Planetas enanos
Desde su descubrimiento, en 1930, hasta su recalificaci¨®n como planeta enano, el estatuto astron¨®mico de Plut¨®n ha sido objeto de acalorados debates
En la secuencia 0.4, 0.7, 1, 1.6, ¡, 5.2, 10, 19.6, que, como vimos la semana pasada, se corresponde con notable precisi¨®n con las sucesivas distancias de los planetas al Sol expresadas en unidades astron¨®micas, el t¨¦rmino que falta entre 1.6 y 5.2 es 2.8. Esta secuencia se obtiene dividiendo por 10 los sucesivos valores de n + 4, donde n toma sucesivamente los valores 0, 3, 6, 12, 24¡ As¨ª, para n = 0, (0+4) : 10 = 0.4, que es la distancia de Mercurio al Sol en UA.
Esta secuencia fue descubierta por el astr¨®nomo alem¨¢n Johann Titius en 1766, fue incluida por Elert Bode en sus prestigiosos libros de astronom¨ªa (por lo que se la conoce como ley de Titius-Bode) y estimul¨® la b¨²squeda de un nuevo planeta a una distancia de 2.8 UA del Sol, pues, como dijo el propio Titius, el Creador no pod¨ªa haber dejado vac¨ªo ese hueco. Y, como vimos hace un par de semanas, esa b¨²squeda condujo al descubrimiento del primer objeto hallado en el cintur¨®n de asteroides: el planeta enano Ceres, descubierto en 1801 por el astr¨®nomo italiano Giuseppe Piazzi.
El tema de la miner¨ªa espacial suscit¨® un animado debate (ver comentarios de la semana pasada), y nuestro ¡°usuario destacado¡± Manuel Amor¨®s propuso, al respecto, el siguiente problema:
A un Congreso de Miner¨ªa Espacial acuden 10 ponentes. En cualquier grupo que pueda formarse de 3 de ellos, hay al menos dos que no se conocen. Demostrar que existe un grupo de al menos 4, donde nadie se conoce entre s¨ª.
Los seis enanitos
Desde que Plut¨®n fue expulsado del olimpo planetario, el Sistema Solar ya no es lo que era. Aunque la planetitud de Plut¨®n siempre fue puesta en duda (se lleg¨® a pensar que era un sat¨¦lite de Neptuno), desde su descubrimiento, en 1930, hasta 2006 fue oficialmente el noveno planeta del Sistema Solar. Pero a partir en los a?os noventa del siglo pasado empezaron a descubrirse, en la misma zona orbital de Plut¨®n, otros cuerpos celestes de dimensiones y caracter¨ªsticas similares, con lo que los astr¨®nomos se vieron en el dilema de ampliar considerablemente (y de manera indefinida, dado el continuo descubrimiento de nuevos objetos celestes) el elenco de los planetas, o bien consensuar una definici¨®n m¨¢s restrictiva. La cuesti¨®n se zanj¨® oficialmente (aunque no sin pol¨¦mica) en 2006, cuando la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional (UAI) estableci¨® una nueva definici¨®n de planeta, seg¨²n la cual no bastaba que un cuerpo celeste girara alrededor del Sol y tuviera la suficiente masa como para haber adoptado la forma esf¨¦rica debido a su propia gravedad, sino que adem¨¢s deb¨ªa reinar en solitario en su zona orbital, condici¨®n que no cumpl¨ªa Plut¨®n. Y tampoco Ceres, que forma parte del cintur¨®n de asteroides. De este modo, Plut¨®n fue degradado, y Ceres ascendido, a la condici¨®n de ¡°planeta enano¡±.
Adem¨¢s de Plut¨®n y Ceres, los planetas enanos son Eris, Makemake, Haumea e Higia, este ¨²ltimo reci¨¦n incorporado a la lista, pues fue el mes pasado cuando se descubri¨® que este asteroide (o ex asteroide, mejor dicho) cumpl¨ªa todos los requisitos. Con solo 430 kil¨®metros de di¨¢metro, Higia es por ahora, el menor de los planetas enanos.
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos Maldita f¨ªsica, Malditas matem¨¢ticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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