¡°Cuestionar lo que se hizo en la Transici¨®n cuando est¨¢bamos con una pistola apunt¨¢ndonos, no s¨¦ yo¡±
El escritor Eduardo Mendoza reflexiona sobre pol¨ªtica, Catalunya, leer en los autobuses y lo felices que son los Erasmus
"Cuestionar lo que se hizo cuando todos est¨¢bamos con una pistola apunt¨¢ndonos, no s¨¦ yo", dice Eduardo Mendoza sobre algunos comentarios recientes que cuestionan ciertos aspectos de la Transici¨®n. Acudimos a la casa barcelonesa del escritor Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) para hablar de cosas modernas (redes sociales), de exquisiteces antiguas (la tortilla de patata) o de desparrames universales (los chicos del Erasmus).
Usted ya est¨¢ en un punto en el que es normal que acudamos a pedirle consejo, ?no? No crea. Estoy ya fuera del discurso moderno, no estoy en redes sociales. Cuando yo era joven hab¨ªa gente que no iba al cine y le dec¨ªas que era vital el cine. Ahora me pasa esto con las redes. Me quiero aferrar al cineclub y a las cosas que eran mi fuente de alimentaci¨®n. S¨¦ que no hay que hacerlo, no hay que pensar que el ¨²nico lenguaje bueno es el propio. Hay que saber callarse a tiempo. Y en eso estoy trabajando. Veo tantos amigos m¨ªos, compa?eros de generaci¨®n, que siguen batallando y argumentando en cosas que ya no tocan. Hay que dejar que la voz la lleven otros. No pasa nada. Quedan muchas cosas que puedes hacer: escribir cuentos, memorias o novelas estupendas. Pero no debes participar de la vida cultural cuando esta ya te dej¨® atr¨¢s.
"Met¨ª toda mi biblioteca en un guardamuebles. En dos a?os solo necesit¨¦ un libro y me lo volv¨ª a comprar. Era m¨¢s barato que ir al guardamuebles a por ¨¦l. Entonces decid¨ª tirarlos todos"
?C¨®mo toma uno la decisi¨®n de callarse? De joven, uno est¨¢ en el l¨ªo y se deja llevar, pero de mayor ya le toca decidir y, entonces, las opciones de equivocarse se multiplican. S¨ª, s¨ª. Claro. Lo m¨¢s l¨®gico es que te equivoques. Hay un momento en que hay que dejar de participar en la pol¨ªtica. Ahora hay una generaci¨®n nueva, nosotros ya hicimos todo esto con Su¨¢rez y Carrillo. Entonces, cuando los viejos hablaban del glorioso movimiento nacional, los mand¨¢bamos a la tumba. Adem¨¢s, ten¨ªamos la garant¨ªa de que, hici¨¦ramos lo que hici¨¦ramos, estar¨ªa mejor que lo de antes.
?Se siente atacado o aligerado cuando hoy se cuestionan elementos de la Transici¨®n? No s¨¦. Cuestionar lo que se hizo cuando todos est¨¢bamos con una pistola apunt¨¢ndonos, no s¨¦ yo. Haciendo balance, no estuvo tan mal. Eso s¨ª, se pod¨ªa haber hecho todo mejor.
Y cuando a un escritor le dicen que ya no se lee, ?se siente amenazado o liberado? Esto de que hay que leer porque se lee menos que antes es una de esas man¨ªas actuales, como lo del pescado azul y no s¨¦ qu¨¦ dietas. Vivimos metidos en ellas porque creemos que solucionamos a escala peque?a el desastre universal del calentamiento global, del exceso de poblaci¨®n. Ante tanta tragedia nos concentramos en que los tomates no tengan sulfatos. Y en la lectura. Nunca se ha le¨ªdo tanto como ahora. Antes le¨ªan m¨¢s cuatro personas, ahora leen menos cuatro millones.
Sobre el proceso catal¨¢n dice: "Son dos mon¨®logos disparatados. Con razones por parte de todos y de nadie, mucha p¨¦rdida de tiempo y mucha oportunidad para los caraduras"
Es como si hubiera que darle un ritual a la lectura, como aquello de los libros para leer en la playa, ?no cree? Eso es una enorme tonter¨ªa. ?Qu¨¦ libro va usted a leer este verano? Cada a?o me llama alg¨²n periodista para preguntarme eso. Oiga, ?por qu¨¦, ya puestos, no me pregunta qu¨¦ comer¨¦ este verano? Pienso comer solo tortilla de patatas.
?Qu¨¦ afecto guarda a¨²n por su biblioteca? ?Han empezado los libros a ser m¨¢s un engorro pesado y voluminoso que un orgullo? Le voy a contar lo que pas¨®. Yo ten¨ªa la ficci¨®n de guardar libros. Una vez tuve que hacer una mudanza r¨¢pida y me llev¨¦ solo lo que andaba leyendo. All¨ª volv¨ª a acumular libros. Tuve que hacer otra mudanza. Empaquet¨¦ los libros y los met¨ª en un guardamuebles pensando que en 15 d¨ªas los recuperaba. Se complic¨® todo y pasaron dos a?os. En todo ese tiempo solo necesit¨¦ un libro una vez y me lo volv¨ª a comprar. Era m¨¢s barato que ir al guardamuebles a por ¨¦l. Entonces decid¨ª tirarlos todos.
