Evo en M¨¦xico
La odisea que supuso la salida del expresidente en Bolivia hacia el pa¨ªs norteamericano ha servido para retratar pol¨ªticamente a muchos de los Gobiernos de Am¨¦rica Latina
La decisi¨®n de M¨¦xico de conceder asilo pol¨ªtico a Evo Morales por razones humanitarias supone un punto de inflexi¨®n no solo en la pol¨ªtica exterior del Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, sino tambi¨¦n en el tablero de Am¨¦rica Latina, que ve c¨®mo la gran potencia diplom¨¢tica de la regi¨®n, junto a Brasil, da un paso al frente al que, hasta ahora, se hab¨ªa rehusado.
M¨¦xico reivindica as¨ª su tradicional papel de pa¨ªs de acogida de perseguidos pol¨ªticos por el que destac¨® el pasado siglo. Y comienza tambi¨¦n a desentumecer los m¨²sculos de su diplomacia, algo que se le ha reclamado a L¨®pez Obrador en crisis como las de Venezuela o Nicaragua. El Gobierno de M¨¦xico no titube¨® a la hora de garantizar la seguridad del exmandatario boliviano. Y puso en marcha un operativo para sacarlo de su pa¨ªs, pese a los m¨²ltiples e inesperados impedimentos de otros Gobiernos democr¨¢ticos de la regi¨®n al avi¨®n de la Fuerza Armada mexicana utilizado en la operaci¨®n, preocupante signo de que la primac¨ªa de anta?o se ha deshilachado un tanto.
Morales comunic¨® su renuncia a la presidencia de Bolivia el domingo. La victoria en primera vuelta que le garantizaba un cuarto mandato y que se adjudic¨® entre acusaciones de fraude desat¨® una oleada de protestas. Resulta innegable que Morales dobleg¨® las reglas en su intento de perpetuarse en el poder, incluida la circunvalaci¨®n, mediante dudosas maniobras legales, de un refer¨¦ndum que le imped¨ªa reelegirse. No obstante, el factor definitivo para la salida del l¨ªder boliviano fue la intervenci¨®n del jefe del Ej¨¦rcito, que ¡°sugiri¨®¡± su renuncia, lo que resulta de todo punto inaceptable. Cuando se tiene el poder de las armas y los tanques, no caben sugerencias para alterar el orden constitucional de un pa¨ªs. El pasado reciente de Am¨¦rica Latina est¨¢ repleto de episodios similares. Resulta por ello inadmisible que en la segunda d¨¦cada del siglo XXI haya a¨²n ej¨¦rcitos que se arroguen el poder de quitar y poner presidentes.
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De igual manera, la odisea que supuso la salida de Morales desde la zona en que se hab¨ªa resguardado en Bolivia hacia M¨¦xico ha servido para retratar pol¨ªticamente a muchos de los Gobiernos de Am¨¦rica Latina. La decisi¨®n del Gobierno de Per¨² de no permitir que el avi¨®n que llevaba a Morales pudiese aterrizar en Lima para recargar combustible (aunque luego autorizase que sobrevolase su espacio a¨¦reo) se antoja inexplicable viniendo de un mandatario como Mart¨ªn Vizcarra, que se ha erigido en garante de las libertades en otros casos, como el de Venezuela.
Del mismo modo, es de celebrar la altura de miras que demostraron Gobiernos que no simpatizan ideol¨®gicamente con Morales, como el de Paraguay, que garantiz¨® que el avi¨®n de la Fuerza Armada mexicana aterrizase y recargarse combustible en Asunci¨®n. Es de remarcar asimismo que Itamaraty, el legendario aparato diplom¨¢tico brasile?o, jugase un papel clave para salvar la operaci¨®n pese a las diferencias pol¨ªticas que separan a Bolsonaro de Morales, prueba de la profesionalidad de sus diplom¨¢ticos.
Lamentable result¨® sin embargo la actitud de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) y de su secretario general, Luis Almagro, que mantuvieron un vergonzante silencio durante las horas posteriores a la renuncia de Morales, pese a que este hab¨ªa aceptado su sugerencia de convocar nuevas elecciones, lo que claramente no ayud¨® a encarrilar los acontecimientos de forma menos traum¨¢tica. En la misma l¨ªnea, el martes, en una reuni¨®n de urgencia del organismo, Almagro sostuvo que ¡°en Bolivia hubo un golpe de Estado el 20 de octubre cuando Evo Morales cometi¨® fraude electoral¡±.
De todo este conjunto de desprop¨®sitos y estrategias mezquinas y cortoplacistas cabe esperar al menos que se haya aprendido una lecci¨®n fundamental para el futuro y la estabilidad de Am¨¦rica Latina: resulta imprescindible mantener el orden constitucional previsto, que no debe verse alterado por ning¨²n estamento ni injerencia extranjera. Tambi¨¦n en Bolivia. La proclamaci¨®n de la vicepresidenta segunda del Senado, la opositora Jeanine ??ez, como nueva presidenta, sin el quorum necesario en el Parlamento, no hace m¨¢s que ahondar el desastre.
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