Dos ping¨¹inos gais, los mejores padres
Los machos ¡®Sphen¡¯ y ¡®Magic¡¯ sacan adelante de manera ejemplar una cr¨ªa en el acuario de S¨ªdney
Una pareja de ping¨¹inos machos, Sphen y Magic, unidos en una s¨®lida relaci¨®n sexual y afectiva, han dado ejemplo de paternidad responsable en la colonia de una treintena de estas aves en el acuario de S¨ªdney. A diferencia de las dem¨¢s parejas, todas formadas por macho y hembra y que exhibieron diferentes grados de negligencia, mostr¨¢ndose incapaces todas de tener progenie, Sphen y Magic han manifestado una capacidad, una diligencia y una abnegaci¨®n admirables a la hora de empollar un huevo y sacar adelante a la cr¨ªa.
El peque?o ping¨¹ino, Sphengic (los nombres de Sphen y Sphengic provienen del t¨¦rmino latino para la familia de los ping¨¹inos, Sphencidae), cuyo g¨¦nero a¨²n se desconoce, pues son complicados de sexar, es fruto de incubaci¨®n subrogada, por as¨ª decirlo. El huevo que tan diestra y sacrificadamente cuidaron los dos machos, sent¨¢ndose por turnos sobre ¨¦l durante 28 d¨ªas, hab¨ªa sido previamente abandonado por otra pareja, heterosexual y particularmente descuidada, que no estaba por la labor, vamos. Los responsables del acuario suministraron el huevo hu¨¦rfano a los dos ping¨¹inos tras observar lo bien que hab¨ªan tratado previamente un huevo falso. Este primer huevo de mentirijillas se lo dieron al ver que las dos aves se emparejaban y constru¨ªan, mostrando gran empe?o e ilusi¨®n, un nido magn¨ªfico. Todo el mundo estuvo de acuerdo en que se merec¨ªan un huevo de verdad y una familia, y ellos no han decepcionado la confianza.
Ambos padres estuvieron presentes en el feliz momento de la eclosi¨®n y mostraron su emoci¨®n al nacer el polluelo cant¨¢ndole como suelen hacer los ping¨¹inos. En El peor viaje del mundo, el explorador Apsley Cherry Garrard, que acompa?¨® a Scott hacia el Polo Sur y hubo de afrontar temperaturas de -50 grados para conseguir tres huevos de ping¨¹ino emperador en el cabo Crozier (para la ciencia, no para tortilla), explica como esas aves les cantaban y c¨®mo los exploradores hac¨ªan lo mismo entonando el himno nacional brit¨¢nico, ante lo que los ping¨¹inos se lanzaban al agua. Si al reci¨¦n llegado Sphengic le sorprendi¨® encontrarse con dos pap¨¢s no lo manifest¨® y empez¨® a parlotear alegremente con ellos. En la actualidad lo est¨¢n ense?ando a nadar.
Sphen y Magic, de seis y tres a?os respectivamente, de la especie de ping¨¹inos juanito (Pygoscelis papua) ¡ªque se caracterizan por la mancha blanca en la parte alta de la cabeza¡ª, y de car¨¢cter muy diferente, ya eran antes de ser padres una pareja famosa en Australia. Su relaci¨®n, muy estable a diferencia de la de otras parejas heterosexuales ¡ªpese a los mitos sobre la monogamia y la fidelidad del ping¨¹ino¡ª, coincidi¨® con la lucha en el pa¨ªs por legalizar el matrimonio gay.
Los ping¨¹inos suelen tener relaciones homosexuales (incluso para siempre) y nidificar. Pero, claro, lo que no suelen tener dos machos es un huevo, aunque se han dado casos en que han sustra¨ªdo uno. En 2014,?Jumbs y Kermite, dos ping¨¹inos humboldt macho del zoo de Kent vivieron una historia similar al empollar un huevo abandonado y criar con devoci¨®n al pollo. Tambi¨¦n Roy y Silo, dos ping¨¹inos barbijos macho del zoo de Central Park en Nueva York, hicieron lo mismo tras compadecerse los criadores al verles empollar una piedra. Su historia fue muy popular e incluso la llevaron (no ellos, claro) al teatro con el quiz¨¢ no muy inspirado t¨ªtulo de Birds of a feather. Curiosamente, la cr¨ªa, Tango, una hembra, se emparej¨® con otra ping¨¹ina al hacerse mayor.
En todas las especies de ping¨¹inos, como se ve, se dan comportamientos homosexuales (m¨¢s informaci¨®n en Homosexual mating displays in penguins, Ethology 116, 2010), algo que, junto con otras pr¨¢cticas observadas, escandaliz¨® en su momento a los naturalistas que los estudiaron. Es conocido el caso del investigador George Murray Levick, oficial m¨¦dico con Scott en 1910, al que los actos de ¡°sexo no procreativo¡± de estas aves (entre los que incluy¨® la necrofilia y el abuso de menores) incomodaron tanto que los escondi¨® en sus informes describi¨¦ndolos en griego (!) y luego excluy¨¦ndolos de la publicaci¨®n oficial.
Los cient¨ªficos se?alan que en pr¨¢cticamente todas las especies se dan comportamientos homosexuales y las que no los tienen es esencialmente porque no practican el sexo, como los erizos de mar (y no es broma). Aun as¨ª puede sorprender saber que en las relaciones sexuales entre jirafas, nueve de cada diez, seg¨²n algunas?fuentes, se producen entre machos.
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