Seamos coherentes
El activismo est¨¢ superando con creces la capacidad de movilizaci¨®n de los partidos, sobre todo, de los de izquierda. Y es urgente que se replantee la forma en que los ciudadanos nos sumamos a estos compromisos
El compromiso ha cambiado. El compromiso que nos exig¨ªan los partidos pol¨ªticos era sencillo de sobrellevar. Se trataba de sumarse con una foto, de firmar un manifiesto, de declararse defensor de ciertas causas. Pero una vez que hab¨ªamos hecho una declaraci¨®n p¨²blica volv¨ªamos a nuestra intimidad, en la que incluso pod¨ªamos ejercer comportamientos que se contradec¨ªan con nuestra ideolog¨ªa. Se entend¨ªa que era l¨®gico un margen de flexibilidad entre lo que se dice y lo que se hace, porque ya se sabe que los seres humanos somos imperfectos y contradictorios. La cuesti¨®n es que mientras se trat¨® solo de alinearse con una opci¨®n partidista, el viejo tipo de compromiso verbal funcionaba a las mil maravillas. Los partidos se contentaban con nombres que sumar a su causa, a su campa?a.
Pero debi¨¦ramos entender que ahora estamos en otro momento de la historia. El activismo est¨¢ superando con creces la capacidad de movilizaci¨®n de los partidos, sobre todo, de los de izquierda. Y es urgente que se replantee la forma en que los ciudadanos nos sumamos a estos compromisos. Una de las afirmaciones ineludibles de la cumbre del clima ha sido la constataci¨®n de que seg¨²n aumenta nuestro nivel econ¨®mico y, por tanto, la capacidad de consumo, se incrementa nuestra aportaci¨®n al deterioro del medioambiente; por el contrario, son los m¨¢s desfavorecidos quienes menos contaminan pero m¨¢s sufren el impacto de las sociedades desarrolladas. El movimiento ecologista no debiera entrar en la vieja y manida t¨¢ctica de los partidos de buscar rostros que les proporcionen visibilidad, porque lo ¨²nico que consiguen es que el foco de atenci¨®n sean los personajes c¨¦lebres y no las causas. Ya no es el momento, a mi entender, de corralitos VIP en las manifestaciones, lo urgente es transmitirle a los ciudadanos la idea de que nuestros h¨¢bitos de vida han de ir adapt¨¢ndose a la asunci¨®n de la austeridad. Y eso precisa de l¨ªderes que sepan expresar la urgencia del cambio, que sean convincentes, que transmitan confianza. Greta ha cumplido un papel esencial para que el mensaje calara en la poblaci¨®n adolescente y juvenil. Si su presencia ha acaparado toda la atenci¨®n no ha sido responsabilidad suya sino de los medios que, de manera irritante, solo advierten su presencia e ignoran la de j¨®venes activistas de Angola o de la Amazonia.
Todos contaminamos. Entre otras cosas, porque no sabemos c¨®mo movernos, disfrutar, estar en casa o trabajar sin contaminar, pero hay que disminuir el impacto individual en la medida de lo posible. Hay personas que se sienten agredidas cuando se les conmina a no viajar tanto en avi¨®n, o se les insin¨²a que se puede elegir otro tipo de ocio que no sea un crucero, hay personas que compran ropa para tirarla a los dos meses, las hay que presumen de la baratura de un modelito sin tener en cuenta de d¨®nde procede, cu¨¢nto contamina su producci¨®n, cu¨¢ntas vidas esclaviza. Y hay quien afirma que el compromiso individual no arregla nada, que es pueril, como de ecologista de sal¨®n, que la ¨²nica salida es la presi¨®n a los acuerdos internacionales. En mi opini¨®n, esa exigencia pol¨ªtica a los estados ya no puede estar exenta de un cambio sustancial en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Adoro a Harrison Ford, pero es insostenible que aparezca en unas im¨¢genes informativas calificado (no s¨¦ por qu¨¦) de valiente por su defensa del planeta y en otras del coraz¨®n celebr¨¢ndosele su colecci¨®n de jets privados, helic¨®pteros y avionetas. Es probable que Nueva York albergue una cantidad notable de detractores de Trump, pero no parecen advertir la contradicci¨®n entre esa posici¨®n pol¨ªtica y las toneladas de basuras que arrojan a las calles, o esa costumbre habitual de encender el aire acondicionado para contrarrestar una calefacci¨®n asfixiante.
No es necesario que los l¨ªderes ecologistas sean puros o coherentes al extremo, es imposible en este sistema, pero el asunto es tan crucial que necesitamos discursos a la altura de esta causa, que nos animen a sumarnos con palabras y con hechos.
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