En el Pacto por la Ciencia, 1+1 tienen que sumar m¨¢s que 2
La transici¨®n hacia un sistema productivo basado en el conocimiento pasa por incrementar la inversi¨®n en I+D+i hasta un 2% del PIB en 2025, incentivar la colaboraci¨®n p¨²blico-privada y agilizar la gesti¨®n de la investigaci¨®n p¨²blica
Cuando los expertos analizan el futuro de nuestra sociedad y los graves problemas a los que nos enfrentamos, todos coinciden en que una de las claves es el desarrollo de soluciones gracias a la investigaci¨®n cient¨ªfica. Desde la energ¨ªa renovable no contaminante a una producci¨®n sostenible de alimentos para todo el mundo; y desde nuevos medicamentos hasta la conservaci¨®n del medio ambiente, el avance de la sociedad en el siglo XXI depende cr¨ªticamente de la ciencia.
Por ello el apoyo a la ciencia es uno de los pocos puntos en los que todas las opciones pol¨ªticas parecen coincidir. Pero para que las ideas cient¨ªficas acaben beneficiando a la sociedad, se necesita toda una cadena de investigaci¨®n, m¨¢s desarrollo, m¨¢s innovaci¨®n (I+D+i): los descubrimientos en los laboratorios deben transformarse en prototipos que demuestren su utilidad y finalmente en soluciones que lleguen hasta nosotros.
Este es un proceso que cada vez requiere una mayor inversi¨®n por la complejidad cient¨ªfica y tecnol¨®gica de las soluciones, y hay una relaci¨®n directa entre lo que un pa¨ªs invierte en I+D+i y c¨®mo logra desarrollar y aprovechar estas soluciones, y su correspondiente impacto social, econ¨®mico y pol¨ªtico.
Por todo ello, es f¨¢cil entender la apuesta que hacen algunos pa¨ªses por dedicar un porcentaje significativo de su PIB a la I+D+i, que a veces llega al 3%, como son los casos de Estados Unidos, Alemania, Suiza y Jap¨®n, pero tambi¨¦n China y especialmente Corea. Este pa¨ªs, devastado por la guerra en los a?os 50, ha logrado hoy la recuperaci¨®n de su econom¨ªa y de su sociedad, y cuenta con una tecnolog¨ªa puntera a nivel mundial. Y si uno quiere entender c¨®mo lo ha logrado, tiene que fijarse en la apuesta por la ciencia que ha hecho su gobierno, respaldado por la sociedad y con la implicaci¨®n de sus empresas, que hoy son referentes mundiales, no solo en el mercado, sino tambi¨¦n en investigaci¨®n. Un ejemplo relevante: Samsung ha sido en 2018 la empresa con mayor inversi¨®n a nivel mundial en I+D+i, y tambi¨¦n la que ha participado en mayor n¨²mero de art¨ªculos cient¨ªficos ¡ªmuchos junto a universidades y hospitales¡ª, y la que ha licenciado un mayor n¨²mero de patentes.
En Espa?a, la inversi¨®n en I+D+i es de aproximadamente un 1.2% del PIB, es decir menos de la mitad que la de los pa¨ªses citados. Esta inversi¨®n est¨¢ repartida de manera similar entre inversi¨®n p¨²blica e inversi¨®n privada, pero se diferencia en su orientaci¨®n. La inversi¨®n p¨²blica es m¨¢s alta en investigaci¨®n y desarrollo (I+D), mientras que la inversi¨®n privada es mayor en innovaci¨®n (i), como por otra parte cabe esperar: son las empresas las que llevan a la sociedad las nuevas soluciones desarrolladas.
En el contexto de un deseable Pacto por la Ciencia en Espa?a, se est¨¢ proponiendo alcanzar una inversi¨®n del 2% del PIB en I+D+i, un objetivo que estaba planteado en Europa para el a?o 2020. Este aumento desde el actual 1.2% a un 2% debe realizarse de forma paulatina para que sea posible, pues no olvidemos que supondr¨ªa incrementar la inversi¨®n total actual de unos 14.000 millones de euros anuales en cerca de 10.000 millones de euros m¨¢s.
