El pa¨ªs pobre con fronteras abiertas para los refugiados
Uganda mantiene una pol¨ªtica de acogida ¨²nica. Un modelo, con sus luces y sombras, que deriva en proyectos de integraci¨®n con los que la poblaci¨®n local tambi¨¦n se beneficia. Visitamos el asentamiento de Rhino Camp, un ejemplo
Detr¨¢s de Tom Angua, una multitud de campesinos trabaja en varias parcelas delimitadas por un marco de piedras. "Tenemos el deber de ser amables con los dem¨¢s en tiempos de necesidad. Nuestra hospitalidad permite que todo esto sea posible", reflexiona. Desde que comenz¨® la guerra civil en Sud¨¢n del Sur en 2013, el flujo de personas que huyen de la violencia se ha dirigido principalmente hacia la regi¨®n ugandesa del Nilo Occidental. La emergencia dur¨® a?os hasta que, entre 2018 y 2019, el n¨²mero de refugiados finalmente se redujo, alcanzando una cifra de alrededor de un mill¨®n de personas. Uganda ha reaccionado a esta crisis humanitaria adoptando una pol¨ªtica dr¨¢sticamente diferente a la elegida por la mayor¨ªa de los pa¨ªses que se han enfrentado a una situaci¨®n similar, manteniendo sus fronteras abiertas y entrantes. El lugar conocido como Rhino Camp, situado en el distrito de Arua, al noreste del pa¨ªs, es ejemplo del resultado de aquella decisi¨®n.
La estrategia estatal adoptada se implement¨® a trav¨¦s de un plan muy preciso para evitar el colapso de una naci¨®n donde la esperanza de vida alcanza solo 62 a?os y en la que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n vive por debajo del umbral de pobreza. El Gobierno de Uganda, pa¨ªs del que es presidente Yoweri Museveni, desde 1986 (en funciones, y de facto desde 1996), ha distribuido un terreno de 20 metros cuadrados a cada refugiado registrado, lo que les permite tener un espacio para construir una peque?a casa y la posibilidad de mantenerse (casi) de manera aut¨®noma gracias al cultivo de productos agr¨ªcolas.
En esta din¨¢mica entran en juego personas como Tom Angua, un campesino ugand¨¦s que ha decidido donar parte de sus propiedades agr¨ªcolas. "La inmigraci¨®n es una oportunidad. He prestado algunos de mis terrenos al Gobierno para que las otorgue a refugiados, pero tambi¨¦n a compatriotas que viven por aqu¨ª. De esta forma, lo que antes estaba sin cultivar ahora se vuelve productivo y se crean oportunidades comerciales".
La fortaleza de este sistema es que todos se benefician de ¨¦l: el propietario ugand¨¦s a menudo posee territorios tan vastos que apenas puede cultivarlos y ser productivo; los refugiados son una fuerza laboral ideal para garantizar que la tierra pedregosa y bald¨ªa vuelva a ser f¨¦rtil y utilizable para el futuro. Adem¨¢s, el proyecto tambi¨¦n prev¨¦ el uso de mano de obra ugandesa para evitar la exclusi¨®n de la poblaci¨®n local, pues de lo contrario se correr¨ªa el riesgo de crear fricciones con los reci¨¦n llegados. Finalmente, del excedente de productos agr¨ªcolas nacen nuevos mercados medianos y peque?os que facilitan la integraci¨®n de los refugiados y brindan nuevas oportunidades de trabajo para todos.
Akim Samwe, que entr¨® en Uganda hace poco menos de dos a?os, es uno de los beneficiarios directos de esta pol¨ªtica y hoy vive en Rhino Camp. "Llegu¨¦ a Uganda de la nada, literalmente con las manos vac¨ªas. El Gobierno y AVSI [ONG italiana comprometida en este campo con varios proyectos de desarrollo] me dieron las herramientas necesarias para comenzar a trabajar como agricultor y pastor. Tengo dos hijos y quiero que puedan estudiar y tener un futuro mejor, y puedo lograrlo gracias a este arduo trabajo en el campo que me han dado. Hace tiempo que produzco m¨¢s de lo necesario para la supervivencia de mi familia, as¨ª que he comenzado a vender mis productos", explica. Afirma, adem¨¢s, que las habilidades t¨¦cnicas que se le han brindado han sido fundamentales para aprovechar al m¨¢ximo el tipo de terreno del que hoy es responsable. "Quiero seguir mejorando".
Aunque este sistema de recepci¨®n est¨¢ demostrando ser uno de los m¨¢s eficientes hasta ahora, no faltan los puntos d¨¦biles. Steven Obitre, jefe de recursos h¨ªdricos en el distrito de Arua, se?ala que existen recelos sobre el futuro: ¡°Personalmente, tengo algunas dudas sobre la sostenibilidad de este tipo de intervenci¨®n, especialmente de cara al futuro. Las acciones tomadas por el Gobierno en colaboraci¨®n con las ONG est¨¢n teniendo un efecto positivo tanto en la condici¨®n de los refugiados como en toda Uganda. La cuesti¨®n fundamental es que depende de fondos asignados por la comunidad internacional y de fondos provenientes del exterior, de las Naciones Unidas o de entidades financieras privadas. El flujo de dinero ya est¨¢ disminuyendo, la crisis humanitaria en Uganda est¨¢ cada vez menos presente en los medios internacionales y debemos plantear y entender qu¨¦ suceder¨¢ en el per¨ªodo de transici¨®n, cuando todo el sistema tenga que sostenerse por s¨ª mismo", relata.
