Tiempos de dificultades, tiempos de acci¨®n
Este es el momento de buscar un amplio consenso pol¨ªtico y social en torno a una agenda reformista de la econom¨ªa que permita afrontar el futuro con confianza
Hay que evitar que el pr¨®ximo a?o sea bastante peor que este. La principal responsabilidad del menor crecimiento de las principales econom¨ªas, el m¨¢s bajo en tres a?os, y de la debilidad anticipada para los pr¨®ximos trimestres es la incertidumbre inversora global generada por la amenaza de guerras comerciales, tecnol¨®gicas y de divisas. La desaceleraci¨®n de Europa, junto con la de Jap¨®n, es la m¨¢s pronunciada. Alemania, Italia y el Reino Unido est¨¢n al borde de la recesi¨®n. Pero la desaceleraci¨®n tambi¨¦n se ha instalado en la principal econom¨ªa del mundo. El pobre comportamiento de la inversi¨®n empresarial en todas las econom¨ªas desarrolladas est¨¢ vinculado a este c¨²mulo de incertidumbres y a la insuficiencia de la demanda.
Pero esta situaci¨®n, que podr¨ªa ser meramente coyuntural, incide en un escenario estructural de reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, que en la zona euro han llegado a ser negativos. Todos los instrumentos con los que se endeudan los Gobiernos alem¨¢n y holand¨¦s est¨¢n ya en tipos de inter¨¦s por debajo de cero, situaci¨®n en la que est¨¢n un tercio de los bonos en circulaci¨®n. Estamos en una situaci¨®n excepcional en la cual en algunos pa¨ªses el endeudamiento p¨²blico genera ingresos para las arcas p¨²blicas. Ese descenso iniciado tras la crisis de 2008 no es ¨²nicamente la consecuencia de las decisiones adaptativas de los bancos centrales a la ausencia de inflaci¨®n y a la debilidad de la actividad. Los inversores consideran que el futuro estar¨¢ dominado por tipos de inter¨¦s tan reducidos o m¨¢s. Para impedir que la combinaci¨®n de ambas situaciones termine conformando una tormenta perfecta, esto es, una recesi¨®n en toda regla, hay que actuar sobre las dos circunstancias que los han originado.
Parece evidente que la pol¨ªtica monetaria convencional est¨¢ agotada en Jap¨®n y en la eurozona
Poner fin a las guerras econ¨®micas abiertas, la normalizaci¨®n en las relaciones multilaterales y la reducci¨®n de las amenazas sobre las empresas multinacionales permitir¨ªa la recuperaci¨®n de la inversi¨®n productiva en todo el mundo y facilitar¨ªa que China y Alemania recuperaran parte del pulso perdido, con el consiguiente impacto favorable en el conjunto. El propio Boris Johnson advirti¨® en el G7 a Donald Trump que la guerra comercial podr¨ªa desencadenar una recesi¨®n.
De las tres v¨ªas para estimular la demanda de las econom¨ªas, parece evidente que la pol¨ªtica monetaria convencional est¨¢ agotada en Jap¨®n y en la eurozona. Algo que se corrobor¨® en la convenci¨®n anual de banqueros centrales en Jackson Hole.
La necesidad de utilizar las pol¨ªticas fiscales est¨¢ alcanzando un alto grado de consenso. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional y pr¨®xima presidenta del Banco Central Europeo acaba de defender ante el Parlamento Europeo la necesidad de reformar las restricciones presupuestarias en el seno de la UE, como el propio pacto de estabilidad y crecimiento, con el fin de disponer de mayor margen de maniobra en la neutralizaci¨®n de los riesgos de recesi¨®n. Sobre todo en una situaci¨®n en la cual los propios inversores que prestan a pa¨ªses perif¨¦ricos que supuestamente tienen un ¡°endeudamiento p¨²blico insostenible¡±, como Irlanda, Portugal o Espa?a, aceptan pagar por adquirir algunos de sus bonos p¨²blicos.
