Vaya, resulta que el gato es un tigre
China es un problema. Y muy grande
De vez en cuando aparecen noticias en las que alguien se lleva a casa un gatito pero que, pasado el tiempo, descubre que el minino en realidad es un puma, un tigre o cualquier otro animal grande, imponente, con los dientes afilados y poco amigo de los arrumacos. Lo normal es que una vez el caritativo propietario se d¨¦ cuenta de que se ha equivocado en su percepci¨®n de lo que era el felino, pase a considerarlo como lo que es y a tratarlo como tal. Es cierto que siempre hay alguno que se empe?a en decir que el tigre se comporta como un gato y que sigue viviendo con ¨¦l como si tal cosa. Estas personas tambi¨¦n es habitual que vuelvan a salir en las noticias, aunque esta vez sin poder hacer declaraciones despu¨¦s de que el animal ¨C¡°no s¨¦ qu¨¦ le ha pasado, no era as¨ª¡±, suelen declarar si sobreviven al ataque¡ª haya mostrado lo que realmente es.
Con China est¨¢ pasando exactamente lo mismo. Durante much¨ªsimo tiempo se ha minusvalorado al pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo que comenz¨® el siglo XX en una situaci¨®n de atraso material anterior a la industrializaci¨®n europea, pas¨® por su primera mitad repartido --formalmente o de hecho-- entre otras potencias y se qued¨® al margen del gran juego de la Guerra Fr¨ªa sumido en un sistema m¨¢s pendiente de lo que suced¨ªa dentro que de lo que pasaba fuera. China no era amenaza en el tablero mundial excepto, tal vez, militarmente en su ¨¢rea regional y de ninguna manera en el mundo econ¨®mico.
Cuando comenz¨® a crecer y China decidi¨® adoptar la reglas (con trampas, eso s¨ª) del capitalismo econ¨®mico para crecer, se impuso la creencia de que la dictadura pol¨ªtica hab¨ªa comenzado la cuenta atr¨¢s. Que no es posible entrar al juego sin aceptar todos los condicionantes y que al final (sin especificar mucho cu¨¢ndo ser¨ªa este) ser¨ªa el mismo mercado el que acabar¨ªa con la dictadura comunista. Que entre el Libro Rojo y la Cartilla del Banco (naturalmente roja) al final todos se olvidar¨ªan del primero y se centrar¨ªan en la segunda. Vamos, que hab¨ªa otro gatito para la camada de la Bolsa. Eso s¨ª ser¨ªa m¨¢s grande seguramente que otros. Pero un gato al fin y al cabo.
Pero desde el primer momento en que comenz¨® a crecer China dio muestras de que es otro animal. Primero lo hizo de manera cauta, aunque de vez en cuando se le escapa un zarpazo como el mundo pudo apreciar en la Plaza de Tiannanmen. Con la devoluci¨®n de Hong Kong y Macao comenz¨® a quedar claro su poder intimidatorio, aunque hab¨ªa quienes segu¨ªan pidiendo paciencia. Pero el tigre se ha seguido comportando como tal.
Hoy el Partido Comunista Chino es m¨¢s fuerte que nunca, con unos medios tecnol¨®gicos, ya demostrados, que permiten un control de la poblaci¨®n sin precedentes en la historia. Con un Ej¨¦rcito entre los m¨¢s poderosos del mundo, un poder econ¨®mico capaz de hacer tambalear en cualquier momento el sistema financiero mundial y una determinaci¨®n clara de dominio internacional. La pregunta ya no es qui¨¦n le pone el cascabel al gato, sino qu¨¦ hacemos con el tigre que est¨¢ en el sal¨®n.
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