Europa ante los combatientes extranjeros del ISIS
El objetivo de la devoluci¨®n deber¨ªa ser una gesti¨®n ordenada. Eso es lo que propone Italia. Trabajar con atenci¨®n y sin automatismos. Caso por caso
Fuera todos los yihadistas extranjeros. Turqu¨ªa ¡°no es un hotel¡±. Con estas palabras, pese a su habitual estilo irritante, Ankara plantea un problema leg¨ªtimo, aunque durante a?os haya sido ¡°la autopista de la yihad¡±. Ahora, la idea del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan de enviar repentinamente a los llamados ¡°combatientes extranjeros¡± a sus pa¨ªses de origen es lo que ha hecho estallar el caso.
Este es un tema embarazoso. Lleno de implicaciones jur¨ªdicas, dificultades log¨ªsticas y aspectos morales relacionados con las familias de los terroristas. Suponiendo que todos lo sean. La cuesti¨®n de los combatientes extranjeros de la ¡°guerra santa¡±, procedentes sobre todo de Asia y ?frica, pero entre los que tambi¨¦n hay muchos de Europa y Estados Unidos, es la fruta envenenada del octavo a?o de conflicto en Siria. Y que, aun as¨ª, puede hacer que surja una propuesta nueva.
Francia y Qatar est¨¢n trabajando con la hip¨®tesis de crear un Tribunal Internacional para juzgar a esos combatientes, en lugar de dejar la competencia a sus respectivos pa¨ªses. En total, el n¨²mero de prisioneros capturados por la coalici¨®n contra el ISIS es de unos 8.000, de los cuales 2.000 son europeos; en cuanto a estos ¨²ltimos, muchas capitales no quieren que se los devuelvan, pero es una lucha contra el tiempo, puesto que Turqu¨ªa ya ha puesto en marcha las primeras operaciones de repatriaci¨®n.
El ministro turco del interior, Suleyman Soylu, vocero del presidente turco, ya ha hecho regresar por la fuerza a Berl¨ªn y Londres a siete alemanes y un brit¨¢nico. Dos irlandeses y 11 franceses aguardan tambi¨¦n ser repatriados. ¡°Turqu¨ªa no es un hotel para los miembros del ISIS de ning¨²n pa¨ªs. No pueden limitarse simplemente a retirar la nacionalidad a los antiguos terroristas y esperar que Ankara se encargue de ellos. Es inaceptable para nosotros. Y es irresponsable¡±.
Un combatiente griego de origen estadounidense, capturado en Edirne, cerca de la frontera entre Turqu¨ªa y Grecia, permaneci¨® durante varias noches en la ¡°tierra de nadie¡± entre los dos pa¨ªses (los griegos no quisieron hacerse cargo de ¨¦l), durmiendo en un coche y alimentado por los guardias turcos, hasta que acabaron por detenerlo y enviarlo a Estados Unidos en avi¨®n.
En Europa, las reacciones var¨ªan entre unos pa¨ªses y otros, y tambi¨¦n dentro de ellos. En Alemania, una mujer casada con un combatiente del Estado Isl¨¢mico fue acusada, al desembarcar en Frankfurt, fue acusada de complicidad y detenida. En el aeropuerto de Berl¨ªn, en cambio, a un grupo de 10 personas entre las que hab¨ªa mujeres y ni?os no las detuvieron, sino que las dejaron ir cuando confirmaron que ten¨ªan la nacionalidad alemana. En Londres, la polic¨ªa puso las esposas al brit¨¢nico devuelto por Turqu¨ªa. Roma, dado el escaso n¨²mero de combatientes salidos de Italia, se inclina m¨¢s a estudiar cada situaci¨®n concreta.
Tambi¨¦n es distinta la postura de Dinamarca. El Parlamento ha aprobado a toda velocidad una ley que permite revocar la ciudadan¨ªa a personas que ten¨ªan doble nacionalidad y que partieron a la guerra de Siria. Y, si bien los ¡°homicidas y asesinos¡±, siempre que se confirme que lo son, se arriesgan al volver a Daguest¨¢n o a Marruecos, en el Viejo Continente la repatriaci¨®n parece un asunto m¨¢s complejo, pese a que las posturas no siempre coincidan.
La iniciativa de un Tribunal Internacional para los combatientes extranjeros puede ser ¨²til. Una primera propuesta para instaurarlo se frustr¨® por el veto de Rusia y Siria. Pero ahora Francia y Qatar han retomado la idea. Es dif¨ªcil que se pueda repatriar a todos. El objetivo de la devoluci¨®n deber¨ªa ser una gesti¨®n ordenada. Eso es lo que propone Italia. Trabajar con atenci¨®n y sin automatismos. Caso por caso, en definitiva. Tal vez, mediante la coordinaci¨®n entre la coalici¨®n contra el ISIS y la Uni¨®n Europea.
Marco Ansaldo, enviado especial de La Repubblica, fue corresponsal en Oriente Medio, con sede en Estambul.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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