J¨®venes
Nuestros hijos vivir¨¢n peor que nosotros. Est¨¢n sufriendo un retraso sine die en el acceso al desarrollo y la autonom¨ªa personal suficientes. La edad, el g¨¦nero y la clase social, privilegios que cre¨ªmos superados, siguen ejerciendo su mandato; por eso los j¨®venes protestan, cuestionan, rechazan de manera visceral, y sin raz¨®n aparente, los sistemas de integraci¨®n social que cre¨ªamos consolidados. Es una rebeli¨®n profundamente humana, producto del hartazgo vital de los hijos de la sociedad del consumo, a los que no queda nada por construir, pues reciben todos los productos acabados y perfectos, pero m¨¢s alienantes que nunca, pues apenas pose¨ªdos ya deben ser sustituidos por?otros m¨¢s novedosos, socialmente m¨¢s significativos y?m¨¢s?caros.
Luis Fernando Crespo Zorita. Las Rozas (Madrid)
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