?Y ahora c¨®mo gestiona su biblioteca? Solo leo los libros ingleses. Eso es una pedanter¨ªa, pero bueno, me divierten m¨¢s que lo que se escribe en Espa?a. Los compro, los corto y me hago vol¨²menes de 120 p¨¢ginas que me caben en el bolsillo. Esos filetes los voy tirando una vez los acabo de leer.
"Los Erasmus ven¨ªan el primer d¨ªa a clase y ya no los volv¨ªa a ver hasta el ¨²ltimo, cuando llegaban a recoger su nota, que, claro, era un cero. Pero estaban felices, sonrientes, morenos, de la mano de otro alumno. A estos, Europa se los gan¨® para siempre"
Eso suena interesante. ?Puede ahondar en este bricolaje suyo? Mire. Para hacerlo hay que vigilar c¨®mo est¨¢ encuadernado el volumen. Debe permitir el corte. Los libros ingleses est¨¢n pegados, no cosidos, y eso ayuda a que cortes por donde quieras. Pru¨¦belo, funciona.
Usted es muy fan de los autobuses. Es verdad, soy muy fan del bus. Incluso empec¨¦ a escribir un libro que era un recorrido por Barcelona en bus del principio al final de varias l¨ªneas. Era complicado. Alguien deb¨ªa llevarme al inicio de la ruta y luego venir a recogerme. Los buses empiezan y acaban sus recorridos en unos sitios tremendos. Abandon¨¦ el proyecto. Otra cosa que tambi¨¦n he querido hacer siempre es llevar un diario. Jam¨¢s he pasado del primer d¨ªa. Con esto del diario, a partir de una edad, uno debe ser filos¨®fico y... no s¨¦ yo.
Como lector de literatura inglesa y con casa en Londres, ?c¨®mo entiende usted el Brexit? Me parece tan aburrido lo de Europa. La primera UE era un sue?o de libertad, consumo, coches estupendos, mujeres guapas y pel¨ªculas mejores. Ahora ya es solo una uni¨®n mercantil. Como he trabajado en este tipo de estamentos, he visto el aburrimiento de decidir a cu¨¢nto ponemos el kilo de arroz. El Brexit ha ayudado a que nos planteemos esto un poco.
?Qu¨¦ es lo mejor que ha hecho la UE? El Erasmus. Cuando daba clase, al tercer trimestre, y con la primavera, llegaban los Erasmus. Unas chicas muy monas y holandesas y unos chicos muy serios y alemanes. Ven¨ªan el primer d¨ªa a clase y ya no los volv¨ªa a ver hasta el ¨²ltimo, cuando llegaban a recoger su nota, que, claro, era un cero. Pero estaban felices, sonrientes, morenos, de la mano de otro alumno. A estos, Europa se los gan¨® para siempre.
Si Europa le aburre, supongo que el proc¨¦s debe parecerle trepidante. ?Es usted catal¨¢n?
S¨ª. Es que no es lo mismo hablar de esto con los madrile?os. Con ellos defiendes unas cosas. Con los catalanes puedes decir: ¡°Menuda chorrada¡±. Mire, todo se ha dicho ya. Me apunto a la versi¨®n de que son dos mon¨®logos disparatados. Con razones por parte de todos y de nadie, mucha p¨¦rdida de tiempo y mucha oportunidad para los caraduras.
"Por ejemplo, el tipo al que no le han querido atender en una tienda porque no hablaba catal¨¢n. Si ha pasado es porque pasan todas las cosas imaginables, pero jam¨¢s lo he visto como norma"
Como personaje p¨²blico, ?c¨®mo le ha afectado todo esto? Me preguntan mucho, pero como tampoco escuchan, no pasa nada. He comprobado que si te preguntan una cosa comprometida y te callas tres segundos, el otro ya se ha puesto a hablar. Vacilas y se va el tema.
No me ha contestado, y mire que yo no le he interrumpido. Jajaja. No me ha afectado en nada. Nunca.
?Se puede entonces vivir todo esto sin tomar partido? Hay que conservar la independencia. Yo no s¨¦ c¨®mo estoy clasificado, creo que para unos en un lado y para otros, en el otro. Eso es un poco tonto. Me gustar¨ªa poder intervenir en un debate de otro tipo.
?Es irrespirable el ambiente en Catalu?a? En mi vida jam¨¢s he vivido este conflicto y los casos definitorios siempre han sido anecd¨®ticos. Por ejemplo, el tipo al que no le han querido atender en una tienda porque no hablaba catal¨¢n. Si ha pasado es porque pasan todas las cosas imaginables, pero jam¨¢s lo he visto como norma. En el cole nos ense?aban en castellano y en el patio jug¨¢bamos en catal¨¢n. Las cosas van y vienen. Todos los premios literarios institucionales que he tenido han sido catalanes. No es que valore mucho los premios, pero es as¨ª. Y, bueno, los valoro si est¨¢n muy bien dotados econ¨®micamente. Aqu¨ª siempre me han tratado muy bien, me han considerado un catal¨¢n que escribe en castellano. Y ya est¨¢.
?Est¨¢ escribiendo? Siempre.
?Con intenci¨®n? No s¨¦. Trato de convencerme de que sin ninguna.
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