Villoro Liber

El Premio Liber 2019 es merecido reconocimiento a la obra entera de Juan Villoro: cronista, cuentista, dramaturgo y poeta, que aprovech¨® la ocasi¨®n para subrayar la humildad de su grandeza y la generosidad que transpira como respuesta a quienes le ayudaron a sortear las muchas andanzas de su vida literaria. Esto empez¨® a sus 24 a?os de edad, cuando public¨® su primer libro ¨CLa noche navegable¡ªbajo el sello de Joaqu¨ªn Mortiz y el tim¨®n de don Joaqu¨ªn D¨ªez-Canedo. Ya parece leyenda la ver¨ªdica agua del azar que permiti¨® que Villoro esperara en la antesala para firmar el contrato de ese primer libro de cuentos, al tiempo que sal¨ªa por las puertas batientes del despacho de D¨ªez-Canedo la figura inmensa de Jorge Ibarg¨¹engoitia.

Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, Villoro ha recibido el Premio Liber que otorgan los editores de Espa?a unidos como lectores, en abono de la calidad impermeable, la prosa constante, el ¨¢nimo Atl¨¢ntico y la estatura con toda la barba de un autor entra?able. Al hacerlo, Villoro abri¨® la ventana para expresar su gratitud a todos los editores que nos dieron patria y p¨¢rrafos, desde el propio D¨ªez-Canedo, que merece una biograf¨ªa detallada, hasta Jorge Herralde, con quien Anagrama ha dado no solo premio hom¨®nimo a una novela de Juan, sino la publicaci¨®n exitosa de su m¨¢s reciente elogio enrevesado de la Ciudad de M¨¦xico, El v¨¦rtigo horizontal.

A ocho d¨¦cadas de la llegada del barco Sinaia, primero de muchos nav¨ªos que llevaron a M¨¦xico a miles de espa?oles que hu¨ªan del polvo y de la p¨®lvora de la indecible Guerra Incivil se habl¨® con gratitud de Azor¨ªn, Rojo y Espresate que fundaron con sus iniciales invertidas Ediciones ERA, se apareci¨® el fantasma de no pocos impresores y correctores, linotipistas y dise?adores, ilustradores y editores ortotipogr¨¢ficos, tanto an¨®nimo bueno y noble de transterrados peninsulares que florecieron en la buena tierra de M¨¦xico para bien de los libros, de la lectura que nos salva de ida y vuelta, los autores que son puentes imbatibles y los versos que nos lloran o alegran el paisaje compartido. Llegaron en barcos y abrieron las alas de p¨¢ginas impresas, cat¨¢logos enteros de saber y sentir, sabor y sue?o; llegaron en barcos y plasmaron sobre la piel de M¨¦xico no pocos tomos que apuntalaron la ciencia de nuestras plantas, los mapas de las estrellas o las ra¨ªces compartidas de un largo pret¨¦rito com¨²n.

Villoro narr¨® que para celebrar la aparici¨®n de La noche navegable, don Joaqu¨ªn D¨ªez-Canedo lo invito a comer la abundante comida que sol¨ªan servir en el Centro Gallego de M¨¦xico. En un momento de atrevida ocurrencia, el joven autor reci¨¦n publicado le pregunt¨® al ya luengo editor si le pensaba dar un anticipo contante y sonante por su primer libro y D¨ªez-Canedo aprovech¨® el paso cercano de un vendedor de loter¨ªa para comprarle un d¨¦cimo y entreg¨¢rselo a Villoro, diciendo ¡°con esto puede ganar m¨¢s que con la literatura¡±.

Al paso del tiempo y de tantas buenas p¨¢ginas, consta que los premiados hemos sido legi¨®n creciente de agradecidos lectores en ambos lados de este mar que une a M¨¦xico con Espa?a y que Villoro agradeci¨® el Premio Liber comprobando que aquel viejo d¨¦cimo de loter¨ªa, con el paso del tiempo, sali¨® premiado.