10 consejos para disfrutar del barrio lisboeta de Alfama en oto?o
Aunque andan por las calles m¨¢s turistas que aut¨®ctonos, esta zona sigue siendo ¨²nica
Las calles m¨¢s empinadas de Lisboa, las m¨¢s estrechas, las m¨¢s cortas, las m¨¢s imposibles se encuentran en Alfama. A falta de ascensores en las humildes casas, una cuerda es el recurso m¨¢s c¨®modo para subir las compras, sobre todo cuando muchos inquilinos no pueden ni bajar escaleras. A falta de ba?os ¡ªque a¨²n no existen en algunos hogares¡ª el mejor recurso son los ba?os p¨²blicos, como el de la calle de San Esteban, donde su due?o te invita a pasar. Alfama, que en ¨¢rabe significa fuente de aguas buenas, es tambi¨¦n el coraz¨®n del fado. Hay que patearse Alfama para conocer el alma portuguesa.
Alfama es ¨²nica y lo mejor es perderse entre sus rincones, los becos, subir y bajar escaleras que no van a ninguna parte y hablar con los mayores, que, por lo general, les gusta conversar. Si hay que empezar por alg¨²n sitio, mejor por abajo, por la casa de los bicos (siglo XVI), sede la Fundaci¨®n Jos¨¦ Saramago.
Fundaci¨®n Jos¨¦ Saramago. Es el l¨ªmite entre la Baixa y Alfama, tan l¨ªmite que el edificio est¨¢ construido sobre las viejas murallas de la ciudad. La planta baja es un museo arqueol¨®gico con viejos vestigios medievales; los pisos superiores se dedican al legado del nobel portugu¨¦s, un lugar entra?able y de mucho sentimiento. A los lados del edificio se esconden min¨²sculos pasadizos para penetrar en la laber¨ªntica Alfama y retroceder en dos pasos un mont¨®n de siglos.
Perderse por los vericuetos. Salgan de la calle de los Remedios, que es una de las principales arterias que cruzan el barrio y cu¨¦lense por todos los rincones pol¨ªticamente m¨¢s incorrectos, suban todas las escaleras aunque a veces solo conduzcan a una casa. Pierdan el tiempo, aunque suene obsceno hoy en d¨ªa.
Mirador Puerta del Sol. Uno de los miradores del barrio, el m¨¢s bajo y el que mira hacia el Tajo. Como es el primero es el que est¨¢ siempre m¨¢s lleno. Tiene una buena puesta de sol.
Mercado da Ladra. Este mercadillo popular debe parte de su fama al nombre (mercado de la ladrona) por lo cual m¨¢s de uno se sentir¨¢ decepcionado al encontrar lo mismo que en otros muchos mercadillos, sin embargo, siempre es interesante mirar azulejos.
Pante¨®n Nacional. Los grandes nombres de la historia de Portugal se encuentran aqu¨ª enterrados, la mayor¨ªa reyes y nobles, aunque ¨²ltimamente se est¨¢ revitalizando ¡ªvalga la palabra¡ª con personalidades fallecidas m¨¢s recientemente, como la cantante Amalia Rodrigues o el futbolista Eusebio.
Castillo de S?o Jorge. Una vez al menos hay que subir hasta ¨¦l y contemplar la ciudad desde la cima.
Miradores de Gra?a. A la altura del castillo se encuentran dos miradores, en realidad ya en el barrio de Gracia, muy cerca del final del recorrido del tranv¨ªa 28, que siempre es un detalle importante.
Taberna Sal Grosso. La oferta gastron¨®mica del barrio va de la tradicional sardina junto al r¨ªo a la modernez ¡ªm¨¢s est¨¦tica que culinaria¡ª con la consiguiente factura. Hay buenos y los hay peligrosos, por eso destaca la taberna Sal Grosso, que es relativamente nueva, sin pretensiones fuera de lugar, pero con la voluntad de ofrecer algo un poco diferente, bueno y a buen precio. De lo mejorcito de la ciudad y a pocos pasos de la estaci¨®n de Santa Apolonia.
Tejo Bar. El m¨²sico caboverdiano Jon Luz abri¨® este antro para recoger a otros m¨²sicos y tocar sus cosas sin mayores pretensiones, un lugar para pasar la noche, pero un d¨ªa lleg¨® Madonna y se li¨®. Es un sitio donde puede pasar de todo y no pasar nada, depende del d¨ªa y de los artistas que por all¨ª pasan. Es frecuente encontrarse con la voz c¨¢lida de Mayra Andrade y con Dino D¡¯Santiago. Los ritmos africanos son los m¨¢s habituales, pero cualquier improvisaci¨®n es muy bien recibida.
Mesa de Frades. La noche hay que rematarla en este templo de fado dirigido por el prodigioso guitarrista Pedro de Castro. En el barrio hay muchas otras casas de fado, y buenas, pero esta tiene la peculiaridad de ser el lugar de reuni¨®n de los fadistas una vez que han acabado sus actuaciones en otras casas. A partir de ah¨ª, puede pasar cualquier cosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.