Desde el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), y dentro de nuestro plan estrat¨¦gico, hemos propuesto que este incremento se realice de manera sostenida, aumentando esta inversi¨®n en torno al 10% anual hasta el a?o 2025. Pero lo importante no es solo elevar la inversi¨®n, sino determinar en qu¨¦ se traduce. Dicho de otra forma, debe aprovecharse este aumento para buscar c¨®mo mejorar nuestro sistema de I+D+i en conjunto, y no solo para hacer m¨¢s de lo mismo.
Afortunadamente, en el contexto social actual contamos con una referencia global sobre d¨®nde debemos centrar nuestro esfuerzo: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Lograr estos objetivos requiere mejorar nuestra investigaci¨®n sobre cambio clim¨¢tico, sobre gesti¨®n sostenible de pl¨¢sticos, sobre almacenamiento de energ¨ªa renovable, sobre envejecimiento saludable, sobre conservaci¨®n de los oc¨¦anos, sobre c¨®mo lograr un equilibrio entre ciudades m¨¢s amigables y la preservaci¨®n del entorno rural. En definitiva, se trata de construir un futuro sostenible mejorando la calidad de vida de todos.
Pero necesitamos tambi¨¦n un pacto sobre los instrumentos para realizar esta inversi¨®n y para conseguir que se convierta en un cambio real y tenga un impacto social. Y aqu¨ª la clave es una colaboraci¨®n real y efectiva entre la investigaci¨®n p¨²blica y la privada: que ambas se unan para el desarrollo de las nuevas soluciones que demanda la sociedad. Por tanto, proponemos que este incremento del 2% se logre elevando hasta un 1% la inversi¨®n p¨²blica en I+D+i, y propiciando que igualmente crezca hasta el 1% la inversi¨®n privada en I+D+i, y que esta subida tan importante por ambas partes se oriente especialmente a proyectos conjuntos de alto impacto y a largo plazo. Proyectos en los que colaboren organismos p¨²blicos de investigaci¨®n, universidades y otros centros de I+D+i p¨²blicos, con los departamentos de I+D+i de nuestras empresas de forma complementaria. Proyectos ambiciosos de ciencia b¨¢sica, en los que tenga un papel relevante la industria de la ciencia, y proyectos m¨¢s aplicados de alto impacto en biomedicina, en energ¨ªa, en gesti¨®n del agua, en agricultura, en alimentaci¨®n, en rob¨®tica o en aplicaciones de inteligencia artificial.
Para lograrlo no se trata solo de aumentar los recursos, tambi¨¦n se requiere una nueva forma de gesti¨®n de la inversi¨®n p¨²blica en investigaci¨®n, mucho m¨¢s ¨¢gil y flexible, que no est¨¦ tan limitada, casi colapsada, por las estrictas normativas que requieren otros sectores de la administraci¨®n p¨²blica. Y a la vez se ha de mejorar el tratamiento fiscal de las empresas que apuesten realmente por invertir en I+D+i en el pa¨ªs y colaboren en estos proyectos de forma destacada. De modo que como sucede en otros pa¨ªses, nos permita retener el talento de nuestros j¨®venes m¨¢s brillantes, valorar al personal t¨¦cnico y equipar mejor los laboratorios, para poder aprovechar las ideas que se generan en los centros de investigaci¨®n y en los departamentos de las empresas, y as¨ª transformar poco a poco el sistema econ¨®mico de nuestro pa¨ªs dot¨¢ndolo de una base s¨®lida de I+D+i.
De lo contrario, y todos lo sabemos, aunque nadie quiera decirlo en p¨²blico, nuestro destino es el de ser un pa¨ªs de servicios, donde solamente podremos competir rebajando costes, salarios incluidos, y la riqueza generada no podr¨¢ garantizar nuestra calidad de vida en el futuro, y menos ante cualquier crisis.
En resumen, tenemos que lograr entre todos que este 1% + 1% sea mucho m¨¢s que 2. Y no se trata de una f¨®rmula nueva, sino de apostar por una soluci¨®n que ya funciona en otros pa¨ªses. Para ello necesitamos hacer realidad este Pacto por la Ciencia, un pacto que ya apoyan todos los partidos. Pero sobre todo necesitamos convencer a la sociedad de que se trata de una cuesti¨®n clave para nuestro futuro, y que sea ella misma quien nos demande este incremento progresivo de la inversi¨®n, el necesario cambio de la gesti¨®n, y que hagamos realidad la colaboraci¨®n p¨²blico-privada en I+D+i en beneficio de todos.
Rosa Men¨¦ndez es Presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC)
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