Reformas en una sociedad desigual
Es preciso lograr un consenso sobre problemas respecto de los cuales hay que actuar con urgencia aun sabiendo que esas actuaciones repercutir¨¢n de forma diferente sobre los distintos sectores sociales
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Es posible realizar reformas que mejoren el futuro de una sociedad cuando esta es profundamente desigual? Porque las reformas afectar¨¢n a unos sectores m¨¢s que a otros y habr¨¢ perjudicados, al menos a corto plazo, normalmente los m¨¢s d¨¦biles, que se resistir¨¢n con buenas razones a esas reformas. Veamos algunos ejemplos.
Uno de los motivos, quiz¨¢ el m¨¢s importante, de la reciente revuelta de los m¨¢s desfavorecidos de Ecuador contra su Gobierno, ha sido la supresi¨®n de los subsidios a los combustibles para automoci¨®n, es decir, un aumento de su precio. Algo que evoca las manifestaciones de los chalecos amarillos en Francia, cuyo primer objetivo fue oponerse a la implantaci¨®n de un impuesto sobre el di¨¦sel, con un resultado similar: su encarecimiento. En ambos casos, la justificaci¨®n de las movilizaciones es que esos cambios inciden sobre todo en los sectores m¨¢s pobres de la poblaci¨®n, no porque no se apliquen a todos sino porque en una sociedad desigual unos tienen medios sobrados para afrontar los cambios, y otros no.
Pero la lucha contra el cambio clim¨¢tico requiere que se tomen medidas para disminuir el uso de los combustibles f¨®siles. Se trata de una de las m¨¢s evidentes. Y todas, los impuestos verdes, las propuestas de la OCDE o la UE de tasas sobre emisiones, los obst¨¢culos para utilizar el coche privado en las ciudades, la transici¨®n al coche el¨¦ctrico, etc¨¦tera, tendr¨¢n efectos distintos sobre distintos sectores sociales en funci¨®n de los recursos econ¨®micos que posean. Puede afirmarse con un alto grado de certidumbre que los movilizados en Francia o Ecuador, o los enemigos de los parqu¨ªmetros en Madrid, por ejemplo, est¨¢n a favor de la lucha contra el cambio clim¨¢tico y, seguramente, participar¨ªan en movilizaciones para exigir a los Gobiernos medidas m¨¢s contundentes en este campo.
Los recursos a disposici¨®n
Pero cualquier medida concebible tendr¨¢ consecuencias y estas afectar¨¢n m¨¢s a quienes menos tienen. Cualquier persona con una cierta sensibilidad social estar¨¢ de acuerdo en que eso comporta una forma de injusticia, lo que implica que deber¨¢n buscarse mecanismos de compensaci¨®n que las reduzcan. Pero aun as¨ª, el hecho es que siempre habr¨¢ quienes puedan acomodarse sin problemas debido a los recursos que poseen y otros a quienes cualquier restricci¨®n les supondr¨¢ una dificultad. ?Es que no es posible actuar, en este caso contra el cambio clim¨¢tico, en una sociedad desigual, es decir, en cualquier sociedad actual?
Sin duda, habr¨¢ quien no tenga escr¨²pulo alguno en que una parte importante de la poblaci¨®n resulte da?ada por una medida considerada imprescindible. Y habr¨¢ quien considere que la lucha contra el cambio clim¨¢tico se ventila con acciones sobre un grupo minoritario de ricos y poderosos, quedando el grueso de la poblaci¨®n al margen de las reformas necesarias. La raz¨®n, sobre todo, me impide estar de acuerdo con los segundos: cualquier medida eficaz afectar¨¢ necesariamente al conjunto de la poblaci¨®n, ya sea directamente o indirectamente a trav¨¦s de cargas a empresas que repercutir¨¢n en los precios; no olvidemos que el fin ¨²ltimo de estas medidas es reducir y encarecer el uso de la energ¨ªa o de los productos que requieren energ¨ªa para su manufactura. Pero el deseo de vivir en una sociedad m¨¢s justa me impide estar de acuerdo con los primeros. Hay que tomar medidas, a veces dr¨¢sticas, pero siempre sin olvidar el impacto sobre los m¨¢s d¨¦biles.
Otro ejemplo del mundo de la educaci¨®n apunta en el mismo sentido. Siendo rector de una universidad p¨²blica intent¨¦ promover medidas para incrementar el rigor acad¨¦mico de la instituci¨®n. Pero cualquier medida en este sentido afectar¨ªa siempre m¨¢s a los estudiantes de procedencia humilde que a los otros. Y aunque se arbitraran procedimientos de ayuda, por ejemplo becas basadas en la renta familiar, siempre aparecer¨¢ la desigualdad. Cualquier exigencia de rendimiento acad¨¦mico asociado a las becas puede interpretarse como discriminatorio respecto de quienes no las necesitan y pueden permitirse no cumplir dicha exigencia. Cualquier norma de permanencia en la Universidad introducir¨ªa de nuevo la discriminaci¨®n. Los m¨¢s pudientes tendr¨ªan medios suplementarios a su disposici¨®n para alcanzar el rendimiento exigido, profesores, academias, libros o un ambiente familiar propicio, y en ¨²ltimo caso la opci¨®n de elegir una universidad privada. Y todo eso es verdad y es imposible de paliar por completo porque vivimos en una sociedad desigual en la que los recursos a disposici¨®n de las personas var¨ªan enormemente seg¨²n la clase social en la que el azar nos ha colocado.
Por muchas medidas compensatorias que se tomen siempre habr¨¢ unos con menos defensas que otros
En el l¨ªmite, cualquier reforma tendente a luchar contra el cambio clim¨¢tico, o a elevar el nivel educativo del sistema de ense?anza, entre multitud de ejemplos en otros campos, ser¨ªa incompatible con la justicia social a menos que se erradicara previamente la desigualdad de nuestras sociedades humanas. Una lucha que es seguramente la tarea m¨¢s urgente y necesaria de cualquier Gobierno con sensibilidad social. Pero cuya culminaci¨®n no llegar¨¢ pronto, ni siquiera sabemos si llegar¨¢ alguna vez. Mientras tanto, hay problemas que nos acucian, y a los que debemos enfrentarnos en el contexto de sociedades injustas que reparten las cargas de forma muy desigual.
Es posible razonar en el sentido de apoyar ¨²nicamente medidas que vayan en el sentido de disminuir la desigualdad a corto plazo, dejando todo lo dem¨¢s en suspenso debido a las contraindicaciones a que me he referido antes. Aun as¨ª, creo que no podemos dejar de intentar mejorar aspectos que signifiquen un progreso global, al tiempo que proseguimos la lucha contra la desigualdad. Ahora bien, en las sociedades democr¨¢ticas la opini¨®n p¨²blica tiene una influencia decisiva sobre las pol¨ªticas que se ejecutan: la gente no elegir¨¢ a quienes defiendan posiciones claramente enfrentadas al criterio mayoritario en asuntos que afecten a todos. Por lo tanto, es preciso lograr un consenso sobre problemas respecto de los cuales hay que actuar con urgencia aun sabiendo que esas actuaciones repercutir¨¢n de forma diferente sobre los distintos sectores sociales. Y, por muchas medidas compensatorias que se tomen, y desde luego se deben tomar, siempre habr¨¢ unos que tengan menos defensas que otros. Porque vivimos en una sociedad desigual. Pero no podemos permitirnos dejar de actuar.
Cayetano L¨®pez es catedr¨¢tico de F¨ªsica. Fue rector de la UAM y director del CIEMAT.
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