Julia Flesher Koch, la asistente de moda que es hoy la mujer m¨¢s rica del mundo
Aficionada al arte y habitual de las fiestas de la alta sociedad neoyorquina, su fortuna, heredada al morir su esposo, el magnate petrolero David Koch, se estima en casi 60.700 millones
Al entrar en el Metropolitan Opera es inevitable no toparse con una doble pared de m¨¢rmol con los nombres de sus mecenas esculpidos en letras doradas. Empieza desde arriba con los Rockefeller y los Ford. Est¨¢n tambi¨¦n los Walton, los Carnegie, los Morgan y los Johnson. Es un repaso a la historia industrial de Estados Unidos a trav¨¦s de sus fortunas. El de David Koch est¨¢ aparte, en la plaza del Lincoln Center.
Era el hombre m¨¢s rico en Manhattan hasta que falleci¨® el pasado agosto, a los 79 a?os. Y tras su muerte es su viuda, Julia Flesher, quien ha heredado el t¨ªtulo de mujer m¨¢s rica del mundo. El empresario deb¨ªa su ingente fortuna a Koch Industries, la segunda mayor compa?¨ªa no cotizada del pa¨ªs. La propiedad la compart¨ªa a medias con su hermano Charles y juntos inundaron de dinero al Partido Republicano.
La cifra en la que se estima el patrimonio heredado por Julia Flesher Koch es dif¨ªcil de calcular: unos 60.000 millones de euros, seg¨²n Bloomberg. Son casi 3.000 millones m¨¢s que los que amasa Fran?oise Bettencourt Meyers, heredera de la compa?¨ªa de belleza L'Or¨¦al, y casi duplica a la de MacKenzie Bezos, la exmujer del fundador de Amazon, quinta en la lista de multimillonarias. David Koch y Julia Flesher se casaron en 1996, en la mansi¨®n del magnate en Southampton, el lugar de veraneo preferido de los pudientes neoyorquinos. Ella, 22 a?os m¨¢s joven, era admirada en los c¨ªrculos m¨¢s exclusivos del Upper East Side precisamente por haber tenido el valor de contraer matrimonio con uno de los hombres m¨¢s ricos de los EE UU. Ella fue la que despert¨® su inter¨¦s por el arte y le llev¨® la agenda social.
La puerta al exclusivo mundo de los millonarios se la abri¨® el dise?ador Adolfo, para quien Julia Flesher trabaj¨® como asistente. Naci¨® en una localidad cercana a Des Moines (Iowa), y al cumplir ocho a?os, se traslad¨® a Little Rock (Arkansas) donde su madre abri¨® una tienda de moda que signific¨® su iniciaci¨®n en este mundo. Despu¨¦s de terminar sus estudios universitarios se instal¨® en Nueva York, una ciudad de la que se enamor¨® a?os antes durante un viaje de negocios en el que acompa?¨® a su madre. Empez¨® a trabajar como modelo para el dise?ador Tracy Mills y despu¨¦s durante nueve a?os con Adolfo, donde se encargaba de atender a figuras de la alta sociedad como Betsy Bloomingdale, Leonore Annenberg o Harriet Deutsch. Incluso acudi¨® a la Casa Blanca para vestir a Nancy Reagan. Era como si se estuviera prepar¨¢ndose sin saberlo para el papel de se?ora Koch.
Por aquella ¨¦poca, David Koch era muy conocido entre la nueva sociedad neoyorquina por sus fiestas, y amigos comunes les organizaron una cita a ciegas. Seis meses despu¨¦s volvieron a coincidir, aunque el magnate no la recordaba. El cortejo dur¨® cinco a?os pero le llev¨® pocos meses integrarse a su nueva vida y los amigos del magnate la aceptaron porque entendieron que era buena para ¨¦l, le calmaba.
Los hermanos Koch convirtieron la petrolera fundada por su padre en una multinacional diversificada que genera 110.000 millones en ventas anuales y cuenta con 120.000 empleados. David parec¨ªa ir siempre un paso por delante, aunque era Charles el verdadero instigador del activismo pol¨ªtico que ejercieron durante las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas contra las causas liberales.
Un par de meses despu¨¦s de retirarse en junio de 2018, el matrimonio pag¨® 40 millones en efectivo por una mansi¨®n de 1.400 metros cuadrados en la calle 76. Fue su ¨²ltima adquisici¨®n. David Koch vivi¨® durante 15 a?os en un d¨²plex de 18 habitaciones en el exclusivo 740 de Park Avenue, el edificio de Nueva York que tiene la mayor concentraci¨®n de multimillonarios y donde tambi¨¦n vivi¨® John Rockefeller. Su cartera de propiedades se estima en m¨¢s de 140 millones e incluye una villa de 13 habitaciones en Palm Beach (Florida) y una mansi¨®n en Aspen (Colorado).
Koch dec¨ªa, en todo caso, que prefer¨ªa dar su dinero a una instituci¨®n antes que comprar un cuadro de 150 millones. Se estima que don¨® 1.300 millones a lo largo de su vida: 35 millones de d¨®lares al museo Smithsonian para una sala dedicada a los dinosaurios; aparece como mecenas en el Museo Metropolitan y el memorial a las v¨ªctimas del 11-S, y despu¨¦s de ser diagnosticado de c¨¢ncer de pr¨®stata en 1992, se centr¨® en apoyar la investigaci¨®n contra el c¨¢ncer, con donaciones a la John Hopkins University, al Memorial Sloan Kettering y el MIT. Pero su actividad ben¨¦fica tambi¨¦n gener¨® controversia, y despu¨¦s de dos d¨¦cadas formando parte del consejo del Museo de Historia Natural de Nueva York, tuvo que abandonar el cargo en medio de duras cr¨ªticas contra la instituci¨®n por aceptar dinero de un negacionista del cambio clim¨¢tico.
Julia Flesher, por su parte, es miembro de los consejos del School of American Ballet y de la Food Allergy Iniciative. Y aunque David Koch se sent¨ªa neoyorquino, nunca olvid¨® sus ra¨ªces. El matrimonio tambi¨¦n financi¨® la construcci¨®n del centro art¨ªstico dedicado a su madre en Wichita (Kansas), la localidad donde hace un siglo se forj¨® la familia de industriales y donde est¨¢ la sede el conglomerado. De los tres hijos del matrimonio, David, Mary Julia y John Mark, no se sabe mucho porque aunque la pareja se dejaba fotografiar en las galas ben¨¦ficas, ten¨ªan obsesi¨®n por blindar su vida privada, hasta el punto de contar con una decena de guardaespaldas custodiando su residencia las 24 horas.
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