Todo no puede ser
Lo que nos ense?a el Brexit es que es mejor prometernos cosas a que nos las prometan
No s¨¦ cu¨¢ntas veces o¨ª salir esa frase de boca de mi madre cuando era peque?o, pero fueron muchas. Ella siempre me cuenta, adem¨¢s, que alguna vez le respond¨ª que ¡°s¨ª, s¨ª puede ser¡±. Eso no lo recuerdo, pero s¨ª tengo presente que mientras crec¨ªa me fui dando cuenta de que efectivamente ten¨ªa raz¨®n, que el d¨ªa tiene 24 horas, el bolsillo de uno da para lo que da, y, sobre todo, que en el mundo hay m¨¢s gente con sus propios intereses y objetivos con los que, inevitablemente (y afortunadamente), hay que convivir.
Idealmente, la construcci¨®n de proyectos pol¨ªticos tambi¨¦n deber¨ªa seguir esta misma l¨®gica. Conforme uno se va encontrando con sus compa?eros de viaje, ajusta su utop¨ªa hasta que se convierte en un conjunto de ideales compartidos de manera m¨¢s o menos parsimoniosa. Pero, ?qu¨¦ pasa cuando el proceso es el contrario? Cuando llega un l¨ªder o un grupo de l¨ªderes que, como progenitores malcriadores, te dicen que todo s¨ª puede ser.
Eso es el Brexit, ni m¨¢s ni menos: la negaci¨®n de que lo posible tiene l¨ªmites. La promesa de que los brit¨¢nicos podr¨¢n al mismo tiempo restringir la inmigraci¨®n, pero mantener las ventajas del comercio y una frontera abierta en Irlanda; las ventajas de Europa sin la obligaci¨®n de contribuir a la bolsa com¨²n. Como es un proyecto dirigido desde arriba, por unas ¨¦lites que nacieron consentidas y nunca lo suficientemente contestadas, nunca pas¨® el filtro de la lenta construcci¨®n de consensos.
El cabecilla de todos ellos, Boris Johnson, ha vendido las elecciones generales que hoy tienen lugar en el Reino Unido como una soluci¨®n definitiva, un ¡°todo ser¨¢¡±. Pero ¨¦l sabe probablemente que tal cosa es imposible en ¨²ltima instancia. As¨ª, como un progenitor que prometi¨® a sus hijos un regalo que no se puede permitir, va atrasando la fecha de entrega. Algo que, por supuesto, acaba sonando tan absurdo como celebrar Navidad en mitad de mayo.
Lo que nos ense?a el Brexit es, creo, que es mejor prometernos cosas a que nos las prometan. Que, aunque resulta m¨¢s cansado y menos emocionante, la definici¨®n de preferencias pol¨ªticas conjuntas desde abajo y la negaci¨®n de aquellas que las ¨¦lites establecidas nos quieren vender como nuevos y brillantes juguetes que terminar¨¢n por desmontarse es la verdadera prueba de la madurez pol¨ªtica. Porque para que algunas cosas s¨ª puedan ser debemos aceptar necesariamente que algunas no podr¨¢n serlo.@jorgegalindo
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