Fernando Savater, retrato de un hombre solo que ni quiere la vida ni espera la muerte
El fil¨®sofo y su esposa, Sara, estaban locos por el cine y la literatura. Decoraron sus casas con adorables monstruitos de ficci¨®n. Pero otro monstruo irrumpi¨® en sus vidas
Para tratarse de alguien que asegura haber perdido las ganas de vivir, Fernando Savater (San Sebasti¨¢n, 1947) sigue dando bastante el pego. Saluda cercano, estalla en carcajadas al recordar citas brillantes de otros y no renuncia a la vehemencia cuando un tema le enciende. Pero ya se sabe que la tristeza puede adquirir el color de la risa mientras resuenan de fondo los ecos del llanto. Un llanto que, para el prol¨ªfico fil¨®sofo, no se apaga desde que su mujer, Sara Torres, fuese diagnosticada de un tumor cerebral que acab¨® con su vida, tras nueve meses de infierno, el 18 de marzo de 2015.
"Puedes tener muy pocas ganas de vivir y de morir. La muerte es una cosa tan opuesta a la vida que no est¨¢ en una relaci¨®n directa con ella. De pena no se muere uno, de pena se vive"
A ella le dedica su ¨²ltimo libro, La peor parte (Ariel), un relato sobre la idiosincrasia de su relaci¨®n que aborda cuestiones como la evoluci¨®n pol¨ªtica de ambos, la lucha contra ETA, el sexo fuera de la pareja, la desesperaci¨®n ante la enfermedad y la ausencia de la persona amada. Mantiene que no publicar¨¢ m¨¢s t¨ªtulos (¡°yo escrib¨ªa para que ella me quisiera m¨¢s, ahora ya no tiene sentido¡±, dice sin drama). Es dif¨ªcil imaginar un final literario m¨¢s rotundo.
?Qu¨¦ pasa cuando se ha perdido la alegr¨ªa vital y no se tiene especial simpat¨ªa por la muerte? Yo cre¨ªa ingenuamente que eran vasos comunicantes. Que si sub¨ªan las ganas de vivir bajaban las de morir y viceversa. Pero no. Puedes tener muy pocas ganas de vivir y de morir. La muerte es una cosa tan opuesta a la vida que no est¨¢ en una relaci¨®n directa con ella. De pena no se muere uno, de pena se vive. Uno cree que la tristeza mata, pero te hace vivir¡ triste.
?Y c¨®mo transcurren los d¨ªas? Antes, los d¨ªas ten¨ªan un ma?ana y ahora no lo tienen. Son una repetici¨®n. Son, digamos, d¨ªas de la marmota. Pero el libro no trata de los sufrimientos m¨ªos. Trata de ella. Lo he escrito para que la gente la conozca, la recuerde y, en ¨²ltima instancia, para que alguien se enamore un poco de ella como me enamor¨¦ yo. No soy tan egoc¨¦ntrico como para suponer que mis sufrimientos interesan. Es un libro sobre el amor. Por una parte, desolado, porque cuenta c¨®mo se queda uno cuando ha amado mucho y pierde el amor. O, mejor dicho, pierde el objeto del amor, porque yo sigo enamorado igual. Pero, por otra parte, trae una buena noticia: el amor, como premisa trascendente de la vida, existe.
?En qu¨¦ t¨¦rminos se define ese amor? Es que se puede contar, pero no definir. Como la vida. ?Qu¨¦ es la vida? Todas las definiciones son una tonter¨ªa. Todos los amores, si son verdaderos, son tr¨¢gicos. Los amores no se sustituyen, no es una cosa tan f¨¢cil ir de un amor a otro. Los amores acaban porque acaba una de las personas que est¨¢ en el amor, y entonces el otro se queda enamorado, pero solo.
Pero existe esa idea preconcebida de ¡°haga luto y sup¨¦relo¡±, de ¡°el tiempo lo cura todo¡±. Usted mantiene que nada m¨¢s lejos de la realidad. En ning¨²n momento he pensado que con el tiempo se me pudiera pasar. Lo mismo que si alguien tiene un accidente y le amputan una pierna no se le ocurrir¨ªa pensar: ¡°Bueno, voy a esperar a ver si me crece otra¡±. No, no te crece. Yo sab¨ªa que el tiempo no iba a curarme.
