Esc¨¢ndalo malt¨¦s
El anuncio de dimisi¨®n del primer ministro Joseph Muscat muestra la gravedad de la trama que rodea el asesinato de la periodista Caruana Galizia
El anuncio de dimisi¨®n del primer ministro de Malta, Joseph Muscat, muestra la gravedad de la trama que rodea el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia, cometido en 2017 y que caus¨® un profundo malestar en la sociedad maltesa, parte de la cual se ha lanzado a las calles estos d¨ªas exigiendo la renuncia del jefe de Gobierno.
Muscat anunci¨® el domingo que formalizar¨¢ su abandono del cargo en enero. Lo hace porque asegur¨® en el pasado que dimitir¨ªa si uno de los principales investigados por el asesinato de Caruana Galizia, el empresario Yorgen Fenech, resultaba finalmente procesado. La periodista investigaba un entramado de corrupci¨®n que inclu¨ªa varias empresas situadas en para¨ªsos fiscales cuando una bomba colocada en su coche acab¨® con su vida.
Pero lo preocupante para la institucionalidad de Malta es que las investigaciones de Caruana Galizia iban mucho m¨¢s all¨¢ del tejido empresarial y afectaban al poder pol¨ªtico. En concreto, a cercanos colaboradores del primer ministro. Uno de los puntos clave es el exjefe de Gabinete de Muscat, Keith Schembri, con quien el empresario investigado compart¨ªa intereses en empresas con sede en Panam¨¢ o Dub¨¢i. El magnate asegur¨® que Schembri estaba implicado en el asesinato. La polic¨ªa, despu¨¦s de detener e interrogar al excolaborador del primer ministro, lo ha puesto en libertad al no encontrar elementos que permitieran mantenerlo en prisi¨®n. En la investigaci¨®n policial tambi¨¦n result¨® implicado el ministro de Econom¨ªa, Christian Cardona, quien present¨® en su momento la dimisi¨®n, que, sin embargo, fue rechazada.
Es esta relaci¨®n irregular entre el poder pol¨ªtico y el empresarial sospechoso de corrupci¨®n y asesinato la que ha precipitado una seria crisis pol¨ªtica en este Estado miembro de la UE, con miles de personas exigiendo la renuncia del Gobierno. Criticando los episodios de violencia registrados en las protestas, Muscat ha optado por una v¨ªa intermedia. No abandona el cargo inmediatamente, para permitir una transici¨®n ordenada en su partido, pero a la vez ha dejado claro que su tiempo en la pol¨ªtica ha terminado. No parece f¨¢cil por el momento determinar si es un acierto o una estrategia que, por el contrario, contribuir¨¢ a agravar el descontento y a empeorar la crisis.
Lo fundamental es que la justicia maltesa pueda llevar sus investigaciones hasta el final depurando todas las responsabilidades. Del mismo modo, aunque esta v¨ªa no tenga un desarrollo penal, los gobernantes relacionados ¡ªindependientemente de su cargo¡ª deben asumir las derivadas pol¨ªticas de un crimen y un entramado de corrupci¨®n que constituyen una mancha incompatible con los valores que encarna la Uni¨®n Europea, a la que Malta pertenece.
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