela la cabeza y saltan las v¨ªsceras a la pared mientras piensan, sin inmutarse, ¡°j¨®dete, cabr¨®n¡±? ?De verdad el Tribunal Escol¨¢stico de las Buenas Costumbres de la ficci¨®n cree que esa satisfacci¨®n en el cine es id¨¦ntica en la vida real, y que si matan a alguien en nuestra presencia tambi¨¦n dir¨ªamos "qu¨¦ merecido se lo ten¨ªa" sin mover un m¨²sculo y mirando de pasada sus sesos; o, mejor a¨²n, que nosotros mismos lo har¨ªamos porque se lo vimos hacer al Joker o a quien sea y creemos que ten¨ªa buenas razones, parecidas a las nuestras, que ya hay que tener mala suerte en la vida para dar con la ¨²nica mujer del planeta a la que le molesta que alguien haga re¨ªr a su hijo?
No es casualidad que ese mismo d¨ªa, domingo, numerosos lectores de este peri¨®dico montasen en c¨®lera porque en un reportaje sobre un franquista cazador de miles de animales no hubiese al final de cada l¨ªnea un emoji que subrayase lo concienciado que estaba el periodista que lo escrib¨ªa y dejase clara la posici¨®n editorial del diario. Hay un momento especialmente delicado en este oficio: ocurre cuando los lectores se dicen fans de este u otro periodista; ser¨¢ superado en breve por el momento en que los lectores exijan que los periodistas sean fans de ellos, del mismo modo que se reclama que lo sean artistas y otros oficios dedicados al p¨²blico, y escriban no solo para consagrarles a ellos, exigencia ya familiar, sino que tengan que hacer prueba p¨²blica de pureza.
Una demanda de los descendientes de la familia Manson a cierto director que yo me s¨¦ ser¨ªa de ayuda para saber hasta d¨®nde llega uno de los debates m¨¢s idiotas de nuestro tiempo.
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