Arruinado y olvidado: los ¨²ltimos d¨ªas de Oscar Wilde
Enfermo de meningitis y marginado, el genio irland¨¦s fallec¨ªa un d¨ªa como hoy, 30 de noviembre, de 1900, en un cochambroso hotel de Par¨ªs y bajo el seud¨®nimo de Sebastian Melmoth

Pidi¨® una copa del champ¨¢n m¨¢s caro del hotel y, consciente de que no podr¨ªa pagarlo, le confes¨® a su doctor: "Estoy muriendo por encima de mis posibilidades". Oscar Wilde (Dubl¨ªn, 16 de octubre de 1854 - Par¨ªs, 30 de noviembre de 1900) falleci¨® tal d¨ªa como hoy de hace 119 a?os, en una ruinosa habitaci¨®n del hotel parisino D'Alsace. Ten¨ªa 46 a?os.
Otros, ensalzando su condici¨®n de esteta, dicen que se rebel¨® contra el mobiliario de la estancia. "Estas cortinas me est¨¢n matando" o "este papel pintado y yo estamos luchando a muerte, uno de los dos tendr¨¢ que marcharse". Son algunas de las frases que le atribuyen los historiadores en sus ¨²ltimos d¨ªas. No se sabe a ciencia cierta si fue verdad. Porque a sus seguidores as¨ª les gusta recordarlo: con un ingenio ¨¢cido y visceral que ni la ruina, la enfermedad o el ostracismo lograron acallar.
Oscar Wilde fue condenado por amar a qui¨¦n no deb¨ªa. Al menos, no en el Reino Unido del siglo XIX. Naci¨® en Dubl¨ªn, en el seno de una familia intelectual y adinerada ¡ªsu padre era cirujano y su madre poeta¡ª y se cas¨® con Constance Lloyd (hija del consejero de la reina, Horace Lloyd), con quien tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan. Wilde desarroll¨® una obra y una personalidad marcada por el hedonismo y la belleza m¨¢s exaltada. Pero en el apogeo de su carrera se enamor¨® perdidamente de Alfred Douglas, Bosie, como le llamaba, un poeta de 21 a?os, tan atractivo como caprichoso, al que hab¨ªa conocido en una fiesta.

El padre de Alfred Douglas era el marqu¨¦s de Queensberry, un arist¨®crata pionero en establecer las reglas del boxeo, que intent¨® por todos los medios separarlos y poner fin al romance. Amenazaba a los due?os de restaurantes con pegarles una paliza si dejaban entrar a la pareja, se presentaba en la casa familiar del escritor para montar esc¨¢ndalos e incluso intent¨® boicotear el estreno, en febrero de 1895, de La importancia de llamarse Ernesto (Wilde tuvo que entrar por la puerta de atr¨¢s del teatro St. James, cercado por la polic¨ªa por la influencia del padre de Douglas). El detonante final ser¨ªa la famosa nota que dejar¨ªa el padre de Douglas para el escritor en un club de los bajos fondos londinenses: "Para Oscar Wilde, que alardea de sodomita".
El dramaturgo, harto de la persecuci¨®n y motivado por su amante ¡ªDouglas ten¨ªa una relaci¨®n compleja con su padre porque no le conced¨ªa todos los caprichos que quer¨ªa¡ª, denunci¨® al marqu¨¦s por calumnias.?El juicio, contra todo pron¨®stico, gir¨® en su contra. "Al final del siglo XIX, Inglaterra, que tanto se pone como ejemplo de libertad, era un pa¨ªs muy democr¨¢tico en lo pol¨ªtico pero enormemente puritano, cerrado y dur¨ªsimo en lo moral. Era un sitio verdaderamente terror¨ªfico, ten¨ªa las mayores penas para cualquier tipo de diversidad sexual¡±, explica a ICON el poeta y fil¨®logo Luis Antonio de Villena, autor de la biograf¨ªa del irland¨¦s, Oscar Wilde (Biblioteca Nueva). "Lo extra?o es que antes de ir a la c¨¢rcel, a Wilde le ofrecen escaparse a Francia ¡ªsu amigo Frank Harris hab¨ªa alquilado un barco¡ª, porque all¨ª su orientaci¨®n sexual no era delito", a?ade De Villena. Sin embargo, Wilde, que hab¨ªa asumido una especie de papel de m¨¢rtir, no quiso marcharse. "Inglaterra era un pa¨ªs en esos aspectos muy atrasado. De hecho, el c¨®digo por el que lo condenaron estuvo vigente hasta 1967", dice el escritor.
