La amenaza de los zombis voluntarios
Si el ciudadano an¨®nimo cree que se librar¨¢ del colapso clim¨¢tico, est¨¢ m¨¢s enga?ado que los ingleses en las ¨²ltimas elecciones
Si el ciudadano an¨®nimo cree que se librar¨¢ del colapso clim¨¢tico, est¨¢ m¨¢s enga?ado que los ingleses en las ¨²ltimas elecciones.
Las grandes atrocidades del siglo XX no ocurrieron porque lo decidiera una minor¨ªa de psic¨®patas. Sino porque una mayor¨ªa se mantuvo al margen o acept¨® lo que suced¨ªa para sacar provecho de la violencia. ¡°No va conmigo, entonces me har¨¦ el muerto. Tambi¨¦n sacar¨¦ alg¨²n provecho, ya que lo que pasa no es culpa m¨ªa y soy demasiado peque?o para poder cambiarlo¡±. Solo con la omisi¨®n mayoritaria o con la participaci¨®n discreta de la mayor¨ªa de los alemanes, el nazismo ¡ªsiempre el ejemplo m¨¢s elocuente¡ª fue capaz de establecerse y exterminar a seis millones de personas. Sin la ayuda de los tipos ¡°normales¡±, los perversos pueden hacer poco. Es lo que presenciamos de nuevo ahora en los Gobiernos antidemocr¨¢ticos del planeta y en la fragilidad de la COP25 que acaba de terminar en Madrid. La diferencia es que la mayor¨ªa que se mantiene al margen no entiende que esta vez el clima literalmente cambiar¨¢ la historia. Esta vez, el individualismo no salvar¨¢ a los ciudadanos ocultos tras el anonimato de la vida ¡°com¨²n¡±.
El siglo XXI ha presenciado un cambio en este ciudadano al que le gusta denominarse ¡°buena persona¡±: se ha convertido en zombi por voluntad propia. Nadie ha tenido que comerle el cerebro, ¨¦l lo ha ofrecido alegremente a la industria farmac¨¦utica y a las religiones de mercado. Se ha unido a hordas de zombis en las redes sociales y se enga?a creyendo que el espasmo fren¨¦tico de su cuerpo es acci¨®n. Pero solo trepida, zombificado por voluntad propia. De vez en cuando vota a quienes dicen que pueden devolverlo a un pasado que nunca existi¨®, en el que todo era glorioso y estaba en su debido lugar, como sucedi¨® en las ¨²ltimas elecciones con los pat¨¦ticos ingleses. Y fastidia a¨²n m¨¢s el planeta de todos los dem¨¢s. Cree que es aut¨®nomo cuando solamente es un aut¨®mata.
Estamos viviendo el monumental ataque de los zombis voluntarios. Millones de adolescentes se han pasado un a?o gritando en las calles que a los adultos en el poder no les importaba una mierda su futuro, condenado por el colapso clim¨¢tico. ?Qu¨¦ han hecho los zombis? Han seguido comi¨¦ndose su propio cerebro, solo para no tener que salir de su peque?o mundo que hace aguas por todos lados. Creen que esta vez tambi¨¦n podr¨¢n escapar, manteni¨¦ndose entre las paredes de sus casas.
Antes de que se atraganten con la ¨²ltima neurona, quiero advertirles: no se saldr¨¢n con la suya. Ser¨¢ una pena si se dan cuenta solo cuando escuchen el llanto de dolor de sus propios hijos en un planeta hostil. Porque el grito de los hijos de los otros, los m¨¢s fr¨¢giles, ya pueden escucharlo si todav¨ªa saben para qu¨¦ sirven sus o¨ªdos.
Traducci¨®n de Meritxell Almarza.
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