El rostro de la madre a la que fusilaron con el sonajero de su hijo
Un antrop¨®logo y una artista realizan un retrato de Catalina Mu?oz, ejecutada en 1936 y de quien no se conservan fotograf¨ªas
A Catalina Mu?oz la fusilaron al amanecer del 22 de septiembre de 1936. Fue enterrada sin ata¨²d, cubierta de cal viva. Mart¨ªn, el menor de sus cuatro hijos, ten¨ªa nueve meses cuando la mataron. Ahora tiene 83. Pas¨® la mayor parte de su vida sin conocer esta historia. Nunca supo que su madre se hab¨ªa llevado su sonajero a la tumba. Ni siquiera sab¨ªa d¨®nde estaba enterrada. Cuando hace unos meses recuper¨® su juguete?¡ªsorprendentemente colorido despu¨¦s de tanto tiempo¡ª y los restos mortales de su madre, una de las cosas que m¨¢s le segu¨ªan doliendo era no tener ni una sola foto de ella para saber qu¨¦ aspecto ten¨ªa.
Ahora, un equipo de antrop¨®logos ha reconstruido y analizado el cr¨¢neo de Catalina, desfigurado por los disparos, y ha realizado una aproximaci¨®n a c¨®mo era su rostro. El trabajo lo ha realizado el antrop¨®logo f¨ªsico y m¨¦dico forense Fernando Serrulla, miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y c¨¦lebre por haber trabajado en el examen de los restos de Diana Quer y en otros casos de v¨ªctimas no identificadas.
En el caso de Catalina, la identificaci¨®n no era un problema. Los registros del cementerio viejo de Palencia dejaban claro qui¨¦n era y en qu¨¦ tumba estaba. Pero pasaron los a?os, las d¨¦cadas, y sobre el cementerio construyeron un parque en el que los ni?os se columpiaban literalmente unos metros por encima de los muertos.
En 2011, un equipo de antrop¨®logos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi inici¨® excavaciones en busca de represaliados de la Guerra Civil y se toparon con una imagen imposible de imaginar: un esqueleto a¨²n con restos de cal viva que conservaba las suelas de goma de sus zapatos del n¨²mero 36. Junto a la cadera, como si lo llevara en el bolsillo del mandil, el sonajero, que hab¨ªa perdido la canica que lo hac¨ªa sonar. Un etn¨®grafo de la sociedad lo analiz¨® y comprob¨® que pod¨ªa ser de la ¨¦poca.
Los especialistas no dieron con la familia de Catalina. Sus restos fueron enterrados en una tumba com¨²n junto a otros represaliados en el cementerio nuevo de Palencia. Su familia conoci¨® la historia por este diario el verano pasado e inici¨® el proceso para recuperar los restos y, con ellos, la memoria de unos hechos de los que apenas hab¨ªan hablado.
Catalina no sab¨ªa leer ni escribir, pero s¨ª firmar, como muestra el sumario de su juicio, que se conserva en el archivo militar de Ferrol. La detuvieron en agosto de 1936, mientras corr¨ªa para no ser apresada. Llevaba en brazos a Mart¨ªn. A su marido, Tom¨¢s de la Torre, le hab¨ªan detenido en mayo por presunto asesinato tras una reyerta con falangistas. A ella la acusaron ¡ªya en una Espa?a en guerra y en una Palencia controlada por los rebeldes de Franco¡ª de haber ocultado pruebas y de dar vivas a Rusia. El 5 de septiembre ella testific¨® y firm¨® una declaraci¨®n en la que admit¨ªa haber ido a manifestaciones, pero neg¨® el resto de acusaciones. Por un momento parec¨ªa que salvar¨ªa la vida, pues se pidi¨® para ella la cadena perpetua, pero sin explicaci¨®n aparente las autoridades franquistas cambiaron de criterio y la condenaron a muerte.
Almudena Garc¨ªa-Rubio es la antrop¨®loga que dirigi¨® el desenterramiento de Catalina y el sonajero en 2011. El pasado junio, aprovechando el proceso de exhumaci¨®n, reconstruy¨® el cr¨¢neo de la fallecida y tom¨® fotograf¨ªas. Serrulla ha analizado esas im¨¢genes y unas pocas fotos de Mart¨ªn y Luc¨ªa, la otra hija de Catalina que queda viva y que ten¨ªa 11 a?os cuando se llevaron a su madre. Ahora tiene 94. Tras analizar la morfolog¨ªa de los huesos del rostro, el antrop¨®logo ha supervisado la elaboraci¨®n de un dibujo de la cara realizado por la artista Alba San¨ªn. Los dos rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de Catalina son una frente y mand¨ªbulas anchas y el diastema, las palas de los dientes separadas.
¡°Esta t¨¦cnica es una aproximaci¨®n a la realidad¡±, explica Serrulla. ¡°Aunque no permite identificar a una persona en base a sus restos cadav¨¦ricos, s¨ª puede aportar a un rostro a una persona de la que no conocemos fotograf¨ªas¡±, resalta Serrulla, que tambi¨¦n es responsable de la Unidad de Antropolog¨ªa Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia. En ocasiones como esta, de forma altruista, Serrulla participa en proyectos como el actual o como la reciente identificaci¨®n de 121 soldados argentinos enterrados sin nombre en la guerra de las Malvinas.
Al ver el retrato, Mart¨ªn, que no recuerda nada de su madre, dijo que ¡°era muy guapa¡±, relata Martina, su hija. A sus 94 a?os, Luc¨ªa, la otra hija viva de Catalina, tampoco pareci¨® reconocer el dibujo a primera vista. ¡°Desde que se enter¨® de toda la historia del sonajero ha estado muy afectada, lloraba por las noches y dec¨ªa que cu¨¢nto les cambi¨® la vida con lo bien que estaban¡±, explica Raquel, una de las tres hijas de Luc¨ªa. ¡°Ahora ya est¨¢ m¨¢s tranquila¡±, a?ade.
Garc¨ªa-Rubio, Serrulla y miembros de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica de Palencia (ARMH) har¨¢n entrega este s¨¢bado del retrato a la familia de Catalina en un acto que se celebra en la Biblioteca P¨²blica de Palencia, en la calle Eduardo Dato, 4.
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