"Cuando sali¨® a testificar un chico no muy atractivo, y el fiscal le pregunt¨® si hab¨ªa estado con ¨¦l, Wilde le contest¨®: "?Con ese? ?Con lo feo que es!". Ese fue uno de los errores de Wilde, estaba tan empe?ado en dar respuestas brillantes, que no se defendi¨® bien"
Luis Antonio de Villena, poeta y fil¨®logo, autor de la biograf¨ªa hom¨®nima del irland¨¦s, 'Oscar Wilde'.
Wilde transform¨® los juicios, celebrados a finales de abril y principios de mayo de 1895, en otra de sus maravillosas piezas de teatro, con respuestas, a veces fr¨ªvolas e ingeniosas, y otras, tan conmovedoras que despertaban los aplausos del estrado. "El padre de Douglas busc¨® chaperos para que testificaran en contra de Wilde. Algunos s¨ª que hab¨ªan estado con ¨¦l, pero muchos otros no. Cuando sali¨® a testificar un chico que no era muy atractivo y el fiscal le pregunt¨® si hab¨ªa estado con ¨¦l, Wilde le contest¨®: '?Con ese? ?Con lo feo que es! No", explica De Villena. Ese fue uno de los errores que cometi¨® Wilde. Porque al decirlo, estaba dando a entender que con ¨¦l no hab¨ªa estado porque le parec¨ªa feo, pero que si le hubiera parecido guapo no hubiera tenido problema. Estaba tan empe?ado en dar respuestas brillantes, que Wilde no se defendi¨® bien.
El escritor ingres¨® en la prisi¨®n de Reading (Inglaterra) durante dos a?os, condenado a realizar trabajos forzados. "Esos trabajos consist¨ªan m¨¢s que nada en desgastar a la persona, castigar el cuerpo con ejercicios in¨²tiles, darles papillas que provocaban v¨®mitos... cosas espantosas. Wilde sali¨® de la c¨¢rcel muy destruido como persona, como individuo, y fue desarrollando enfermedades. Algunos dicen que la causa de su muerte fue una s¨ªfilis que hab¨ªa tenido de joven y que, combinado con todas esas condiciones, acab¨® con ¨¦l", apunta De Villena. Durante su cautiverio, Wilde escribi¨® De profundis, una extensa carta de amor destinada a Alfred Douglas. En ese texto, Wilde se muestra arrepentido por su forma de vida anterior y deja entrever que, una vez que ha alcanzado el cielo y bajado a los infiernos, espera conseguir una especie de renacer.
"Hacia las cinco y media de la ma?ana, un cambio total se oper¨® en ¨¦l: sus rasgos se alteraron y eso que llaman el estertor de la agon¨ªa comenz¨®. Jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo yo nada semejante, era como el rechinar de un torno, y dur¨® hasta el final".
La carta de Robert Ross, en la que describe la muerte de Oscar Wilde.
"Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro", escribi¨® una vez. ?l no lo tuvo. En cuanto sali¨® de la c¨¢rcel, Wilde se march¨® a Francia ("apenas estuvo una hora en Inglaterra, la detestaba, y jam¨¢s volvi¨®", apunta su bi¨®grafo) y se cambi¨® de nombre para pasar desapercibido: Sebastian Melmoth. "Aunque no se sabe con exactitud, se cree que Sebastian viene de la imagen de San Sebasti¨¢n, un m¨¢rtir joven y guapo que termin¨® siendo una especie de icono gay. Melmoth en cambio procede de una novela g¨®tica, Melmoth el errabundo, de Charles Maturin, que le gustaba mucho", explica De Villena. En aquella ¨¦poca, el nombre de Wilde se hab¨ªa convertido casi en un insulto. Su mujer le cambi¨® el apellido a sus hijos (por Holland) e incluso lo borraron de la autor¨ªa de La importancia de llamarse Ernesto, que todav¨ªa segu¨ªa represent¨¢ndose en el teatro. Wilde jam¨¢s volvi¨® a utilizar su verdadero nombre.