A¨²n queda mucho por hacer para los refugiados y la poblaci¨®n de acogida. La construcci¨®n de letrinas en el campo es dif¨ªcil debido a la morfolog¨ªa del terreno y esto tambi¨¦n afecta la salud de las personas que viven all¨ª. "El acceso al agua es otro tema delicado del que, una vez m¨¢s, depende la salud de los habitantes", puntualiza el jefe de recursos h¨ªdricos.
Los datos proporcionados por Isaac Ibanakene, operador de la ONG Amref, parecen confirmar algunos problemas cr¨ªticos que deben abordarse con urgencia. "En los ¨²ltimos meses hemos realizado alrededor de 23.000 pruebas de malaria, 18.000 de las cuales fueron positivas. Este n¨²mero da una buena idea de hasta qu¨¦ punto los refugiados todav¨ªa se encuentran en situaciones que no son ideales. Las familias numerosas viven espacios que no son lo suficientemente grandes ni est¨¢n bien protegidos, cuando una simple mosquitera podr¨ªa tener un impacto muy positivo en la lucha contra la malaria", relata. Adem¨¢s, el personal m¨¦dico empleado en el campo es insuficiente, tal y como asegura Ibanakene. "La proporci¨®n entre el m¨¦dico por habitante, en nuestra ¨¢rea de intervenci¨®n, es de 1 por cada 20.000, y en nuestra cl¨ªnica recibimos alrededor de 150 pacientes por d¨ªa", lamenta.
El asentamiento de refugiados de Rhino cubre unos 150 kil¨®metros cuadrados en los que viven 112.000 personas. La baja densidad de poblaci¨®n tiene indudables ventajas en cuanto a la calidad de vida, pero hace que su gesti¨®n log¨ªstica sea complicada. Las ONG que trabajan en el campo tienen que lidiar con grandes distancias cuando se trata de construir carreteras, sistemas de distribuci¨®n de agua o hacer que infraestructuras como cl¨ªnicas y escuelas sea accesible.
"La educaci¨®n es la primera necesidad para los j¨®venes que viven aqu¨ª. Sin ella, nuestro futuro est¨¢ marcado, lo necesitamos para ser mejores personas y poder ayudar a otros¡±. En 2018, Lilyan Agustino se embarc¨® con su madre en el viaje que le llev¨® al campamento de Rhino. Fue una traves¨ªa a trav¨¦s de bosques que dur¨® dos semanas y durante la que fue testigo de numerosos asesinatos y secuestros que involucraron a varios de sus amigos. "Cuando llegu¨¦ aqu¨ª, estaba traumatizada por todo lo que hab¨ªa experimentado. AVSI me involucr¨® de inmediato en diversas actividades, como las del grupo de teatro y el equipo de f¨²tbol. Me dieron una ayuda tremenda para superar el estr¨¦s y el trauma", agradece. La soledad, dice, es la mayor dificultad a la que se enfrenta, pues su madre regres¨® a Sud¨¢n del Sur por problemas de salud y una vez all¨ª prefiri¨® permanecer cerca de su familia. "Pero soy una l¨ªder, siempre he tenido esta actitud al enfrentarme a un desaf¨ªo".
La posibilidad de continuar estudiando representa un obst¨¢culo en la gesti¨®n de estos flujos migratorios masivos. Cuando la situaci¨®n de emergencia se prolonga, adquiere las dimensiones de una crisis humanitaria a largo plazo. Ello permite el acceso a la escuela de los m¨¢s j¨®venes, que en el campamento de Rhino representan alrededor del 78% de la poblaci¨®n. Y es de fundamental importancia para evitar que una generaci¨®n entera sea "mutilada" por el analfabetismo. Actualmente, en el asentamiento hay 24 escuelas primarias a las que asisten estudiantes ugandeses y sursudaneses que, a pesar del hacinamiento en algunas clases (con picos de 150 ni?os), parecen coexistir perfectamente. Los adolescentes son, quiz¨¢s, los que m¨¢s sufren por la falta de perspectivas. El acceso a las universidades est¨¢ estrechamente relacionado con becas que pocos pueden obtener, pero al mismo tiempo es muy complicado encontrar trabajos que les permitan mantener a hermanos menores o parientes mayores.
Para garantizar que el modelo de Uganda no se rompa y para no frustrar los esfuerzos realizados hasta el momento, todav¨ªa es necesario un apoyo econ¨®mico sustancial de la comunidad internacional. La seguridad de los refugiados del sur de Sud¨¢n est¨¢ garantizada por la situaci¨®n de estabilidad pol¨ªtica que disfruta Uganda, pero miles viven actualmente en condiciones muy alejadas de ser aceptables y dignas.
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