Siria, un regalo llave en mano
Ahora, Erdogan tiene enfrente un nuevo jugador en el tablero. Su operaci¨®n dentro de Siria no podr¨¢ ser tan amplia como deseaba
Oriente Pr¨®ximo es un rompecabezas de piezas mal encajadas. Si se mueve una, como sucedi¨® en Irak en 2003, se corre el riesgo de desbaratarlo todo. Es una regi¨®n rica en petr¨®leo y gas en la que se libran varias guerras simult¨¢neas, no siempre visibles, en las que los odios y las alianzas son cambiantes. Pese al ruido ambiental, domina el esp¨ªritu del zoco, en el que Donald Trump, un promotor inmobiliario ascendido a presidente de Estados Unidos, se mueve como pez en el agua.
Adem¨¢s de una traici¨®n a las milicias kurdas que lucharon contra el ISIS en Siria, apoyadas por la aviaci¨®n estadounidense, lo que se ha producido es un traspaso de poder pactado entre Washington y Mosc¨². Las bases que dejaron los estadounidenses fueron ocupadas por los rusos. Fue un regalo llave en mano porque no destruyeron nada, algo ins¨®lito en estos casos. Los kurdos sirios tuvieron que trenzar una alianza expr¨¦s con un nuevo protector. All¨ª estaban Vlad¨ªmir Putin y su protegido Bachar el Asad para socorrerles tras el avance de las tropas turcas, que acaban de cruzar la frontera, una operaci¨®n que contaba con el visto bueno de Trump.
Con este giro narrativo, Damasco ha recuperado, sin disparar una bala, el 35% de su territorio que estaba en manos de los kurdos, que sin una aviaci¨®n amiga no ten¨ªan nada que hacer frente a las tropas de Ankara. Tambi¨¦n logra el control de los pozos de petr¨®leo. Los kurdos se quedan sin autonom¨ªa, pero podr¨¢n mantener las armas dentro de sus ciudades. Mosc¨² ser¨¢ el garante del pacto.
Se habla mucho de un eventual retorno del ISIS. El miedo es parte de la propaganda. Se derrot¨® al califato pero no al grupo que sigue vivo y durmiente entre la poblaci¨®n. Ya pas¨® en Irak y regresaron m¨¢s fuertes. El problema inmediato es de Europa: qu¨¦ hacer con sus combatientes extranjeros detenidos por los kurdos.
Trump tiene lo que quer¨ªa: la medalla del hombre que mat¨® al ISIS. As¨ª se quita un problema en un pa¨ªs en el que ten¨ªa una presencia marginal. A las dudas de su antecesor en el cargo, Barack Obama, uni¨® las suyas, lo mismo que la Uni¨®n Europea. Nunca supieron qui¨¦nes eran los suyos, qu¨¦ bando representaba sus intereses.
Rusia lo ha tenido claro desde el principio. Mosc¨² apost¨® por El Asad, al que ha ayudado a ganar la guerra. Estaban en juego viejas alianzas y la base naval de Tart¨²s, clave para la flota rusa. Putin no cambia de amigos a mitad del partido; es fiable, sigue con el socio elegido hasta el final. Ahora, Recep Tayyip Erdogan tiene enfrente a un nuevo jugador en el tablero. Su operaci¨®n dentro de Siria no podr¨¢ ser tan amplia como deseaba. Otro ganador de este desenlace es Ir¨¢n, que tampoco cambia de aliados. El Asad es alau¨ª, una secta chi¨ª, igual que los hut¨ªes de Yemen. La siguiente parada: Arabia Saud¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.