Teddy Boy
Alberto ten¨ªa en su cuarto el disco de vinilo bien a la vista. Una de las mejores portadas del mundo: cuatro tipos, de cuerpo entero, de pie, con instrumentos de rock, que miran a c¨¢mara frontalmente. Encima, unas letras rojas: "The Riot Rockers". Ya est¨¢. "Una portada fant¨¢stica", dec¨ªa.
Cada uno de los cuatro tipos -o los cuatro a la vez- podr¨ªan darte una paliza tratando de no mancharse los zapatos con tu sangre, o aparecer en un episodio de Los Roper haciendo de instalador del gas. Esa dicotom¨ªa. Y eran Teddy Boys.
Hay gente que no sabe qu¨¦ co?o son los teddy boys. Lo dir¨¦ resumido: una tribu urbana. Un estilo fashion. Brit¨¢nico. Y ahora ampl¨ªo: amantes de la rebeli¨®n musical-juvenil de su ¨¦poca, los cincuenta. Modernos endomingados sin perder de vista el pasado imperial. Levitas largas, pantalones estrechos y complicados peinados. Explicar¨¦ lo de los peinados: en la cabeza, ondulados y bucles inspirados en el estilo edwardian que caus¨® furor en las damas de finales del XIX. En la cara, grandes patillas de contramaestre. Y despu¨¦s, algo muy importante: orgullo de clase obrera. De cuando los europeos usaban manos y m¨²sculos en el curro. Y de cuando los chiringuitos de tatoos estaban en los puertos de Singapur, Marsella o Liverpool.
Alberto supo muy pronto lo que era un teddy boy y plane¨® un punto de partida profesional sencillo. Y contundente, como ¨¦l mismo: uno se planta delante de un teddy boy y le mira. No es f¨¢cil. O por lo menos no lo era en el a?o 1978.
Y de ese enfrentamiento nace la fotograf¨ªa. La de ¨¦l.
La moda underground tiene ese punto de expresi¨®n art¨ªstica popular en el que cualquier hijo de vecino puede participar. Cuando Alberto empez¨® su vida de fot¨®grafo, en los a?os ochenta, hab¨ªa una interpretaci¨®n sesgada de este fen¨®meno y la expresi¨®n art¨ªstica popular se quiso percibir como Expresi¨®n Art¨ªstica con may¨²sculas. Pero unos cuantos, entre ellos Alberto Alix, no se creyeron mucho esas melonadas. Sobre todo porque esa falsa visi¨®n pretend¨ªa eliminar la parte de "cualquier hijo de vecino". Y esos hijos de vecino eran la Clase Obrera, esta vez s¨ª con may¨²sculas.
A Alberto Alix se le ha copiado mucho. Como fot¨®grafo y como personaje. Pero poner cara de duro no siempre intimida.
Lo que intimida es la vida misma. Y sentir en una fotograf¨ªa los enfrentamientos del retratado: que si me doy un ¨²ltimo homenaje y ya no me vuelvo a meter, que si Patricia se me muri¨® el mes pasado, que estoy harto de veranear en el pueblo de mi mujer, que me voy a ir de este top-less, que ganar¨¦ m¨¢s haciendo peeps en la calle de Atocha, que no soporto m¨¢s a ese hijoputa que me amarga la vida, que estoy hasta los cojones de siete pastillas al d¨ªa, m¨¢s la de la artrosis, etc¨¦tera, etc¨¦tera. -
V¨ªctor Coyote es cantante, dise?ador gr¨¢fico y autor de Cruce de perras y otros relatos de los ochenta
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