Hannah Herbst, la joven que dise?a vendas inspiradas en la piel de tibur¨®n

Tres clics en la cabeza de Hannah Herbst (Florida, 2000) sellaron su destino. Y en menos de un lustro, esta joven estadounidense que fantaseaba con ser actriz se ha convertido en una prometedora cient¨ªfica. Tenaz y so?adora, con solo 19 a?os atesora galardones como el de Mejor cient¨ªfica joven de Estados Unidos (2015) y su nombre aparece en la lista Forbes 2018 de los 30 j¨®venes menores de 30 m¨¢s destacados del pa¨ªs.

El primer clic fue el que despert¨® en su cabeza de artista la pasi¨®n por la ciencia. Ten¨ªa 13 a?os. Sus padres la apuntaron a un campamento de rob¨®tica ¡°para que probase otras cosas antes de decantarse por la interpretaci¨®n¡±. Y se enganch¨®. Desde entonces, no pudo dejar de matricularse en cursos de ingenier¨ªa e investigaci¨®n.

Su fe (¡°Dios me ha hecho sentir que debo ayudar a otras personas¡±) la condujo hasta el segundo clic. En su comunidad cristiana, en la localidad de Boca Rat¨®n (Florida), donde ha pasado toda su vida, tienen un programa que pone en contacto a ni?os estadounidenses con ni?os de pa¨ªses subdesarrollados. As¨ª conoci¨® a su amiga Ruth, de Eritrea, con quien inici¨® una relaci¨®n por carta. ¡°Cuando me cont¨® que no llegaba la electricidad a su pueblo, pens¨¦ que deb¨ªa hacer algo¡±, dice en Unleash 2019, un encuentro de j¨®venes talentos que la empresa espa?ola Trivu organiza cada a?o en Madrid.

Formaba parte de un programa de ingenier¨ªa y descubri¨® que hab¨ªa barcos que se mov¨ªan con energ¨ªa producida por el agua. ¡°Si eso funcionaba, ?por qu¨¦ no pod¨ªamos aplicar los mismos principios para crear electricidad en el pueblo costero de Ruth?¡±. Con ayuda de sus mentores cient¨ªficos empez¨® a trabajar duramente en su objetivo y con 14 a?os present¨® Beacon (las siglas en ingl¨¦s para ¡°Llevando acceso el¨¦ctrico a ciudades a trav¨¦s de la energ¨ªa oce¨¢nica¡±): una turbina que se introduce en el agua y transforma la energ¨ªa de las corrientes marinas en electricidad a trav¨¦s de un generador.

A su madre, Julie, a¨²n se le empa?an los ojos cuando recuerda el empe?o de su hija por sacar adelante su proyecto. ¡°Durante esos dos a?os tuve miedo de que fracasara. Lo intentaba con tantas ganas una y otra vez¡­, que fue maravilloso ver c¨®mo lo consegu¨ªa¡±. Herbst lleva desde entonces luchando por comercializar Beacon, pero las trabas burocr¨¢ticas se lo han impedido. ¡°Incluso intent¨® ponerlo a disposici¨®n de otros investigadores de forma gratuita, pero de momento no ha habido suerte¡±, dice su madre.

El a?o pasado, el c¨¢ncer de su padre activ¨® un tercer clic. Durante un posoperatorio, la herida se infect¨®. ¡°Pens¨¦: ¡®?C¨®mo puede pasar esto en EE UU, que tenemos recursos?¡±, exclama indignada Herbst. Y fue as¨ª c¨®mo su mente privilegiada comenz¨® a maquinar de nuevo. ¡°En mi grupo de ciencias est¨¢bamos estudiando las propiedades del tibur¨®n. Su piel est¨¢ compuesta por capas que forman una malla resistente al agua y que impide el paso de las bacterias. Decid¨ª intentar replicarlo en vendas para hacer curas¡±. Y lo hizo. ¡°Son vendas antibacterianas porque las construimos con PDMS [el polidimetilsiloxano es una especie de silicona transparente e inerte, es decir, que en ella no se generan microorganismos como sucede en el agua] y adem¨¢s son reutilizables, por lo que resultan muy econ¨®micas¡±, dice Herbst con entusiasmo. Ahora acaba de crear la compa?¨ªa Tiburones Technologies ¡ªsaldr¨¢ a la luz en 2020, a la espera de una patente¡ª con la intenci¨®n de comercializar sus vendas por todo el mundo. ¡°Espero que esta vez s¨ª lo consigamos¡±.?