ERC en escena
La ambig¨¹edad de la formaci¨®n catalana puede volverse en su contra
El anuncio por sorpresa del preacuerdo alcanzado por el Partido Socialista y Unidas Podemos para formar un Gobierno de coalici¨®n, hecho p¨²blico el pasado martes, coloca a Esquerra en el centro de la escena para desbloquear la situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a. Para prosperar, el camino hacia la investidura emprendido por Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias puede necesitar de la implicaci¨®n activa, o al menos de la abstenci¨®n, del partido liderado por el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras. El protagonismo reca¨ªdo sobre ERC en el Congreso de los Diputados le llega en un momento en que, por otra parte, tambi¨¦n depende de su decisi¨®n prolongar la par¨¢lisis pol¨ªtica en Catalu?a o ponerle fin mediante la celebraci¨®n de elecciones auton¨®micas.
La implosi¨®n del espacio electoral antiguamente ocupado por Converg¨¨ncia ha abierto para ERC la oportunidad te¨®rica de liderar el independentismo, un objetivo que por momentos ha parecido al alcance de su mano y en otros escap¨¢rsele, conden¨¢ndola a una posici¨®n subalterna. La raz¨®n detr¨¢s de la ambig¨¹edad estrat¨¦gica de ERC es el intento de conservar el electorado que sigue fantaseando con alcanzar unilateralmente la independencia y, al mismo tiempo, ampliarlo con el que ha tomado conciencia de que el programa de la secesi¨®n no es mayoritario en Catalu?a.
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El acuerdo alcanzado entre S¨¢nchez e Iglesias establece que ¡°se garantizar¨¢ la convivencia en Catalu?a y la normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica y se fomentar¨¢ el di¨¢logo en Catalu?a buscando f¨®rmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constituci¨®n¡±. La inclusi¨®n de la palabra di¨¢logo satisface una de las reivindicaciones de ERC, pero, por otra parte, la alusi¨®n al problema de convivencia en Catalu?a y al marco constitucional vuelve a alejar las posiciones. La primera reacci¨®n de ERC no ha sido alentadora porque ha consistido en unificar el mensaje a sus dos electorados potenciales por la v¨ªa de subir el precio de su abstenci¨®n: solo la aceptar¨ªa si el Gobierno que salga de la operaci¨®n patrocinada por el Partido Socialista y Unidas Podemos se aviene a negociar de igual a igual con el de la Generalitat. La convocatoria de la comisi¨®n bilateral Estado-Generalitat, que existe desde hace a?os, satisfar¨ªa ese requisito, pero no beneficiar¨ªa a ERC sino al actual president, Quim Torra, que es quien encabezar¨ªa la delegaci¨®n catalana. El llamamiento del vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, de ERC, a redoblar las movilizaciones en Catalu?a para a?adir presi¨®n en favor de esa imposible negociaci¨®n no facilitar¨¢ la soluci¨®n.
ERC no puede continuar instalada en la ambig¨¹edad y el c¨¢lculo t¨¢ctico, persistiendo en el error de que cualquier desenlace favorecer¨ªa sus intereses. Es verdad que si el Partido Socialista y Unidas Podemos aceptaran una negociaci¨®n de igual a igual podr¨ªa presentarse como una baza decisiva ante el electorado catal¨¢n. Y que el fracaso de esa iniciativa redundar¨ªa en beneficio de la estrategia de cuanto peor, mejor, con la que el independentismo quiere ocultar la inviabilidad de sus objetivos. Pero, en realidad, entre los principales beneficiarios de una nueva degradaci¨®n de la situaci¨®n no se encontrar¨ªa ERC.
Salvo que los contactos que se desarrollar¨¢n a partir de hoy hagan que ERC reconsidere su postura, la apuesta por subir el precio para facilitar una posible investidura de Pedro S¨¢nchez podr¨ªa no ser tan h¨¢bil como parece. Al reclamar una negociaci¨®n inviable e incrementar la presi¨®n en las calles para lograrla, ERC se est¨¢ alineando con el activismo del presidente de la Generalitat, Quim Torra. Los manifestantes a los que este jalea no est¨¢n ejerciendo ninguna heroica desobediencia civil, sino una disciplinada obediencia gubernamental. Porque, aunque parezcan haberlo olvidado, Quim Torra y Pere Aragon¨¨s son el Gobierno de Catalu?a. Y una vez que un Gobierno arroja el poder a las calles, son las calles, y no el Gobierno, las que se apoderan de la escena.
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