Dos ping¨¹inos macho roban un huevo en un zoo holand¨¦s para incubarlo

Amor de padres, en versi¨®n de ping¨¹inos macho. Las relaciones entre estas aves marinas del mismo sexo ocurren en la naturaleza, pero en un zoo, donde sus vidas est¨¢n controladas, es mucho m¨¢s dif¨ªcil llegar hasta el extremo de hacerse con un huevo para tener una cr¨ªa. En un despiste de los cuidadores, lo han conseguido dos ejemplares del parque de animales DierenPark Amersfoort (en el centro del pa¨ªs). Se lo quitaron a una pareja heterosexual y ahora hacen turnos para incubarlo. ¡°Son muy buenos padres¡±, seg¨²n los responsables del centro, que han tranquilizado a sus seguidores en las redes sociales: ¡°Los que perdieron su huevo, ya han puesto otro¡±.

Los dos machos dispuestos a todo para tener un polluelo son de la especie africana de El Cabo (Spheniscus demersus), que est¨¢ en peligro de extinci¨®n, seg¨²n la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza. Tienen la cara negra, con la parte superior blanca y manchas rosadas sobre los ojos para protegerse del calor del sol, y en el zoo esperan ¡°que consigan su objetivo porque estamos en plena temporada de cr¨ªa y ya han nacido los primeros pollos¡±, seg¨²n Marc Belt, uno de los cuidadores.

La historia de los ping¨¹inos est¨¢ colgada en la p¨¢gina de web del parque, y a la dedicaci¨®n con que los aspirantes a progenitor atienden el huevo se a?ade la curiosidad sobre su futuro. En zoos de Londres, Nueva York, San Francisco, Alemania y Australia ha habido relaciones homosexuales con otras especies de ping¨¹inos, tanto con dos machos como con dos hembras, pero en la siguiente estaci¨®n suelen buscar una pareja del otro sexo.

La paternidad m¨¢s conocida y exitosa es la de Roy y Silo, sendos ping¨¹inos macho barbijo (Pygoscelis antarcticus), de la Ant¨¢rtida, residentes en el zoo de Central Park, en Nueva York. Como llevaban a cabo el cortejo anterior al apareamiento y hab¨ªan tratado incluso de incubar una piedra, en 1999 les dieron un huevo fertilizado de otra pareja heterosexual que no consegu¨ªa sacarlo adelante. Al final naci¨® Tango, una hembra, a la que Roy y Silo cuidaron como propia, y su esfuerzo se convirti¨® en el argumento de un libro titulado And Tango Makes Three (Con Tango son tres). Publicado en ingl¨¦s en 2005, fue un ¨¦xito de ventas, aunque enfrent¨® a grupos cristianos conservadores y liberales estadounidenses por el modelo de familia -aunque fuera en el reino animal-que mostraba. En Espa?a hay una reedici¨®n del cuento de la editorial Kalandraka, de 2016.

Los ping¨¹inos holandeses disfrutan de momento de su situaci¨®n y la ¨²nica duda de los expertos del zoo de Amersfoort es si conseguir¨¢n su objetivo, porque no saben si el huevo est¨¢ fertilizado.