Desastre sirio
La ofensiva turca ha provocado una situaci¨®n extremadamente peligrosa
Desde que Donald Trump orden¨® la retirada de las tropas estadounidenses y dio luz verde al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para lanzar una ofensiva contra las milicias kurdas en el norte de Siria, todo lo que ha podido ir mal ha ido mal: muertes de civiles, denuncias de cr¨ªmenes de guerra, fuga de presos del Estado Isl¨¢mico, 100.000 desplazados que no saben d¨®nde ir y a los que no les llega la ayuda humanitaria. La tard¨ªa reacci¨®n de Trump, que el lunes amenaz¨® con sanciones contra Ankara si no deten¨ªa la ofensiva, no ha mejorado las cosas.
Pese a que puede verse afectada directamente por este nuevo frente, la Uni¨®n Europea se ha mostrado titubeante: se ha limitado a llamar al cese de las hostilidades y a la b¨²squeda de una salida diplom¨¢tica. Algunos Estados miembros, entre ellos Espa?a, han decretado adem¨¢s un embargo en las futuras ventas de armas a Turqu¨ªa, aunque se trata de una medida que tendr¨¢ muy poca influencia sobre la ofensiva actual. Turqu¨ªa es adem¨¢s un pa¨ªs miembro de la OTAN y alberga en su territorio, en la base de Incirlik situada a 250 kil¨®metros de la frontera, bombas at¨®micas estadounidenses, lo que complica todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n.
La zona que controlaban las llamadas Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias, una milicia dirigida por los kurdos, representa en torno a un tercio del territorio sirio y en ella viven cuatro millones de personas, que hasta ahora se hab¨ªan librado de la dictadura de Bachar el Asad, pero s¨ª hab¨ªan padecido la crueldad del Estado Isl¨¢mico. El ISIS fue derrotado en marzo por las milicias kurdas, que contaron con el apoyo de Estados Unidos, que manten¨ªa desplegados unos 1.000 soldados. La mayor¨ªa del combate sobre el terreno lo realizaron los kurdos, ahora ¡°traicionados¡± por Washington, una palabra que han utilizado militares y pol¨ªticos estadounidenses para describir la forma en que han abandonado a sus aliados.
Turqu¨ªa, que mantiene un largo conflicto interno con los kurdos, pretende crear una franja de seguridad de 30 kil¨®metros de ancho y 480 de largo en la frontera. Tambi¨¦n ha mostrado su intenci¨®n de instalar all¨ª a dos de los 3,1 millones de refugiados sirios que alberga en su territorio. Sin embargo, nada garantiza que sus tropas no se adentren m¨¢s profundamente en Siria, lo que ha llevado a los kurdos a pactar con Damasco y permitir la entrada de su Ej¨¦rcito en una zona que hasta ahora escapaba a su control. Como ha ocurrido desde el principio del estallido de la guerra civil en Siria, en 2011, el conflicto tiene un fuerte componente ¨¦tnico y ya se est¨¢n produciendo episodios de violencia sectaria.
Con la intempestiva orden de retirada, Trump ha dado una patada a un avispero, que resume toda la complejidad y crueldad de la guerra siria. El ataque turco ha provocado una situaci¨®n ca¨®tica, y peligrosa, que solo tiene un ganador claro: el dictador Bachar el Asad y su principal apoyo, Rusia, cuyas tropas est¨¢n ocupando las posiciones abandonadas por EE?UU. Y dos perdedores: la poblaci¨®n civil kurda y la diplomacia de Washington, que ha confirmado una vez m¨¢s que ha dejado de ser un aliado fiable y que ha entregado en bandeja a sus te¨®ricos oponentes una parte importante del territorio sirio. El da?o ¡ªdiplom¨¢tico, estrat¨¦gico y, sobre todo, humano¡ª es enorme.
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