Tampoco volvi¨® a escribir. Durante su primer verano en Normand¨ªa ¡ªantes de fallecer en Par¨ªs, estuvo viviendo en Normand¨ªa, Niza o N¨¢poles, donde se reuni¨® con su amante Alfred Douglas, con qui¨¦n seguir¨ªa vi¨¦ndose hasta su muerte¡ª consigui¨® terminar el poema que hab¨ªa empezado en prisi¨®n, La balada de la c¨¢rcel de Reading, su ¨²ltima pieza literaria. "Mand¨® un par de cartas a un peri¨®dico ingl¨¦s para defender el trato de los presos en las c¨¢rceles, en donde explicaba que hab¨ªa que tener m¨¢s compasi¨®n con ellos, que era una cuesti¨®n de humanidad, etc¨¦tera. Y se las publicaron, al igual que la primera edici¨®n de La balada de la c¨¢rcel de Reading, con su n¨²mero de prisionero: C33. Pero fue lo ¨²ltimo que escribi¨®", apunta De Villena.
Arruinado, enfermo y alcoh¨®lico, Wilde sobreviv¨ªa con el poco dinero que ped¨ªa prestado a sus amigos y que jam¨¢s devolv¨ªa. Se convirti¨® en un paria social, pero al contrario de lo que se cree, no muri¨® solo del todo. "Ten¨ªa una serie de amigos, muy poquitos, que se quedaron con ¨¦l hasta el final. Estaba Maurice Gillver, un chapero del que se hizo amigo y que le hizo la foto en su lecho de muerte; o Frank Harris, que era su amigo incluso antes de ir a la c¨¢rcel. Este no era gay y le ayudaba siempre que pod¨ªa", apunta De Villena.

Tambi¨¦n Robert Ross, el que hab¨ªa sido su primer amante y luego, como mejor amigo, el albacea de su legado, lo acompa?¨® en su ¨²ltimo aliento. Sus ¨²ltimas horas, a juzgar por una descriptiva carta que saldr¨ªa a la luz m¨¢s tarde, no fueron tan fabulosas como los enunciados que alimentan su leyenda. "Hacia las cinco y media de la ma?ana, un cambio total se oper¨® en ¨¦l: sus rasgos se alteraron y eso que llaman el estertor de la agon¨ªa comenz¨®. Jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo yo nada semejante, era como el rechinar de un torno, y dur¨® hasta el final. Sus ojos no reaccionaban ya a la luz. Era preciso secar constantemente la sangre y la espuma de los labios...", relatar¨ªa su amigo, sin omitir ning¨²n detalle. "Lanz¨® un profundo suspiro, el ¨²nico que me pareci¨® normal desde mi llegada, sus miembros se estiraron involuntariamente, su respiraci¨®n se hizo m¨¢s d¨¦bil. Muri¨® a las 13:50 horas en punto", a?adi¨® Ross. El entierro se celebr¨® el 3 de diciembre de 1900, con una misa en la iglesia de St. Martin des Pr¨¨s. Asistieron 56 personas.
El D'Alsace, donde falleci¨® Wilde, rebautizado como L'Hotel en 1967, es hoy un peque?o hotel de lujo del que cuelga, con orgullo, la factura sin pagar del escritor. Oscar Wilde est¨¢ enterrado en el mausoleo en el cementerio P¨¨re-Lachaise de Par¨ªs que encarg¨® su amigo Robert Ross (las cenizas de este descansan al lado). Condenado por sus orientaciones sexuales, el genio irland¨¦s es hoy una figura reivindicada. Una de sus frases sirve como testamento de su existencia: "La vida es demasiado importante como para tom¨¢rsela en serio".
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