Mercado ¨²nico

Los empresarios catalanes parecen haber tomado conciencia p¨²blica de la situaci¨®n de Catalu?a, aunque su reacci¨®n siga siendo insuficiente por falta de claridad. Es comprensible que Foment de Treball y Pimec, en un acto empresarial masivo celebrado el mi¨¦rcoles, pidan que el Gobierno y la Generalitat recuperen la relaci¨®n institucional, de forma que regrese la paz social a Catalu?a, pero no lo es que no identifiquen sin ambig¨¹edad quienes son los responsables de que est¨¦ en peligro la seguridad jur¨ªdica y la garant¨ªa de movilidad que reclaman. La evidente inquietud de los m¨¢s de 350 empresarios asistentes est¨¢ relacionada con los violentos altercados que asolaron las calles catalanas d¨ªas despu¨¦s de la sentencia por los acontecimientos del 1-O, no con la sentencia en s¨ª ni con las decisiones de la justicia. Las dos organizaciones saben que es urgente acabar con la inestabilidad en Catalu?a, porque est¨¢ causando un coste reputacional inaceptable a la sociedad catalana y que esa estabilidad empieza en el propio Parlament.

Que los empresarios con mayor raigambre en Catalu?a reclamen una soluci¨®n pol¨ªtica para el conflicto catal¨¢n forma parte de lo esperado; que invoquen al mismo tiempo al Gobierno de la naci¨®n y a la Generalitat debe entenderse como una formalidad atribuible a la procedencia de las empresas reclamantes. Tienen raz¨®n, por supuesto, en recordar que el conflicto se encuentra hoy en un callej¨®n sin salida y en que los efectos del bloqueo pol¨ªtico catal¨¢n son la inestabilidad econ¨®mica y la agitaci¨®n en las calles.

Habr¨ªa que recordar, no obstante, que los empresarios no se han empleado a fondo en sus posiciones institucionales desde que se inici¨® el proc¨¦s;que muchas de las empresas que han salido de Catalu?a han actuado ¡°votando con los pies¡±, y que las patronales, que en ocasiones han demostrado su capacidad de influencia, no se han caracterizado por resistirse a las pol¨ªticas independentistas del Govern actual. La exigencia perentoria de sensatez y negociaci¨®n pragm¨¢tica hubiera sido m¨¢s ¨²til en 2017, cuando se daban los primeros delirios del proc¨¦s en el Govern de Mas.

En la petici¨®n de Foment y Pimec se echa de menos una reclamaci¨®n que deber¨ªa ser b¨¢sica para cualquier conjunto organizado de sociedades mercantiles de cualquier sector: la unidad de mercado. Saben los empresarios catalanes que esta es una condici¨®n inexcusable para la prosperidad de sus negocios; y saben tambi¨¦n por tanto que las ¨ªnfulas secesionistas van en contra de sus intereses. Que en Foment y Pimec olviden una premisa b¨¢sica para la evoluci¨®n de sus cuentas de resultados puede interpretarse como una equidistancia mal calculada entre la Constituci¨®n y su incumplimiento.

Las patronales catalanas deber¨ªan haber proclamado otra condici¨®n b¨¢sica para la estabilidad de la econom¨ªa catalana, como es la unidad del mercado espa?ol. Mientras no proclamen que dicha unidad, la paz social y la seguridad jur¨ªdica se defienden mejor en un Estado democr¨¢tico, en el cual por definici¨®n est¨¢n separados los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sus exigencias no pasan de ser lamentaciones. Por ello, constituye una grave contradicci¨®n que al mismo tiempo que se reclama negociaci¨®n pol¨ªtica y seguridad jur¨ªdica se recuerde institucionalmente a los independentistas en prisi¨®n, como hizo el presidente de Pimec, Josep Gonz¨¢lez.