Fern¨¢ndez y las destrezas de un acr¨®bata
Acorralado por la crisis financiera, el presidente electo de Argentina tiene que satisfacer las expectativas econ¨®micas que gener¨® con su victoria mientras construye su propia plataforma de poder
En Am¨¦rica Latina se est¨¢ verificando una regla general. La derrota de los oficialismos. Con todo lo que de relativo tienen las reglas en pol¨ªtica. El domingo que pas¨® se volvi¨® a cumplir esa tendencia en la Argentina. El peronista Alberto Fern¨¢ndez venci¨® a Mauricio Macri. Se corrobor¨® lo que hab¨ªan prefigurado las primarias del 11 de agosto. Una oleada de malestar econ¨®mico, derivado de la larga recesi¨®n y la alta inflaci¨®n, obtur¨® el camino de Macri hacia la reelecci¨®n. Ya no habr¨¢ segunda vuelta. Fern¨¢ndez gan¨® por el 48% de los votos. El electorado expres¨® en las urnas lo que otras sociedades de la regi¨®n, como la chilena o la ecuatoriana, manifiestan en la calle de manera m¨¢s o menos tumultuosa.
Examinados en su larga duraci¨®n, estos fen¨®menos no deber¨ªan sorprender. Esta parte del mundo est¨¢ viviendo el doloroso reflujo de lo que fue una onda de bonanza promovida por la mejora en los precios de las materias primas que produjo la expansi¨®n de la econom¨ªa China en la primera d¨¦cada de este siglo. Al amparo de ese bienestar, los latinoamericanos incrementaron sus niveles de consumo. Y el Estado extendi¨® su protecci¨®n bajo la forma de subsidios. Ahora se vive un anticl¨ªmax. Quedaron las expectativas sobre el nivel de vida. Pero faltan los recursos. Esa brecha alimenta el descontento.
Fern¨¢ndez deber¨¢ demostrar una habilidad extraordinaria. El panorama que tiene frente a s¨ª es muy complejo. Se trata de un bur¨®crata que obtuvo la candidatura gracias a la designaci¨®n de quien ser¨¢ su vicepresidenta: Cristina Kirchner. Ella se abstuvo de competir por la jefatura del Estado. Evalu¨® que los niveles de rechazo moral que inspiran su figura le har¨ªan dif¨ªcil, si no la victoria, la administraci¨®n. Adem¨¢s, no quiere ser la ejecutora de un ajuste que obligar¨¢ a reducir algunos beneficios otorgados, con muy dudosa responsabilidad, por ella misma. La declinaci¨®n de la fiesta de las commodities comenz¨® en alg¨²n mes de 2013. Dos a?os antes de que la se?ora de Kirchner entregara el poder a Macri. Fern¨¢ndez deber¨¢ demostrar que no es el mero administrador de un poder que radica en quien lo secunda.
No es su ¨²nico problema. Cuando las urnas indicaron, en agosto, que Cristina Kirchner pod¨ªa regresar, comenz¨® una movilizaci¨®n popular que convirti¨® a Macri, el repudiado, en una especie de estrella de rock. Ese estado de agitaci¨®n tal vez se motiv¨® m¨¢s en la animadversi¨®n hacia a la expresidenta que en la adhesi¨®n al presidente. Pero permiti¨® a Macri agregar m¨¢s de dos millones de votos a los que hab¨ªa conquistado dos meses atr¨¢s. Un incremento del 25%.
Esta corriente antikirchnerista es un desaf¨ªo para Fern¨¢ndez. Sobre todo porque levanta banderas que ¨¦l comparti¨® durante 10 a?os. Es una excentricidad adicional de esta escena at¨ªpica: Cristina Kirchner bendijo como candidato a quien, siendo su jefe de Gabinete, renunci¨® al cargo para despu¨¦s denunciarle en los medios de comunicaci¨®n por corrupta y autoritaria. Quiere decir que quienes se indignan por el regreso de la expresidenta lo hacen con argumentos que hasta hace dos a?os Fern¨¢ndez compart¨ªa. Y no est¨¢ del todo claro que no siga compartiendo. Un jaque complicado. Para responder a esa demanda social que relanz¨® a Macri, Fern¨¢ndez deber¨ªa castigar a quien lo design¨®.
El principal inconveniente del nuevo presidente no es el repudio social a Cristina Kirchner. Es el repudio social a Macri. El l¨ªder de Juntos por el Cambio fue derrotado por la irritaci¨®n que producen una inflaci¨®n del 55% anual y una recesi¨®n interminable. Como de costumbre, cuando les carcome la incertidumbre, los argentinos se refugian en la moneda de los Estados Unidos. La ca¨ªda de reservas del Banco Central ha sido tan acelerada que el acceso a esa divisa se restringi¨®, desde el domingo a la noche, casi por completo: no m¨¢s de 200 d¨®lares por mes. La carencia de d¨®lares complica el pago de la deuda externa. Sobre todo con el principal acreedor: el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si no quiere ser arrastrado por la indignaci¨®n de un nuevo ajuste, Fern¨¢ndez debe tomar medidas que tambi¨¦n son exigentes. Renegociar los compromisos con los acreedores privados. Y pactar un nuevo cronograma de pagos con el FMI. En este campo hay limitaciones diplom¨¢ticas. El Gobierno de los Estados Unidos, decisivo en el FMI, ve en Fern¨¢ndez un aliado a la dictadura de Maduro. Trump tiene en esta materia un asesor desaforado: Bolsonaro. El presidente de Brasil acaba de decir que los votantes argentinos se equivocaron.
Aun si consigue el alivio financiero, tendr¨¢ que asumir decisiones antip¨¢ticas. Un recorte en la actualizaci¨®n de las pensiones y una reducci¨®n de la subvenci¨®n al consumo de energ¨ªa. En t¨¦rminos de Cristina Kirchner, salvajadas neoliberales. Esta restricci¨®n conceptual es importante. La vicepresidenta electa controla las bancadas peronistas del Congreso.
Acorralado por una crisis financiera endemoniada, Fern¨¢ndez tiene que satisfacer, siquiera en parte, las expectativas econ¨®micas que gener¨® con su victoria. Mientras lo intenta, debe construir su propia plataforma de poder. Lo cual le exige decidir si quien lo postul¨®, su vicepresidenta, es un activo o un pasivo en la proeza. Fern¨¢ndez necesita las destrezas de un acr¨®bata.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.