Una asimetr¨ªa inquietante
Cuesta atisbar alguna mujer entre las oscuras filas masculinas del ¨²ltimo pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de China
Reuni¨®n a puerta cerrada durante cuatro d¨ªas. Al final, un comunicado oficial inextricable, que hay que interpretar, m¨¢s que leer, como una estela escrita en una lengua extinguida. Un alto funcionario, y no uno de los m¨¢ximos responsables pol¨ªticos, sale en auxilio de la prensa con una severa advertencia contra los manifestantes de Hong Kong. As¨ª ha transcurrido el acontecimiento pol¨ªtico del a?o en Pek¨ªn, el pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista. Sigilosamente, con la habitual opacidad, y la solitaria ayuda de un comunicado y una burocr¨¢tica rueda de prensa.
Tres son los mayores dolores de cabeza del r¨¦gimen: la desaceleraci¨®n econ¨®mica, la guerra comercial con EE?UU y la rebeli¨®n democr¨¢tica en la excolonia brit¨¢nica. El comunicado de conclusiones apenas deja entrever alguna nube en el horizonte, en forma de ¡°una compleja situaci¨®n con claros incrementos de los riesgos y los retos internos y externos¡±. Hay que leer bien la referencia a la ¡°defensa del principio un pa¨ªs dos sistemas, manteniendo la perdurable prosperidad y estabilidad en Hong Kong y Macao y promoviendo la reunificaci¨®n pac¨ªfica de China¡±. Ah¨ª est¨¢ todo: la rebeli¨®n hongkonesa, el independentismo taiwan¨¦s, e incluso el control f¨¦rreo impuesto a la regi¨®n de mayor¨ªa musulmana de Xinjiang. Parecen fr¨ªas constataciones, pero tambi¨¦n son rigurosas advertencias.
China exhibe as¨ª su estilo y su sistema de gobierno, en contraste con el caos y la transparencia que reinan en el mundo de las democracias representativas, erosionadas por la acci¨®n simult¨¢nea de las empresas tecnol¨®gicas; por los populismos aupados en las crecientes desigualdades; y por las superpotencias emergentes ¡ªRusia sobre todo, pero tambi¨¦n China¡ª dedicadas a buscar ventaja geopol¨ªtica del desorden.
El Comit¨¦ Central ha producido una foto tan ininteresante como significativa, naturalmente despreciada por los medios internacionales, que expresa una asimetr¨ªa inquietante. En la presidencia, siete hombres con traje oscuro y pelo negro, probablemente te?ido. Abajo, perfectamente alineados en las largu¨ªsimas filas de butacas del Palacio del Pueblo, algunos centenares de hombres tambi¨¦n de oscuro y cabello pasado por el tinte. Todos de aplauso f¨¢cil y pautado. Justo en la ¨¦poca en que las mujeres de todo el mundo han dicho basta, cuesta encontrar alguna entre las densas filas masculinas (las hay, quiz¨¢s una decena) del ¨®rgano que sobre el papel dirige los destinos de la que no tardar¨¢ en ser la primera superpotencia.
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