La ¡®jajaganda¡¯ o c¨®mo desinformar con el insulto: el ¡®caso Greta Thunberg¡¯

La difusi¨®n de falsos argumentos para negar la evidencia de la emergencia clim¨¢tica ya no es efectiva. Los irrebatibles datos que confirman que el ser humano es el responsable del calentamiento global, corroborados por el consenso cient¨ªfico, han acorralado a los negacionistas del cambio clim¨¢tico. Pero tienen otra arma. Ante la falta de datos con los que apoyar sus mentiras, han empezado a recurrir a la burla para ridiculizar a quienes defienden que hay que afrontar las transformaciones para contrarrestar los efectos demoledores del aumento de las temperaturas. Vox, por ejemplo, intenta promover el hashtag #CameloClimatico. Pero es la activista sueca Greta Thumberg, que llegar¨¢ previsiblemente a Madrid este viernes con motivo de la Cumbre del Clima, la principal diana de esta narrativa de desinformaci¨®n que la OTAN ha denominado ¡°hahaganda¡±, una palabra que surge de la uni¨®n de la onomatopeya de la risa m¨¢s las ¨²ltimas s¨ªlabas de la palabra propaganda.

El t¨¦rmino ¡°hahaganda¡± ¡ªque en espa?ol podr¨ªa traducirse como jajaganda¡ª fue acu?ado por primera vez en 2017 en un estudio que analizaba c¨®mo los medios de comunicaci¨®n rusos desinforman mediante el humor o la burla. Su objetivo final no es convencer al p¨²blico sino socavar la credibilidad de la persona o instituci¨®n contra la que se despliega.

El caso de Greta Thumberg es un paradigma del empleo de la jajaganda. No todos los que se mofan de la adolescente son negacionistas del cambio clim¨¢tico: el presentador Frank Cuesta, por ejemplo, ha sido duramente criticado por publicar un v¨ªdeo en el que se burla de Thunberg, a la que presenta como el ¡°bicho raro Gretus amargatus¡±. Pero muchos de quienes se sienten se?alados por el mensaje que transmite la joven, que es preciso cambiar de forma dr¨¢stica el modo de vida y de consumo para salvar el planeta, le han dedicado calificativos como ¡°mentalmente inestable¡±, ¡°ni?a petulante¡± o ¡°mascota internacional del cambio clim¨¢tico¡±. Es decir, no critican su discurso, que es cient¨ªficamente irrebatible, sino que recurren al insulto para minar su credibilidad. Y todas las ofensas giran en torno a tres ejes: es menor de edad, es mujer y padece el s¨ªndrome de Asperger.

Las alusiones a la edad de Thunberg, que el pr¨®ximo 3 de enero cumple 17 a?os, son recurrentes entre sus cr¨ªticos, que intentan infantilizar su figura al referirse a ella como una ni?a. Lo hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando tras la intervenci¨®n de la adolescente en la cumbre del clima de la ONU celebrada el pasado septiembre en Nueva York afirm¨® en un tuit: ¡°Parece una ni?a muy feliz que desea un futuro muy brillante¡±.

Pero la burla de Trump es especialmente cruel. En el v¨ªdeo que tuite¨® el mandatario se puede ver parte de la intervenci¨®n de la joven en la que, con un tono de evidente enfado, critica la par¨¢lisis de los l¨ªderes mundiales ante la emergencia clim¨¢tica. Su forma de expresarse es, sin embargo, habitual entre quienes padecen asperger. Tambi¨¦n el diputado de Vox Bertrand Ndongo se burl¨® de su s¨ªndrome en un tuit en el que suger¨ªa que Greta Thunberg ten¨ªa ¡°el demonio dentro¡±.

Aunque esta frase, pronunciada por el tertuliano conservador Michael Knowles en un programa de la Fox, es probablemente la que mejor ilustra c¨®mo los detractores de la joven sueca se sirven de la jajaganda para atacarla por su edad y su s¨ªndrome: ¡°El movimiento de histeria clim¨¢tica no trata de ciencia. Si fuera as¨ª, ser¨ªa dirigida por cient¨ªficos, en lugar de pol¨ªticos y una ni?a sueca con enfermedades mentales que est¨¢ siendo explotada por sus padres y por la izquierda internacional¡±.

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Thunberg tambi¨¦n ha sido agraviada por su condici¨®n de mujer. El periodista brasile?o Gustavo Negreiros la tild¨® de ¡°hist¨¦rica¡± y afirm¨® que lo que necesitaba era sexo. Fue despedido de la emisora de radio para la que trabajaba. En t¨¦rminos a¨²n m¨¢s feroces se expres¨® el italiano Tommaso Casalini, segundo entrenador del equipo Unione Sportiva Grosseto 1912, que afirm¨® en sus redes sociales que Thunberg ya ten¨ªa edad para ¡°prostituirse¡±. Tambi¨¦n fue despedido.

Pero los insultos terminan calando. Porque aunque sean zafios y desacrediten a quien los profiere contribuyen a normalizar las mofas contra la joven adolescente sueca. Las burlas de personas an¨®nimas en las redes sociales ¡ªo en los corrillos del trabajo¡ª a costa de Thunberg son una prueba de que la jajaganda, como narrativa de desinformaci¨®n, puede resultar muy eficaz.