Clavija y toma de corriente
Cuando algo no funciona se buscan soluciones. Pero cuando los que tienen que buscar las soluciones son la causa del mal funcionamiento, entonces, tenemos un problema
Cuando algo no funciona se buscan soluciones. Pero cuando los que tienen que buscar las soluciones son la causa del mal funcionamiento, entonces, tenemos un problema. Hace unas semanas, los madrile?os aficionados al teatro sufrieron un espect¨¢culo curioso y no precisamente sobre los escenarios, sino detr¨¢s de ellos, en los despachos. La coalici¨®n de Gobierno tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad procedi¨® al relevo de los directores de los teatros municipales y auton¨®micos. Ni siquiera eran compatibles entre ellos mismos, socios en el poder, as¨ª que recurrieron al h¨¢bito de poner y quitar en funci¨®n de confianzas personales, gustos e intuiciones. Vaya usted a saber. Este problema, que es una disfunci¨®n pol¨ªtica asombrosa en la Europa del siglo XXI, tendr¨ªa un arreglo f¨¢cil. Que los elegidos como responsables decidieran por una vez no prestarse al juego. Pero eso ser¨ªa pedir a los ciudadanos lo que los ciudadanos piden a los pol¨ªticos, y, sinceramente, las exigencias que algunos hacen a los dem¨¢s, no est¨¢n capacitados para exig¨ªrselas a s¨ª mismos. He ah¨ª una tragedia shakespeariana para quien quiera observar con atenci¨®n.
Pero como todo lo que afecta a la cultura en nuestro pa¨ªs provoca un desinter¨¦s marciano, convendr¨ªa fijarse en lo que se considera asunto serio. La justicia nacional podr¨ªa serlo. Pero tampoco pasa el examen. Hace ya un a?o que el presidente del Consejo General del Poder Judicial acab¨® su mandato. Sin embargo, la par¨¢lisis pol¨ªtica ha impedido su sustituci¨®n. Durante ese tiempo de pr¨®rroga, en lugar de manejarse con la exigencia que ¨¦l mismo reclama a los pol¨ªticos, ha procedido a m¨¢s de cuarenta nombramientos de magistrados. Seg¨²n algunas asociaciones judiciales, el criterio de amiguismo y conveniencia no ha estado exento en la selecci¨®n y por ello se han recurrido 22 nombramientos en lo contencioso-administrativo. Suena a verdadero disparate, que va a condicionar la justicia espa?ola durante d¨¦cadas. Una de las razones de este desastre tiene que ver con el ya conocido como s¨ªntoma Cosid¨®. Cuando ya estaba pactado que el sustituto de Carlos Lesmes en el CGPJ fuera el magistrado Manuel Marchena, el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosid¨®, se levant¨® por la ma?ana orgulloso de sus intrigas. Y colg¨® un mensaje en redes sociales internas diciendo que iban a dominar el Tribunal por la puerta de atr¨¢s. Sali¨® a la luz y la misi¨®n lograda se fue al traste, porque el magistrado renunci¨® para salvar la cara.
Algo tan grotesco ensucia nuestro ideal de Justicia. Ser¨ªa bueno que la Uni¨®n Europea tomara cartas en el asunto, como ha hecho frente a la manipulaci¨®n judicial en Polonia. Necesitamos su ayuda, porque no somos capaces de organizarnos solos. Esta impotencia, que ha caracterizado a la pol¨ªtica espa?ola en los ¨²ltimos ocho a?os, nos ha conducido a una situaci¨®n inc¨®moda. Vamos a tener que esperar a decisiones europeas para saber lo que es justo y lo que no lo es, puesto que en demasiadas ocasiones nuestro funcionamiento judicial no ha sido todo lo distante de la pol¨ªtica que deber¨ªa ser. Este da?o ya est¨¢ hecho. Pero volvemos al dilema inicial, porque quienes tienen que resolver el mal funcionamiento son, a su vez, la causa del problema. Como pasa con los enchufes, se necesitan dos socios para funcionar: la clavija y la toma de corriente.
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