Los ojos del universo
El observatorio de Calar Alto ha descubierto varios exoplanetas en su primer a?o 100% espa?ol
El siglo pasado se desat¨® una guerra entre italianos, franceses y alemanes a ver qui¨¦n ten¨ªa el telescopio m¨¢s grande. Y la acabaron ganando los espa?oles. Los galos ten¨ªan desde los a?os 30 un telescopio con un espejo de 1,20 metros de di¨¢metro en Haute-Provence, el mayor de Europa de la ¨¦poca. Pero los transalpinos les adelantaron con otro de 1,22 metros. Sin embargo, en 1975, el Instituto Max-Planck de Astronom¨ªa en Heidelberg (MPG, Alemania) super¨® a ambos con un telescopio de 1,23 metros de di¨¢metro especular. Y lo levant¨® muy lejos de Heidelberg, en Almer¨ªa. Fue el germen del observatorio de Calar Alto, que naci¨® germano y desde este a?o es 100% espa?ol. Aqu¨ª empezaron observando galaxias, pero se han convertido en cazaplanetas.
Calar Alto, ubicado a 2.168 metros de altura, es un ejemplo de libro de colonialismo cient¨ªfico con final feliz. El observatorio, denominado hasta este a?o?Centro Astron¨®mico Hispano-Alem¨¢n (CAHA), fue montado por los alemanes en la parte m¨¢s alta de la Sierra de los Filabres para el uso de sus astr¨®nomos. Los espa?oles pon¨ªan el cielo nocturno. Durante d¨¦cadas, casi los ¨²nicos que hablaban espa?ol all¨ª eran los trabajadores del personal subalterno, como cocineros y limpiadores. Los astr¨®nomos hispanos solo pod¨ªan usar los telescopios durante el 10% del tiempo de observaci¨®n.
Ni con el despliegue del segundo telescopio, con un espejo de 2,20 metros, en 1978, ni con el estreno del de 3,5 metros en 1984 ¡ªel mayor de Europa entonces si se deja a un lado el montado por la Academia de Ciencias de la URSS¡ª, el porcentaje aument¨®. Fue as¨ª hasta que, en 2005, el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) entr¨® al 50% como socio del CAHA y los tiempos de observaci¨®n se igualaron. Fueros buenos a?os y eso que en el resto del mundo tambi¨¦n se mov¨ªan. En el periodo de entre siglos se instalaron telescopios con espejos cada vez m¨¢s grandes en los estados de Arizona y Haw¨¢i (EE UU), en el desierto chileno y en la isla canaria de La Palma.
En el momento de su instalaci¨®n, los telescopios de Calar Alto fueron los mayores de Europa occidental
"El di¨¢metro de los espejos no lo es todo, los telescopios no son otra cosa que colectores de luz y lo importante son los instrumentos que tengas para analizar e interpretar esa luz que viene del espacio", dice el jefe del departamento de astronom¨ªa del CAHA, Santos Pedraz. Con 20 a?os subiendo por la empinada y revirada carretera que viene desde el desierto de Tabernas, Pedraz reconoce que "ning¨²n observatorio europeo puede compararse con los de Haw¨¢i o los [radiotelescopios] del desierto de Atacama, en Chile". Pero no porque tengan espejos m¨¢s grandes, que los tienen, sino porque est¨¢n a 4.000 o 5.000 metros de altura. "Son 2.000 metros [o 3.000] menos de atm¨®sfera que interfieren en la observaci¨®n", recuerda. Y esa interferencia, la que hace titilar a las estrellas, es, tras las nubes, el peor enemigo del astr¨®nomo.
Solo con mejor y m¨¢s avanzada instrumentaci¨®n se puede competir con esa ventaja de altura. En 2000, Calar Alto fue el primer observatorio en contar con un sistema de ¨®ptica adaptativa "que corrige la distorsi¨®n de la atm¨®sfera", comenta Pedraz. Como el agua, el aire se mueve por diferencias de temperaturas o presi¨®n y a mayor movimiento, mayor distorsi¨®n. Con datos de estos y otros par¨¢metros, una especie de membrana se reajusta miles de veces por segundo para compensar el velo que crea la atm¨®sfera.
Pero la joya de Calar Alto y protagonista de sus m¨¢s recientes descubrimientos es CARMENES. El acr¨®nimo viene a decir en ingl¨¦s: b¨²squeda en alta resoluci¨®n de enanas rojas [un tipo de estrellas] con exoplanetas mediante espectr¨®grafos ¨®ptico y de infrarrojo cercano de tipo echelle [una t¨¦cnica de difracci¨®n de la luz] de Calar Alto. La denominaci¨®n, adem¨¢s de facilitar nombrarlo, es un homenaje del Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (IAA-CSIC), con sede en Granada, al t¨ªpico patio de las antiguas casas granadinas, los c¨¢rmenes. El IAA, centro de referencia del observatorio almeriense, fue uno de los impulsores del instrumento que salv¨® a Calar Alto de su m¨¢s que probable desaparici¨®n en lo peor de la pasada crisis econ¨®mica.
