Drogas, autismo, sida o terrorismo: as¨ª se lo explica a tus hijos ¡®Barrio S¨¦samo¡¯
Una ni?a cuya madre es adicta a las drogas es la ¨²ltima incorporaci¨®n a la versi¨®n estadounidense del programa, que desde sus or¨ªgenes y en todas sus adaptaciones es un term¨®metro de la realidad social de cada pa¨ªs
En un episodio de Barrio S¨¦samo emitido en Estados Unidos esta semana se introdujo a Karli, un nuevo personaje (una marioneta verde) que, en una escena, da las gracias a Chris (personaje adulto de carne y hueso) por cuidar de Elmo (otra marioneta) y de ella ¡°mientras mi madre est¨¢ en su reuni¨®n¡±. ¡°?Qu¨¦ reuni¨®n es esa?¡±, pregunta Elmo. ¡°La madre de Karli est¨¢ pasando una mala ¨¦poca, as¨ª que para recuperarse se re¨²ne con un grupo y todos se sientan en c¨ªrculo¡±, explica el adulto, Chris. Elmo quiere saber si lo hacen para cantar, pero Karli le responde que no, que ¡°hablan de problemas de mayores. Va todos los d¨ªas para estar sana. Mi madre necesita aprender a cuidar de s¨ª misma, as¨ª que habla con gente que tiene el mismo problema¡±.
Todos los personajes de 'Barrio S¨¦samo' nacen de exhaustivos estudios que obedecen a nuevas realidades sociales. Se calcula que, en EE UU, uno de cada ocho menores viven en hogares donde al menos uno de los progenitores sufre una adicci¨®n
En una secuencia posterior, Elmo comenta a su padre que la madre de Karli estuvo ¡°fuera un tiempo y ahora ha vuelto, pero act¨²a y luce diferente que antes. ?Por qu¨¦ se tuvo que ir?¡±. Aqu¨ª las cosas se vuelven m¨¢s expl¨ªcitas. Le responde su padre: ¡°La madre de Karli tiene una especie de enfermedad y tuvo que recibir ayuda. Es una enfermedad llamada adicci¨®n. La adicci¨®n hace que la gente necesite una bebida de mayores llamada alcohol u otro tipo de droga para sentirse bien. Eso puede hacer que una persona act¨²e raro en un sentido que no pueden controlar¡±. ¡°?Y por qu¨¦ no dejan de hacerlo?¡±, pregunta Elmo. ¡°Es algo que no puedes dejar de hacer¡±, responde su padre. ¡°No sin ayuda¡±.
Es la primera vez en la historia del programa, que cumplir¨¢ el mes que viene cincuenta a?os en antena, en el que se aborda la tem¨¢tica de las drogas. "La adicci¨®n es a menudo percibida como un problema de mayores, pero impacta en los ni?os de una manera que no es siempre visible", declar¨® Sherrie Weston, presidenta del ¨¢rea de impacto social y filantrop¨ªa de la plataforma Sesame Workshop. "Tener un padre que lucha contra la adicci¨®n puede ser una de las cosas m¨¢s aislantes y estresantes a las que se enfrenta un ni?o".
El espacio televisivo Barrio S¨¦samo triunf¨® primero en Estados Unidos y despu¨¦s se version¨® en diferentes pa¨ªses, combinando los personajes animados originales (Epi, Blas, Coco, Elmo, Paco Pico¡) con otros de carne y hueso que reflejaban la realidad social de cada pa¨ªs (as¨ª, en Espa?a las marionetas interactuaban con el panadero Chema o el quiosquero Juli¨¢n). Se ha convertido no solo en el programa educativo est¨¢ndar de la televisi¨®n, sino en un term¨®metro para saber qu¨¦ problem¨¢ticas afectan a cada pa¨ªs y cuando sus responsables creen que ha llegado ese momento crucial en el que los ni?os tambi¨¦n tienen que ser conscientes de ellas.
Escena de 'Barrio S¨¦samo' en la que el personaje de Karli explica que su madre debe ir a reuniones para curarse de su enfermedad.
En la versi¨®n estadounidense, una marioneta llamada Lily fue presentada en 2011 como una ni?a cuya familia no ten¨ªa medios para comer. Y otro llamado Alex lleg¨® en 2013 contando que su padre estaba en prisi¨®n. En 2017 apareci¨® Julia, una marioneta que representaba a una ni?a autista. En aquel episodio, cuando Paco Pico ("Big Bird" en Estados Unidos) se acerca a saludarla, Julia ni siquiera se gira para mirarlo y sigue dibujando. ¡°Julia est¨¢ muy concentrada en su dibujo ahora mismo¡±, explica Alan, uno de los adultos de carne y hueso que interact¨²an con las marionetas. Julia, cuyo dibujo es perfecto comparado con el de los otros ni?os, tiene una forma extra?a de relacionarse con los dem¨¢s: a veces responde, a veces no. ¡°Julia tiene autismo. Eso quiere decir que puede que no te responda enseguida¡±, explica Alan al p¨¢jaro. ¡°Y puede no hacer cosas que esperas que haga¡±.
