El fiasco de Culiac¨¢n
Ante un fallo operativo del calibre del cometido en Culiac¨¢n, son los jefes pol¨ªticos los que deben asumir p¨²blicamente las responsabilidades que correspondan
El fracasado operativo en Culiac¨¢n del pasado 17 de octubre se ha convertido en uno de los episodios m¨¢s pol¨¦micos de la guerra entre y contra los carteles en la que M¨¦xico lleva inmersa casi dos d¨¦cadas. La batalla desatada en la capital de Sinaloa dej¨® ocho muertos, una ciudad aterrorizada en manos del narco durante horas y un Gobierno y un Estado desbordados por los acontecimientos, que finalmente tuvieron que claudicar ante el crimen organizado. Los detalles que, con cuentagotas y calculados estrat¨¦gicamente, ha desvelado el Gobierno, han hecho saltar todas las alarmas sobre la estrategia de seguridad del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Igual de preocupante, no obstante, es lo que las autoridades siguen sin aclarar.
La admisi¨®n de que la operaci¨®n fue precipitada representa una humillaci¨®n para el Ej¨¦rcito. Los militares han sido punta de lanza en esta lucha. Sus bajas se cuentan por cientos. Las Fuerzas Armadas est¨¢n poco acostumbradas a admitir una derrota como la que el martes concedi¨® el secretario de la Defensa, derrota que genera incertidumbre sobre su capacidad de respuesta ante los grupos criminales.
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El presidente y los altos mandos dedicaron casi hora y media este jueves a explicar el operativo fallido. Resulta innegable que ello constituy¨® un ejercicio in¨¦dito de transparencia. Lo cual no es ¨®bice para recalcar que siguen siendo llamativos los silencios sobre la gesti¨®n pol¨ªtica de la crisis, pese a que L¨®pez Obrador considere que con hacer p¨²blico parte de lo ocurrido ya se conoce ¡°toda la informaci¨®n y con apego a la verdad¡±.
Hasta ahora, el ¨²nico culpable al que se ha apuntado ha sido a un coronel, se?alado p¨²blicamente con su nombre y apellidos. Se trata de un gesto inaudito, un dislate impensable para los servicios de inteligencia y seguridad de cualquier pa¨ªs occidental. Ante un fallo operativo del calibre del cometido en Culiac¨¢n, son los jefes pol¨ªticos los que deben asumir p¨²blicamente las responsabilidades que correspondan.
El intento de captura de Ovidio Guzm¨¢n no fue precisamente un operativo quir¨²rgico ¨Cse ejecut¨® un jueves y a plena luz del d¨ªa¨C, sino que combinaba claramente el uso de la fuerza con la movilizaci¨®n de casi 150 efectivos, as¨ª como veh¨ªculos blindados. El inmenso error de c¨¢lculo consisti¨® en subestimar la fuerza del cartel de Sinaloa y su reacci¨®n ante la captura de su l¨ªder.
En su explicaci¨®n, L¨®pez Obrador insisti¨® en que ahora es tiempo de hacer pol¨ªtica. Ello puede entenderse como un primer anuncio de que se intentar¨¢ negociar con los capos, una estrategia que el presidente deber¨ªa de aclarar para no seguir alimentando las dudas que generan sus planes para combatir la inseguridad en M¨¦xico.
Lejos de admitir cualquier responsabilidad en lo ocurrido, el presidente mexicano ha vuelto a cargar contra los medios de comunicaci¨®n por lo que consider¨® un ¡°impresionante despliegue cuestionando este suceso¡±. El mandatario se enfrent¨® con los periodistas que acudieron a su rueda de prensa matutina y que, como pocas veces en los ¨²ltimos meses, se dedicaron a replicarle y a cuestionarle por la falta de informaci¨®n. ?sta es una constante de la que a¨²n adolecen las autoridades. Su cuestionamiento, por parte de los periodistas y los ciudadanos, constituye una de las bases de la democracia. L¨®pez Obrador sigue sin entenderlo.
La humillante retirada del Ej¨¦rcito despu¨¦s de liberar a Ovidio Guzm¨¢n ¨Cmomento del que a¨²n desconocemos todos los detalles¨C no es una cuesti¨®n de falta de arrojo o deficiente armamento. Ah¨ª est¨¢n las im¨¢genes para demostrar la valent¨ªa de un grupo de soldados superados en n¨²mero, pero que lograron su objetivo de capturar al l¨ªder del cartel de Sinaloa. Ellos, y los ocho fallecidos, sufrieron las consecuencias de un operativo mal ordenado y peor dise?ado sobre el que el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador debe dar m¨¢s explicaciones. M¨¢s all¨¢ de lo que sucedi¨® en las calles, resulta imperativo conocer que pas¨® en los despachos.
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