La historia del sastre que visti¨® a los Beatles en la portada de ¡®Abbey road¡¯
La sastrer¨ªa era una profesi¨®n de personas discretas. Hasta que lleg¨® Tommy Nutter, el tipo que 'glamuriz¨®' un oficio hasta protagonizar una de las fotos m¨¢s famosas del rock, que cumple 50 a?os
En las veteranas sastrer¨ªas a medida de Savile Row (Londres) hab¨ªa a mediados del siglo XX oficios de lo m¨¢s diverso. Por ejemplo, bordadores de ojales, muy valorados porque sub¨ªan el precio de los trajes hasta l¨ªmites prohibitivos. O aprendices cuya misi¨®n era que a ning¨²n empleado le faltase t¨¦. Tambi¨¦n hab¨ªa encargados de leerse los obituarios del peri¨®dico para saber de qu¨¦ patrones pod¨ªan desprenderse; a cliente muerto, m¨¢s espacio en las estanter¨ªas. As¨ª que me imagino que a m¨¢s de uno de estos archiveros le dio un parraque cuando, en los a?os cincuenta, las portadas de los diarios empezaron a mostrar im¨¢genes de hombres ataviados con trajes parecidos a los que ellos confeccionaban, pero con la cara molida a palos y las mu?ecas pulcramente esposadas.
Un d¨ªa Nutter lleg¨® a su taller y se encontr¨® con John Lennon y Yoko Ono brujuleando en ropa interior entre los percheros
Los teddy boys, aquella subcultura prometeica que precedi¨® a los mods, dieron tantos dolores de cabeza a los sastres londinenses como su propio ayuntamiento, que en 1962 decidi¨® demoler el edificio donde Henry Poole hab¨ªa inventado el esmoquin para construir algo mucho m¨¢s propio de los nuevos tiempos: un aparcamiento de varias plantas. Sin embargo, es m¨¢s f¨¢cil mudarse de calle que de p¨²blico. Varias sastrer¨ªas se reubicaron por los alrededores, pero nadie sab¨ªa qu¨¦ hacer con el pomposo estilo neoeduardiano ¨Ctrajes de tres piezas, corbatas complicadas, cuellos postizos, sombreros raros y relojes con leontina¨C que hasta entonces hab¨ªa hecho las delicias de sus clientes m¨¢s sibaritas, pero que ahora el p¨²blico asociaba con los macarras de los barrios perif¨¦ricos.
M¨¢s que un quebradero de cabeza, aquella fue una crisis de identidad que los sastres atajaron con una severidad propia de un inspector de hacienda alem¨¢n. El estilo neoeduardiano qued¨® proscrito, las florituras se marchitaron y los prohombres de Savile Row decidieron limitarse a hacer uniformes militares y trajes de oficina grises y azules. Mejor pecar de soso que de delincuente, debieron pensar.
Y en esas estaban cuando Tommy Nutter lleg¨® all¨ª en 1969 y lo puso todo patas arriba. Nutter, un sastre con esp¨ªritu de dise?ador de moda, ten¨ªa todo lo que sus vecinos de calle no ten¨ªan: amigos modernos, talento para el marketing y, sobre todo, nuevas ideas. ¡°En Savile Row ha montado una discoteca en una tumba¡±, escribi¨® una periodista tras visitar su local. Pero el todopoderoso ¨¢rbitro de la moda Hardy Amies no tard¨® en poner las cosas en su sitio: Nutter era un relaciones p¨²blicas de primer nivel, s¨ª, pero tambi¨¦n el sastre m¨¢s innovador de su generaci¨®n.
Su historia est¨¢ estupendamente contada en la biograf¨ªa que public¨® Lance Richardson el a?o pasado, y donde relata, por ejemplo, que un d¨ªa Nutter lleg¨® a su taller y se encontr¨® con John Lennon y Yoko Ono brujuleando en ropa interior entre los percheros. Lo llamativo de Nutter, sin embargo, es que millones de personas han colgado un p¨®ster con su ropa sin saber que era suya.
La portada de Abbey Road de The Beatles, que acaba de cumplir 50 a?os, es el mejor resumen del legado de Tommy Nutter precisamente porque no hubo estilismo en esa foto de Ian McMillan: John, Paul y Ringo se pusieron sus trajes a medida porque les apeteci¨®, porque era lo que llevaban. Al final, la mejor moda no es la m¨¢s audaz, sino la que mejor refleja un momento determinado. Este debi¨® ser digno de ver.
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