Al relatar los or¨ªgenes de la relaci¨®n, cuenta que le gustaba dejar una puerta abierta por si hab¨ªa que salir corriendo. ?En qu¨¦ momento entiende que esa puerta ya no es necesaria? Desde el principio supe que no era un caso como los dem¨¢s. Con Sara enseguida me di cuenta de que era algo de una intensidad que no iba a tener nada que ver con las otras que estaban pasando en mi vida. Siempre he sido bastante vol¨¢til. Nunca he pretendido ser fiel como los perros. El amor y el sexo no tienen mucho que ver. Siempre he separado las dos cosas.
?Hubo un momento en el que solo estuvo ella? No, no. He seguido siendo malo muchas veces. Pero leal siempre. A partir de conocerla a ella, nunca le he dicho a nadie ¡°te quiero¡±. Nunca. Pero para pasarlo bien con una mujer tampoco necesitas enamorarte de ella. Ni ella de ti. Son cosas diferentes. El amor est¨¢ ah¨ª, pero a veces te apetece comer fuera de casa.
Pero para que haya lealtad tiene que haber honestidad. ?O no es necesario? Yo fui leal en el sentido de que siempre estuve de su lado en lo que ella quer¨ªa de nuestra vida. Nunca hice nada que le pudiera parecer una traici¨®n, nada que apoyara otra opci¨®n que no fuera ella. Su felicidad era lo que contaba en la m¨ªa.
"He seguido siendo malo muchas veces. Pero leal siempre. A partir de conocerla a ella, nunca le he dicho a nadie 'te quiero'. Nunca. Pero para pasarlo bien con una mujer tampoco necesitas enamorarte de ella"
Hay fil¨®sofos que argumentan que el amor es cada vez m¨¢s un imposible en un momento con tendencia al ombliguismo. Eso son estupideces. Nadie ha vivido m¨¢s que en el presente y este presente se parece al de hace 25 siglos. Lo que cambian son las m¨¢quinas. ?Pero qu¨¦ tiene que ver eso con el amor?
?Qu¨¦ se aprende de la muerte con ella cerca? Que te tocar¨¢ a ti tambi¨¦n. Si todos aguantamos el miedo a morir, que podr¨ªa hacernos la vida totalmente insufrible ¨Cy que casi nos la hace¨C es porque en el fondo no nos lo creemos. Ese verso tan bonito de Borges: ¡°Murieron otros, pero ello aconteci¨® en el pasado, que es la estaci¨®n (nadie lo ignora) m¨¢s propicia a la muerte¡±. Cuando ves morir a la persona que amas te mueres t¨² tambi¨¦n. Y entonces te das cuenta de que la muerte es verdad. Cuando estaba con ella no me cre¨ªa la muerte. Pensaba que entre los dos form¨¢bamos una unidad, que ¨¦ramos mucho m¨¢s que dos, como dice Benedetti. No cre¨ªa que la muerte nos pudiera alcanzar. Sin embargo, en el momento en que la vi morir a ella me convenc¨ª de que yo ya estaba condenado.
?Haber vivido con ella esos ¨²ltimos meses tan horribles ha cambiado su relaci¨®n con la espiritualidad o el m¨¢s all¨¢? Bueno, yo no soy una persona religiosa en el sentido eclesi¨¢stico del t¨¦rmino, pero siempre he sido una persona espiritual, porque uno no se puede dedicar a pensar sin creer en el esp¨ªritu. Para m¨ª, Dios tiene sentido simplemente como el realizador de lo imposible. Para lo dem¨¢s tenemos a la naturaleza. Cuando est¨¢s viendo un caso en el que se est¨¢ muriendo parte de ti, uno dice: ¡°Si se salva, que es imposible, entonces creo en Dios¡±. Ese es el reto. Creer en lo imposible.
Entonces, ?cree que se volver¨¢n a encontrar? S¨ª, quisiera creer en lo imposible. No creo, pero quisiera creer.
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