Gandhi en tiempos de c¨®lera

Hoy en d¨ªa la pol¨ªtica nos envuelve como una serpiente enroscada de la que uno no puede escapar, no importa cuanto lo intente. Por lo tanto, deseo luchar contra esa serpiente. Mahatma Gandhi

Modelo para Nelson Mandela en Sud¨¢frica y Aung San Suu Kyi en Myanmar. Citado err¨®neamente por Donald Trump, aludido por Vlad¨ªmir Putin. En estos tiempos de crisis y c¨®lera, cuando se celebra el 150? aniversario del nacimiento de Gandhi, su legado sigue siendo un s¨ªmbolo de legitimidad moral en la acci¨®n p¨²blica, utilizado y disputado por l¨ªderes de variada ¨ªndole y con diferentes resultados.

Su met¨¢fora de la verdad como un diamante de m¨²ltiples facetas, de car¨¢cter experimental y situacional, lo ha convertido en un icono de la posmodernidad (Rudolph y Rudolph). Su cr¨ªtica al desarrollo moderno le llev¨® a plantearse si existe un l¨ªmite al consumo. ¡°Si Gran Breta?a ha utilizado la mitad de los recursos del planeta para alcanzar su nivel de prosperidad, ?cu¨¢ntos planetas necesitar¨¢ un pa¨ªs como India?¡±, respondi¨® cuando le preguntaron si deseaba para los indios el nivel de vida de Inglaterra. Como apunta Faisal Devji, su reflexi¨®n sobre la violencia le llev¨® a renegar de ¡°cualquier ¨¦tica que dividiera el bien del mal sobre la base del c¨¢lculo moral¡± por lo que sus palabras y acciones proporcionan ¡°un an¨¢lisis ejemplar de la vida moral a la sombra de la pol¨ªtica moderna¡±.

Es precisamente en el terreno de los movimientos sociales donde el pensamiento de Gandhi y su doctrina de la no violencia han ejercido una mayor influencia. Sin ir muy lejos, tenemos el caso del independentismo catal¨¢n, que ha revestido oportunamente un movimiento rupturista y coercitivo con ropajes gandhianos. Estos incluyen la estruendosa aclamaci¨®n ¡°somos gentes de paz¡± y las ¡°marchas por la libertad¡± abanderadas por un jovial Quim Torra, cual Gandhi encabezando la c¨¦lebre Marcha de la Sal de 1930. Solo le faltaba el gayato. Parad¨®jicamente, y en parte a consecuencia de la estrategia del Gobierno espa?ol de no caer en la provocaci¨®n y mantener la respuesta policial un paso por detr¨¢s de los radicales callejeros, se ha producido un efecto bumer¨¢n que ha sacado a la superficie la violencia de la pretendida ¡°desobediencia civil¡±: el emperador est¨¢ desnudo. Lo vimos por televisi¨®n la noche del viernes. El contraste entre las im¨¢genes de una Barcelona en llamas tomada por los agitadores encapuchados y las palabras de Pedro S¨¢nchez aludiendo a la moderaci¨®n como fuerza, la paciencia y la defensa de las libertades, evidenci¨® un cambio de tornas que parec¨ªa imposible. La v¨ªctima se hab¨ªa convertido en verdugo, y el Estado opresor, en protector de las v¨ªctimas.

Gandhi rechaz¨® la instrumentalizaci¨®n de la no violencia en aras de objetivos pol¨ªticos futuros, de lo contrario, avisa, se corre el riesgo de terminar convirti¨¦ndose en la serpiente de la que uno se quiere librar.@evabor3