Pero para evitar la japonizaci¨®n definitiva (bajo crecimiento, ausencia de inflaci¨®n, insensibilidad a la pol¨ªtica monetaria) de la eurozona ser¨¢ necesario una m¨¢s amplia y cuantitativamente m¨¢s ambiciosa apuesta por est¨ªmulos y, desde luego, por la inversi¨®n p¨²blica. Proyectos que, adem¨¢s de exorcizar las amenazas recesivas, ayuden a modernizar las econom¨ªas, a impulsar la productividad y facilitar la respuesta a los cambios tecnol¨®gicos, fortaleciendo la educaci¨®n, la modernizaci¨®n de las infraestructuras f¨ªsicas, digitales y energ¨¦ticas que permitan cumplir los compromisos medioambientales. Se trata de apoyar la econom¨ªa con una visi¨®n estrat¨¦gica de su futuro, y respetando una senda razonable de correcci¨®n de los desequilibrios presupuestarios.
Ser¨¢ necesario poner en marcha una ambiciosa apuesta por los est¨ªmulos y por la inversi¨®n p¨²blica
Estas medidas, cruciales para afrontar los desaf¨ªos en el largo plazo, requieren tiempo para su puesta en marcha. Por tanto, en este momento en Espa?a para contener el riesgo de recesi¨®n tambi¨¦n hay que hacer una apuesta por medidas de corto plazo. En ese sentido resulta relevante explorar la capacidad de los agentes sociales por apostar en el pr¨®ximo Acuerdo Nacional para el Empleo y la Negociaci¨®n Colectiva, el actual termina su vigencia en 2020, por aumentar la parte variable del incremento salarial, ahora de solo un 1%, vincul¨¢ndolo a la evoluci¨®n de la productividad y los resultados econ¨®micos de las empresas, en base a indicadores cuantificados, medibles y conocidos por ambas partes. El cumplimiento en todos los convenios de la cl¨¢usula del cuarto Acuerdo, establecer un salario m¨ªnimo de convenio de 14.000 euros anuales, tambi¨¦n ser¨ªa un buen mecanismo de incentivo de la demanda en nuestro pa¨ªs, ya que las rentas m¨¢s bajas tienen una mayor propensi¨®n marginal al consumo.
Actuar en este sentido tiene pleno sentido, tambi¨¦n en t¨¦rminos de eficiencia econ¨®mica, como han demostrado las investigaciones llevadas a cabo en el FMI, la relaci¨®n entre eficiencia y equidad es positiva. Es decir, que una mejora prudente de la equidad produce un crecimiento m¨¢s sostenible y mejor distribuido. En todo caso, las acciones de los empresarios y sindicatos para mejorar la estructura productiva, la calidad de los empleos y las capacidades de las personas deben acompa?arse de los esfuerzos se?alados en las pol¨ªticas de inversi¨®n p¨²blica, de reformas orientadas a mejorar la productividad, incluida la necesidad de acometer inversiones en digitalizacion inclusiva para las trabajadoras y trabajadores.
Nuestra econom¨ªa lleva demasiado tiempo sin emprender reformas que mejoren su funcionamiento, y permitan aprovechar las oportunidades asociadas a la revoluci¨®n digital y la necesaria transici¨®n ecol¨®gica.
Este es el momento de buscar un amplio consenso pol¨ªtico y social en torno a una agenda reformista que permita afrontar el futuro con confianza. No podemos olvidar que la desigualdad y el estancamiento de la productividad fueron factores determinantes de la crisis financiera de 2008, del d¨¦bil crecimiento de las econom¨ªas, del malestar social y del populismo pol¨ªtico. Y, por tanto, la lucha contra la creciente desigualdad y el fortalecimiento del tejido productivo deben estar en el centro de las pol¨ªticas p¨²blicas y empresariales.
Esta tribuna la firman Olga Cant¨®, profesora de Econom¨ªa de la Univerdidad de Alcal¨¢ de Henares; J. Ignacio Conde Ruiz, subdirector de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada; Ant¨®n Costas, catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona; Sara de la Rica, directora de la Fundaci¨®n ISEAK; Bruno Estrada, adjunto al secretario general de Comisiones Obreras (CC?OO); Emilio Ontiveros, fundador y presidente de Analistas Financieros Internacionales, y Raymond Torres, profesor del IE.
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