"Lleg¨® en octubre de 2015, tuvimos que subirlo ya montado en un trayecto en el que hubo que tener en cuenta hasta los baches que hab¨ªa en la carretera", recuerda el responsable de CARMENES, el cient¨ªfico titular del IAA Pedro Amado. En aquellos a?os, Calar Alto estaba amenazada de cierre. Con la crisis, tanto la MPG como el CSIC recortaron al m¨ªnimo el presupuesto, de cuatro millones de euros a menos de uno. Los alemanes decidieron irse, pero el CSIC, en plena oleada de recortes, no parec¨ªa dispuesto a asumir su parte. Un fr¨¢gil acuerdo logr¨® prorrogar hasta 2018 la presencia y, en especial, el dinero germano. Y en ese acuerdo pesaron las cosas por descubrir de CARMENES.
En realidad, CARMENES son dos instrumentos en uno, dos espectr¨®grafos que reciben y estudian distintos rangos de la luz que llega hasta el espejo. "Los hay para la luz visible y tambi¨¦n para el infrarrojo cercano. CARMENES es el ¨²nico que observa de forma simult¨¢nea en los dos rangos del espectro", recuerda Amado. Cada noche, el telescopio de 3,5 metros abre su c¨²pula y es orientado a la parte del cielo que quieren estudiar. Toda la luz concentrada por el espejo acaba en dos haces de fibra ¨®ptica ¡ªuno para la visible, otro para la infrarroja¡ª que la llevan hasta los dos espectr¨®grafos, "los hacedores de arco¨ªris", como los define Pedraz.
Situados en el subsuelo en dos c¨¢maras estancas, una, la del espectr¨®grafo de luz visible, a 12?, y la otra, la del infrarrojo, a -120?, los instrumentos son capaces de detectar hasta la menor perturbaci¨®n que un planeta pueda ejercer sobre su estrella. "En realidad no ves el planeta, ves a su estrella", recuerda Amado. Pero gracias a los cambios inducidos en el astro por el campo gravitatorio del exoplaneta se puede deducir la distancia entre ambos, su masa, radio, densidad y, as¨ª, "hasta su estructura interna".
"Generamos mucha m¨¢s informaci¨®n de la que podemos analizar", afirma el astr¨®nomo Santos Pedraz
De esta manera, CARMENES ha detectado decenas de exoplanetas desde que empezara a operar. Los m¨¢s relevantes quiz¨¢ sean los que descubri¨® orbitando la estrella Teegarden en junio pasado o los tres planetas, con uno que podr¨ªa albergar agua l¨ªquida, en otra estrella cercana. Pero el m¨¢s desconcertante de sus descubrimientos se dio a conocer hace solo unos d¨ªas, en septiembre, cuando se anunci¨® el hallazgo de un planeta gigante gaseoso que orbita una estrella enana, algo que contradice la teor¨ªa dominante sobre la formaci¨®n de sistema planetarios.
Hace una d¨¦cada, la producci¨®n cient¨ªfica de Calar Alto era menor que ahora. De unos 70 estudios cient¨ªficos en el periodo previo a la crisis, se ha pasado a 110 en 2018. En mayo, la Junta de Andaluc¨ªa culmin¨® el proceso por el que reemplazaba a los alemanes de la Max Planck. El presupuesto para este a?o ronda los tres millones de euros, no llega al de los mejores a?os, pero asegura el mantenimiento de Calar Alto, que no deja de producir. Cada semestre se presentan entre 60 y 80 propuestas para investigar el cielo con sus telescopios. Son propuestas en las que al menos el primer investigador debe ser espa?ol afiliado a una instituci¨®n espa?ola. El 5% del tiempo de observaci¨®n se ofrece a proyectos de fuera. Y todos los datos son por definici¨®n abiertos y de uso p¨²blico.
"Generamos mucha m¨¢s informaci¨®n de la que podemos analizar", dice Pedraz, que sobrevivi¨® a los tiempos m¨¢s duros. "Est¨¢n superados pero no en el olvido", a?ade Jes¨²s Aceituno, el director del CAHA, acr¨®nimo que ahora quiere decir Centro Astron¨®mico Hispano en Andaluc¨ªa.
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