Un manifiesto retr¨®grado
Es un enigma cu¨¢nto tiempo resistir¨¢ la estrategia de Bolsonaro de buscar consenso alrededor de interpelaciones ultraconservadoras
Jair Bolsonaro convirti¨® su primera presentaci¨®n ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el martes pasado, en una exposici¨®n sistem¨¢tica del credo reaccionario con que gobierna Brasil. Enton¨® una exaltaci¨®n del nacionalismo, como oposici¨®n a la preocupaci¨®n global por el medio ambiente, que para ¨¦l afecta ¡°lo m¨¢s sagrado: nuestra soberan¨ªa¡±. Las prevenciones ecol¨®gicas desatadas por los incendios en la Amazonia pusieron en conflicto a Bolsonaro con l¨ªderes del exterior. Fue indispensable el auxilio de su amigo Donald Trump para evitar que el G7 se pronunciara en su contra. La discusi¨®n m¨¢s sonora fue con Emmanuel Macron, quien tambi¨¦n aprovecha el conflicto ambiental para tomar distancia del acuerdo de comercio entre la Uni¨®n Europea y el Mercosur, muy resistido por el sector agropecuario franc¨¦s. Macron acaba de encontrar un aliado en el vecindario de Bolsonaro: el chileno Sebasti¨¢n Pi?era se asoci¨® a su cruzada por el medio ambiente. En cualquier momento recibir¨¢ una respuesta altisonante en portugu¨¦s.
Como de costumbre, Bolsonaro identific¨® globalismo con socialismo, y socialismo con corrupci¨®n y la criminalidad. Justific¨® su condena ¡°en defensa de la familia y de los valores religiosos que sostienen nuestras tradiciones¡±. Sin embargo, donde m¨¢s lejos lleg¨®, fue en su rechazo a cualquier pol¨ªtica de defensa de las minor¨ªas. En especial, las que garanticen la igualdad de g¨¦nero. La presentaci¨®n fue el remate de una estrategia sistem¨¢tica de la diplomacia brasile?a para, a lo largo de este a?o, hacer retroceder la frontera que alcanzaron los derechos humanos a escala internacional.
La reuni¨®n de la Asamblea se inaugur¨® con un d¨²o antiliberal: Bolsonaro y Donald Trump. El presidente de los Estados Unidos, que habl¨® en segundo t¨¦rmino, levant¨® la bandera ultraconservadora que busca para la acci¨®n pol¨ªtica una justificaci¨®n religiosa. Sostuvo que en su pa¨ªs creen que ¡°cada ni?o nacido o no nacido es un regalo sagrado de Dios¡± y asegur¨® que ¡°con la ayuda de Dios eliminaremos a los enemigos de la libertad y a los opresores de la dignidad¡±. Pero Bolsonaro fue m¨¢s all¨¢. Lament¨® que ¡°la ideolog¨ªa ha invadido el alma humana y la ha separado de Dios¡±. Y especific¨®: ¡°La ideolog¨ªa ha invadido las escuelas de Brasil¡± para corromper ¡°nuestra identidad m¨¢s elemental, que es la biol¨®gica¡±.
Estas definiciones de Bolsonaro coronaron a escala presidencial las instrucciones que los diplom¨¢ticos brasile?os recibieron del Ministerio de Relaciones Exteriores, la c¨¦lebre canciller¨ªa de Itamaraty, para pronunciarse en los debates sobre derechos humanos de las ONU y la OEA. La oportunidad m¨¢s sobresaliente se present¨® en junio, a prop¨®sito de varias resoluciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los representantes brasile?os vetaron en todos los casos el uso de la palabra ¡°g¨¦nero¡± y reclamaron que se sustituya por ¡°igualdad del hombre y la mujer¡±. El respaldo a esa moci¨®n qued¨® limitado a Rusia, Pakist¨¢n y Arabia Saud¨ª.
El canciller Ernesto Ara¨²jo defendi¨® esa posici¨®n durante un seminario realizado el 10 de junio pasado. All¨ª relacion¨® lo que denomina como ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡± con el ¡°globalismo¡±, una corriente para la cual ¡°Usted no tiene m¨¢s naci¨®n, no tiene m¨¢s familia, no tiene hombre o mujer¡±. Ara¨²jo expone la dimensi¨®n externa de una regresi¨®n que Bolsonaro est¨¢ impulsando tambi¨¦n en la gesti¨®n educativa y cultural. A comienzos de este mes, el presidente instruy¨® a su ministro de Educaci¨®n, Abraham Weintraub, para que proh¨ªba la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡± en la escuela primaria. Una semana antes, un decreto suspendi¨® la financiaci¨®n de la Agencia Nacional de Cine a series con tem¨¢tica LGBT. Tambi¨¦n la gesti¨®n del turismo est¨¢ te?ida por el mismo impulso reaccionario: ¡°No tengo problema con el turismo sexual, como no sea homosexual¡±, aclar¨® Bolsonaro.
Estas decisiones hacen juego, en el campo diplom¨¢tico, con una declaraci¨®n del presidente durante su campa?a proselitista. Refiri¨¦ndose al Consejo de Derecho Humanos, dijo que ¡°es un lugar de reuni¨®n de comunistas¡±. La paradoja radica en que en julio pasado Brasil se postul¨® para seguir ocupando una banca en el Consejo para el per¨ªodo 2020-2022, proponiendo una plataforma de la que desaparecieron las menciones a la desigualdad, derechos LGTB, condena a la tortura y g¨¦nero, que son reemplazadas por la ¡°promoci¨®n de la familia¡±.
Ser¨ªa incorrecto dudar de la convicci¨®n con que Bolsonaro se ha comprometido con esta agenda. Pero no se entender¨ªa del todo su ¨¦nfasis si no se recuerda que tiene, adem¨¢s, una motivaci¨®n proselitista. La obsesi¨®n ultramontana facilita la adhesi¨®n electoral de las iglesias evang¨¦licas que est¨¢n muy extendidas en Brasil. Tambi¨¦n provee al gobierno brasile?o de un argumento para movilizar a esa parte de la sociedad que entiende la secularizaci¨®n como decadencia, en un momento en que la imagen presidencial registra una ca¨ªda. El instituto Datafolha consign¨® una disminuci¨®n de la aprobaci¨®n que va de 33 a 29% durante el ¨²ltimo mes. La reprobaci¨®n pas¨® de 33 a 39%. Existe un consenso generalizado en atribuir ese deterioro a la tenacidad de la recesi¨®n. Es un enigma cu¨¢nto tiempo resistir¨¢ la estrategia de Bolsonaro de buscar consenso alrededor de interpelaciones ultraconservadoras para compensar el malestar de una econom¨ªa que se niega a reactivarse.
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