El caso de Julia provoc¨® controversia. En 2017 su personaje fue parte de una campa?a de Autism Speaks ("El autismo habla"), una asociaci¨®n muy influyente que promueve la diagnosis y el tratamiento de ni?os a una temprana edad. La Autistic Self Advocady Network (Red de autodefensa autista) critic¨® a Barrio S¨¦samo por consentir que uno de sus personajes se uniese a esa asociaci¨®n. Argument¨® que las intervenciones que promueve?Austism Speaks han traumatizado a muchos ni?os autistas y que el autismo no debe ser estigmatizado como una enfermedad que se diagnostica y se cura, sino como una diferencia que se debe integrar en la sociedad.
Todos los personajes de Barrio S¨¦samo nacen de exhaustivos estudios que obedecen a nuevas realidades sociales. Por ejemplo, la adicci¨®n y el consumo de sustancias que reflejan el reci¨¦n incorporado personaje de Karli son una fuente de preocupaci¨®n creciente en Estados Unidos. Se ha calculado que uno de cada ocho menores viven en hogares donde al menos uno de los progenitores sufre una adicci¨®n.
En 2002 Kami, una ni?a seropositiva, llev¨® a 'Takalani Sesame', la versi¨®n sudafricana del programa. Sud¨¢frica es uno de los pa¨ªses con mayor poblaci¨®n infantil afectada por esta enfermedad
En versiones internacionales del programa otros personajes han aparecido para reflejar realidades que golpean a cada pa¨ªs. En 2002 Kami, una ni?a seropositiva, llev¨® a Takalani Sesame, la versi¨®n sudafricana del programa. ¡°Los chicos del colegio no quieren jugar conmigo porque tengo VIH¡±, explic¨® en un episodio. ¡°No quieren tocarme porque creen que los contagiar¨¦¡±. ¡°?No puedes enfermar de VIH solo por tocar a alguien o ser su amigo¡±, le responde otra marioneta. Sud¨¢frica es uno de los pa¨ªses con mayor poblaci¨®n infantil afectada por esta enfermedad.
En otros casos, estas necesidades responden a cuestiones hist¨®ricas: en la versi¨®n neozelandesa hay segmentos del programa donde las marionetas hablan en maor¨ª, lengua hablada por los aut¨®ctonos de Nueva Zelanda que estuvo a punto de desaparecer durante el siglo XX en favor del ingl¨¦s.
Los ejemplos se repiten a lo largo de la historia del programa. En 1993 lleg¨® a la versi¨®n estadounidense Rosita, marioneta latina y biling¨¹e, para reflejar y normalizar el flujo migratorio latino, en especial de mexicanos. En 2009 apareci¨® Sivan en Rechov Sumsum, la versi¨®n israel¨ª, una marioneta en silla de ruedas. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2002 en las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, los guionistas del programa se preguntaron c¨®mo hablar de algo tan profundamente traum¨¢tico a los ni?os y emitieron uno de sus episodios m¨¢s celebrados, en el que abordaron el tema sin una sola menci¨®n a aquellos hechos. Sencillamente, decidieron hablar del estr¨¦s postraum¨¢tico y de la posibilidad de superar el miedo despu¨¦s de que Elmo presenciase un incendio en una cocina.
Este estudio de la actualidad, las realidades cambiantes y su adaptaci¨®n para reflejar el mundo a los ni?os tambi¨¦n pasa por el revisionismo. Cuando en 2007 se editaron en DVD las dos primeras temporadas del programa infantil se hizo con una advertencia: que estaban destinadas a adultos que hab¨ªan visto el programa en su d¨ªa, pero que ya no eran ni ¨²tiles ni recomendables para los ni?os del siglo XXI.
?C¨®mo es posible eso en el programa infantil m¨¢s influyente y aplaudido por profesores y educadores? La explicaci¨®n radica en que lo que era aceptable y normal en 1969 no tiene cabida en el siglo XXI. Por ejemplo, en el primer episodio, una ni?a se hace amiga de un desconocido (adulto) que la invita a su casa a comer. Y el monstruo de las galletas, tambi¨¦n llamado Triqui en Espa?a, fumaba. ?C¨®mo ser¨¢n percibidos dentro de treinta a?os estos personajes como Karli, Julia o Lily que hoy representan lo m¨¢s inclusivo y diverso dentro de la televisi¨®n infantil? Probablemente con una etiqueta que diga: "Solo para adultos". Pero por ahora, en 2019, es el ejemplo a seguir.
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